Cartas de Lectores
Señor
Director de Crónica Ferroviaria:
Me
dirijo a usted desde la República Oriental del Uruguay, a fin de hacerle
conocedor de un hecho bochornoso acaecido días pasados, y que lamentablemente
involucra al patrimonio ferroviario uruguayo, más concretamente a la locomotora de vapor Henschel Clase V Nº 158.
Esta
locomotora a vapor fue parte de la última compra de locomotoras por el Estado
uruguayo en el año 1950, estéticamente muy similares a las del Ferrocarril General Urquiza serie 3000, salvo que las uruguayas (cinco unidades) contaban con
deflectores de humo tipo Witte.
Al
ser dadas de baja, fue la Nro. 158 la última en abandonar los servicios, a
fines de los 70. Luego de ello pasó a formar parte de un museo situado al lado
de la Estación Central de Montevideo, el cual desaparece a fines de los 80 y
dicha locomotora encuentra cobijo en los Talleres del ferrocarril en el barrio
Peñarol, siendo este ejemplar el único sobreviviente de la serie.
El
pasado miércoles, ante la atónita mirada de vecinos y aficionados, la
locomotora fue retirada de talleres para ser expuesta como maceta en el nuevo
estadio del club Peñarol. Se sabía que este club tenía intenciones de llevar
una locomotora como "emblema" de su génesis para adornar su estadio,
incluso varios aficionados entendidos en el tema habían sugerido que se llevase
la locomotora Nº 101, una Beyer Peackoc de 1907, de construcción inglesa,
traída al país por el CUR (Central Uruguay Railway) y que en sus orígenes
quemaba carbón, de esta manera se mantenía una línea con el origen del club, y
lo más importante...era una locomotora irrecuperable con faltantes, de una
serie que se conservan varias y que por lo tanto su valor como pieza histórica
no era considerable en relación a otras.
Ahora
bien, ¿cómo se llega a esta decisión?. ¿Qué fue lo que llevó a la indignación y
protesta de vecinos de los talleres y aficionados al ferrocarril, así como
asociaciones preservacionistas?. La toma de la decisión de ceder a la Henschell
se hizo sin consultar a nadie que tuviese conocimiento del tema, no se informó
a Comisión de Patrimonio, "casualmente" el señor Fernando Valls,
secretario general de la Administración Ferrocarriles del Estado es también
directivo y reconocido hincha del club Atlético Peñarol, y fue uno de los
impulsores de la medida.
Nadie
ha podido explicar el por qué se llevaron una locomotora que no tiene
absolutamente nada que ver con el génesis de ese club de fútbol, solamente la
eligieron porque de las que fueron a ver era la de mejor estética y la de mayor
tamaño. Incluso para llevarla sufrió destrozos, ya que le cortaron la barra de
acople del ténder con soplete para no pasar trabajo quitando pernos, así como
golpes grandes en la cabina al ser empujada ya sin tender por una locomotora
diésel.
Lo
peor del caso, era una locomotora recuperable que podría haber vuelto a
funcionar y que esperaba formar parte de un futuro museo ferroviario que este
mismo directorio paradógicamente había hablado de crear, incluso citando a
actores y asociaciones relacionadas al tema y creando un inventario.
Pero
lamentablemente el poder, el fanatismo y el oscurantismo político, sumado al
amiguismo, pudieron más, en tiempo récord (a las asociaciones preservacionistas
les lleva años gestionar la cesión de material rodante) la V 158 estaba tirada
al lado del futuro estadio, como triste muestra de la vanidad de aquellos que
anteponen sus intereses a los del pueblo, quién es el que los pone en el lugar
donde están y les paga el sueldo.
Evidentemente,
la noticia llegó a los medios, quienes se hicieron eco de la molestia de
aficionados, vecinos e instituciones amigas del ferrocarril. El señor Valls, al
ser entrevistado, deslindó responsabilidades, aunque dio su voto positivo. En
un pasaje de la entrevista afirma que
"la mitad del país es de Peñarol", a lo que el periodista replica:
"pero la mitad del país no es dirigente de Peñarol como usted", a lo
que no le quedó más que responder con un "No".
Indigna
que el señor Valls no se haya abstenido como éticamente debió haberlo hecho por
su relación con el club al que cedían el bien; indigna que se haya hecho todo
"bajo cuerda" para que ninguna asociación preservacionista pudiese
reaccionar a tiempo; indigna que cuando se consultara sobre si realmente la
Nro. 158 se iba a ir, se contestara a los aficionados tomándoles el pelo como
lo hizo el presidente de la Administración Ferrocarriles del Estado (A.F.E.).
Lamentablemente,
el desacertado accionar de estos funcionarios públicos, ya que el presidente de
AFE, señor Fredy Rodríguez, también es responsable de este acto, condenaron a
una pieza única en el mundo a la función de maceta en un lugar donde no será
apreciada por lo que es, una reliquia que con sus pistonazos y golpes de biela ayudó
al crecimiento de un país que desgraciadamente se olvida de ello, con una
Comisión de Patrimonio que dormita mientras otros hacen y deshacen los pocos
emblemas del pasado que lograron evitar la topadora y el soplete.
Saludos
desde el otro lado del charco.
Mauro Basignani
N.
de la R.: Señor Basignani: Lamentablemente en todos los países de este lado del
mundo, el sistema de transporte ferroviario es dejado de lado, a la vez que
tratan, mentes muy pequeñas, de querer borrar lo poco que queda del pasado
histórico para muestras de las futuras generaciones. Cuente con nosotros en la
lucha de la recuperación del acervo histórico ferroviario. Estamos a su
disposición para divulgar todas estas tremendas anomalías. Y si le cabe como
consuelo, aquí en la Argentina hace años le dieron también al Club Atlético
Ferrocarril Oeste una locomotora a vapor para poner como monumento en su
estadio. Bueno, la misma cuando había partidos era usada como baño. Una
vergüenza.