Nota de Opinión
Por: Alberto Rosujovsky (*) (para Crónica Ferroviaria)
Bajo el efecto del envejecimiento y de las solicitaciones soportadas por acción del trafico, los componentes de la superestructura de vía se degradan a un ritmo y en función de criterios que le son propios.
El envejecimiento del riel es principalmente sensible al tonelaje acumulado soportado que se traduce en desgaste, sobre todo en las curvas de radio reducido y por multiplicación de defectos internos y/o de superficie.
El envejecimiento en durmientes de hormigón puede presentar localmente averías puntuales tales como fisuras y desprendimientos, averías que pueden igualmente referirse a su sistema de fijaciones.
El envejecimiento del balasto genera desgaste bajo el efecto de las cargas soportadas y de las operaciones de bateado mecanizado (fenómeno de atrición) conduciendo a una "contaminación" progresiva. Esta atrición le hace perder progresivamente sus cualidades físicas reduciendo la eficacia del bateado, resultando difícil cuantificar su duración de vida en términos de edad o de tonelaje.
El envejecimiento de los aparatos de vía (ADVs) está directamente ligado a las solicitaciones soportadas por el tráfico y maniobra de las agujas, que requiere una atención particular de los elementos mecanizados y móviles. En los ADVs sobre durmientes de madera, las condiciones climáticas y el tráfico influyen sobre el envejecimiento que depende del tipo de madera utilizada.
Muchas veces sobre una línea los componentes de la vía (rieles, durmientes, balasto,etc.) están sometidos a solicitaciones importantes debido al trazado geométrico y no tienen los mismos ciclos de degradación y envejecimiento que sobre una línea clásica, por lo tanto, el mantenimiento se debe adaptar y tomar en consideración los parámetros que influyen en el envejecimiento de los elementos y su renovación deben programarse sobre la base de criterios de evolución específica de cada componente.
(*) Director de la Escuela de Ingeniería Ferroviaria de la FIUBA desde el año 2013