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24 de julio de 2024

Tierra del Fuego: “Quique” Díaz, alma mater del tren del fin del mundo

Trenes Turísticos

Enrique “Quique” Díaz, impulsor esencial de la recuperación en los ’90 del Tren del Fin del Mundo, compartió parte de la historia de tan emblemático símbolo de la provincia, hoy convertido en uno de los principales atractivos de la región.

El Tren del Fin del Mundo, localizado en el Parque Nacional Tierra del Fuego, es claramente uno de los principales atractivos turísticos de Ushuaia. Esta joya histórica y cultural debe su renacimiento a la dedicación y visión de Enrique “Quique” Díaz, un hombre cuya pasión por su tierra y determinación lo llevaron a transformar un sueño en una realidad tangible.

Enrique Díaz, conocido como “Quique”, fue oficial de la Marina Mercante en el rubro de comunicaciones antes de aventurarse en el mundo empresarial. En 1987, fundó la agencia marítima Tranex, la cual se encargaba de mover el 95% de la carga que llegaba a Tierra del Fuego desde el lejano oriente y el Mar del Norte en Europa.

Este negocio prosperó bajo su dirección hasta que las empresas navieras extranjeras, al percibir el gran potencial del mercado, decidieron tomar el control sin considerar el conocimiento local que Díaz poseía. Este movimiento resultó en un fracaso para las navieras, pero dejó a Quique sin su agencia.

Fue en este momento de adversidad cuando Díaz decidió invertir toda su energía y recursos en el proyecto del Tren del Fin del Mundo. “Había empezado el tren y habrá sido un año de comienzo del tren cuando perdí las agencias y ahí me dediqué con todo al tren. 100% de mi lucha hacia la construcción del tren”, comentó Díaz por FM Master’s, evidenciando su determinación y compromiso con la región.

Díaz había acumulado una considerable fortuna con su agencia marítima, la cual decidió invertir en el Banco Tierra del Fuego en lugar de trasladar sus fondos al exterior. Su motivación para este proyecto era clara: “Buscaba un proyecto que sea original. En realidad, la idea del tren me la comentaron y yo la tomé porque sabía que no iba a tener competencia. Esta es la realidad de por qué elegí el tren”.

La idea de revitalizar el Tren del Fin del Mundo surgió de su experiencia y observaciones durante sus viajes internacionales, donde había conocido diversos ferrocarriles turísticos. Sin embargo, el camino no fue fácil, y muchos en su círculo cercano consideraron su proyecto como una locura: “Fue una aventura un poco exagerada para mí solo, eso fue un error, pero nadie tampoco me quería acompañar. Ni siquiera mi círculo más íntimo. Muchos pensaban que estaba loco”.

A pesar de las dificultades y la falta de apoyo inicial, Díaz siguió adelante con su proyecto. Su visión no se limitaba solo al ámbito turístico, sino que estaba impulsada por un fuerte sentido de responsabilidad social y comunitaria. “Voy a decir algo que mucha gente lo usa ideológicamente y no lo aplica. Yo sí leí el libro Las Venas Abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano. No es necesario hacer discursos, ni apología de esto en cada momento, en cada charla. Uno tiene que tener la conciencia propia que en el momento que a uno le toca, tiene que cumplirlo. Nada más que para quedar bien conmigo mismo. Ese fue el tema y de lo cual me siento orgulloso” compartió el pionero.

El proceso de construcción del tren fue arduo y demandante. Díaz y su equipo se dedicaron a fabricar casi todo localmente, importando solo una locomotora del extranjero. Trajeron ingenieros internacionales para impartir su conocimiento técnico, como John McMahon, quien terminó casándose con una fueguina y estableciéndose en Argentina. “Construimos acá todo. Todo. Esa fue la idea. Compré una sola locomotora afuera, pero la idea fue traer ingenieros de afuera para que vuelquen su conocimiento técnico en el desarrollo técnico que nos faltaba” relató a continuación.

Hoy en día, “Quique” Díaz mira hacia el futuro con optimismo, especialmente hacia la Antártida, considerando la posición estratégica de Ushuaia: “La posición que tiene Ushuaia es privilegiada, todo lo que viene va a estar relacionado con la Antártida, porque es el futuro, va a ser un foco de lucha internacional porque todos van a querer tener un acceso ahí. Todo lo relacionado a turismo, a provisión, a reciclaje de basura, todo lo que va a mover la Antártida va a ser infernal”.

Díaz vislumbra un futuro donde la Antártida será un punto de interés no solo turístico, sino también económico y científico, debido a su potencial en recursos naturales y la creciente investigación en la región: “Esto va mucho más allá del turismo. Dentro de no mucho tiempo yo creo que van a empezar a husmear sobre la parte de petróleo, de gas, de investigación científica y de posesión”.

La historia de Enrique Díaz y el Tren del Fin del Mundo es un testimonio de la pasión, la resiliencia y la visión de un hombre decidido a dejar un legado perdurable en su tierra. Su dedicación no solo revitalizó un símbolo histórico, sino que también abrió las puertas a nuevas oportunidades y desarrollos para Ushuaia y Tierra del Fuego.UshuaiaNoticias.com

18 de febrero de 2021

De Gales a toda la Argentina: Una vida de pasión por los trenes

Diálogos ferroviarios

Diario Hoy dialogó con el ingeniero Shaun Mc Mahon, especialista del INTI en vapor moderno y en operación e ingeniería ferroviaria. Sus comienzos, los viajes y la llegada al país de la mano de Livio Dante Porta, un emblema del sistema ferroviario nacional.

Cuando llegué la primera vez en julio de 1998, a pedido de la empresa Tranex y el ingeniero Livio Dante Porta, nunca había escuchado castellano en mi vida”, le confesó a diario Hoy Shaun Mc Mahon, experto en vapor moderno e investigador del INTI.

El argentino Porta, fallecido en 2003, fue un legendario diseñador de locomotoras conocido a nivel mundial por sus aportes al sector ferroviario. Fue quien eligió a Mc Mahon como su discípulo para trabajar en el país.

Ing. Shaun Mc Mahon

Desde su labor en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), el profesional de Reino Unido colaboró en la reactivación del Ferrocarril Austral Fueguino (FCAF), tras 266 días sin funcionar como consecuencia de la pandemia.

“Tuvimos una inspección completa planificada desde INTI-Mecánica para el año 2020, incluyendo cada aspecto de las locomotoras (vapor y diésel), coches de pasajeros, instalaciones de ingeniería incluyendo los talleres y maquinaria fija, etc. También vía y obra, puentes e ingeniería civil en general”, expresó.

—¿Realizan ese mismo trabajo en otros trenes del país?

—Desde el INTI estamos involucrados en todo el sistema ferroviario del país y casi en cada área. Por el momento, el FCAF de Ushuaia es el único por donde hacemos absolutamente todo, es decir, cada aspecto de un ferrocarril completo (todo en uno) y, aparte de ser una responsabilidad muy grande, también actúa para el INTI como un buen entrenamiento para personal, en relación a otros ferrocarriles donde no hacemos todo, pero profundizamos en ciertas áreas.

Por ejemplo, desde 2018 estamos trabajando con el sistema de ATS para todo el Área Metropolitana de Buenos Aires, utilizando el Tren de la Costa para empezar como base de referencia debido a su aislamiento del sistema nacional.

—Usted es un experto en vapor moderno, ¿cómo nace su pasión por este oficio?

—En 1975, a los nueve años, me encontré con el ferrocarril de Ffestiniog en el norte de Gales. La estación Tan y Bwlch. Fui caminando solo por las colinas del parque nacional y me encontré la estación. Vi varios trenes en la estación ese día y me fascinaron, especialmente las locomotoras de trocha angosta de dicho ferrocarril, y así nació mi pasión.

Empecé como voluntario en 1976 trabajando en el kiosco vendiendo libretas y postales, y luego el mismo año limpiando los coches de los pasajeros a la mañana en la estación Porthmadog. Quería ser maquinista y, con 12 años, en julio de 1978, fui a los talleres de Boston Lodge para presentarme como voluntario. Para subir a las locomotoras era necesario tener 16 años, y con solo 14 años tuve que “in­ventar” mi edad. En agosto de 1980 fui elegido por el gerente técnico para ser foguista. Recibí el oficio de maquinista el 17 de agosto de 1988, a los 22 años, y el mismo año recibí mi título de ingeniero en la universidad también.

Comencé en la universidad full time en Bangor en 1983. Debido a los años duros de Margaret Thatcher en el poder como primera ministra del Reino Unido (1979-1990) y sus recortes para el sector público, sufrimos años difíciles, pero a fines de 1984 el mismo ferrocarril del Ffestiniog me ofreció un puesto como becario de Ingeniería profesional, y entré a la empresa el 7 de enero de 1985. Salí del país en agosto de 1994 para tomar el puesto de codirector del Departamento de Ingeniería Mecánica de Alfred County, en Sudáfrica.

—¿Cómo llega a la Argentina?

—En 1995, Porta me ofreció un puesto como su asistente dentro del proyecto de uso racional de la energía y transporte en Cuba, pero no pude aceptar debido a mis responsabilidades dentro del ferrocarril en Sudáfrica. En 1997, la empresa Tranex Turismo y Porta hicieron contacto directo con respecto al estado de su ferrocarril en Ushuaia y el desarrollo de un proyecto de tren entre la estación Plaza Constitución en CABA y Mar del Plata. La empresa necesitaba un ingeniero en jefe que podría ser gerente técnico y operativo en cada proyecto, y preguntaron a Porta a quién consideraba como el mejor en el mundo para el puesto.

Porta me recomendó debido a mi experiencia dentro del mundo del vapor moderno y también mis previos puestos como supervisor y gerente en empresas de más de un país. Llegué a Argentina por primera vez el domingo 19 de julio de 1998 y me quedé por casi 4 semanas para evaluar cada aspecto de la empresa y su ferrocarril en Ushuaia. Hoy en día tengo la responsabilidad de seguir todos los proyectos de Porta y también enseñar a nuevos ingenieros dentro del mundo del vapor moderno.

Desafíos para 2021

Consultado sobre las tareas programadas para este año, el especialista recalcó, entre muchos proyectos, los siguientes:

-Seguir con el proyecto ferroviario comunitario y turístico de Ayacucho.

-Continuar con el desarrollo y llevar a la ­fabricación la Máquina Vapor Moderna (MVM) 150, para el uso como prototipo en varias partes del país.

-Terminar el generador a vapor moderno “Máquina Misiones” para Ayacucho.

-Seguir con el desarrollo y llevar a producir el prototipo de la MVM 1300, anteriormente conocida como la “Máquina Formosa”.

-Avances con la Junta Nacional para Calderas y Recipientes a Presión en todo el país. 

-Continuación del proyecto MVM X10 en Salta, junto con el INTI de esa provincia y la Universidad Nacional de Salta.Fuente:DiarioHOY.com