Exterior
El gobierno de Macron acaba de hacer público el “informe Spinetta”.
Se trata de un estudio elaborado por el empresario Jean-Cyril Spinetta, actual presidente de la aerolínea Air-France, cuyo objetivo explícito es la destrucción del sistema actual de transporte ferroviario. Entre los lineamientos de dicho informe se encuentra el proyecto de abrir la empresa estatal de trenes SNCF a la privatización, la tercerización y la libre competencia empresarial. Además, este supuesto plan de modernización implica el aumento de tarifas para los usuarios, junto con la supresión de 5.000 puestos de trabajo, con la eliminación del actual convenio colectivo del sector y el cierre de más de 9.000 kilómetros de vías ferroviarias correspondientes a trayectos juzgados como demasiado “poco rentables”. En resumen, miles de trabajadores se quedarán en la calle, habrá una creciente precarización laboral para los que mantengan su empleo y se impondrá el aislamiento de enormes sectores rurales del país que dependerán de los buses “Macron” como único medio de transporte. Se trata de un escandaloso saqueo a una de las principales empresas del Estado francés para ganancia de unos pocos capitalistas, en detrimento de miles de trabajadores y usuarios.
Para acompañar este plan de privatización, el gobierno ha lanzado una campaña de demonización de los trabajadores ferroviarios, acusándolos de ser privilegiados que “ganan demasiado” y cuestan “demasiado caro” al Estado. Quieren de esta forma aislarlos de otros sectores de trabajadores, para justificar y avanzar con el saqueo neoliberal a un transporte público que consideran deficitario.
Como declarara el primer ministro Édouard Phillipe, el gobierno planea recurrir a las ordenanzas (que ya han utilizado para aprobar la reforma laboral y el estado de emergencia) para hacer pasar los principales puntos del informe Spinetta antes del verano. En el mismo sentido, Macron ha señalado que se encuentra determinado a realizar esta reforma estructural y que no se detendrá hasta lograr su aplicación definitiva.
Ningún diálogo social: la lucha está en las calles
Por su parte, la ministra de transporte, Elisabeth Borne, ha llamado al diálogo social y a la concertación con las centrales sindicales (CGT, UNSA, SUD-Rail, CFDT y FO), apelando a la “responsabilidad” de los sindicalistas, para evitar el movimiento de huelga que podría desencadenarse. Recordemos que, en el año 1995, el entonces ministro Alain Juppé (actual alcalde de Bordeaux) tuvo que retroceder en su plan de reforma ferroviaria debido a la gran huelga que paralizó las vías de Francia durante tres semanas enteras. Teniendo en cuenta este antecedente, Philippe Martinez, secretario general de la CGT, ha anunciado que están dispuestos a realizar “un mes de huelga” y su sindicato ya ha lanzado la convocatoria a un paro con movilización para el jueves 22 de marzo, sumándose a la jornada de lucha prevista por los funcionarios públicos (como son conocidos los trabajadores estatales), quienes también se encuentran en conflicto ante la amenaza de despidos en el sector y de la eliminación del estatuto del funcionario público. A su vez, los sindicatos ferroviarios también han previsto una reunión intersindical previa para el jueves 15 que debería decidir el comienzo de un plan de lucha y de una huelga nacional unitaria.
Sin lugar a dudas, el ataque del gobierno a la SNCF constituye una ofensiva brutal que se enmarca dentro de un plan de ataque global al conjunto de los trabajadores y de todos los sectores oprimidos y explotados. Es por eso que es necesario unir las luchas que se encuentran en curso, dando una perspectiva política unificada para hacer retroceder al gobierno de Macron y frenar la ofensiva reaccionaria global. Es por eso que es necesario confluir en una gran jornada de lucha nacional contra el gobierno masificando la convocatoria del 22 de marzo. Los sindicatos deben convocar a la huelga general para unificar en las calles a todos los sectores en conflicto, rechazar las propuestas de diálogo social y de concertación que propone el gobierno, que son una trampa para matizar el descontento social y frenar y dividir las luchas. Es por eso que es necesario exigirles a las centrales sindicales la continuidad de un plan de lucha rechazando estas instancias de “diálogo”, porque no hay nada que discutir con Macron: hay que enfrentarlo en las calles.NuevoMás.com
El gobierno de Macron acaba de hacer público el “informe Spinetta”.
Se trata de un estudio elaborado por el empresario Jean-Cyril Spinetta, actual presidente de la aerolínea Air-France, cuyo objetivo explícito es la destrucción del sistema actual de transporte ferroviario. Entre los lineamientos de dicho informe se encuentra el proyecto de abrir la empresa estatal de trenes SNCF a la privatización, la tercerización y la libre competencia empresarial. Además, este supuesto plan de modernización implica el aumento de tarifas para los usuarios, junto con la supresión de 5.000 puestos de trabajo, con la eliminación del actual convenio colectivo del sector y el cierre de más de 9.000 kilómetros de vías ferroviarias correspondientes a trayectos juzgados como demasiado “poco rentables”. En resumen, miles de trabajadores se quedarán en la calle, habrá una creciente precarización laboral para los que mantengan su empleo y se impondrá el aislamiento de enormes sectores rurales del país que dependerán de los buses “Macron” como único medio de transporte. Se trata de un escandaloso saqueo a una de las principales empresas del Estado francés para ganancia de unos pocos capitalistas, en detrimento de miles de trabajadores y usuarios.
Para acompañar este plan de privatización, el gobierno ha lanzado una campaña de demonización de los trabajadores ferroviarios, acusándolos de ser privilegiados que “ganan demasiado” y cuestan “demasiado caro” al Estado. Quieren de esta forma aislarlos de otros sectores de trabajadores, para justificar y avanzar con el saqueo neoliberal a un transporte público que consideran deficitario.
Como declarara el primer ministro Édouard Phillipe, el gobierno planea recurrir a las ordenanzas (que ya han utilizado para aprobar la reforma laboral y el estado de emergencia) para hacer pasar los principales puntos del informe Spinetta antes del verano. En el mismo sentido, Macron ha señalado que se encuentra determinado a realizar esta reforma estructural y que no se detendrá hasta lograr su aplicación definitiva.
Ningún diálogo social: la lucha está en las calles
Por su parte, la ministra de transporte, Elisabeth Borne, ha llamado al diálogo social y a la concertación con las centrales sindicales (CGT, UNSA, SUD-Rail, CFDT y FO), apelando a la “responsabilidad” de los sindicalistas, para evitar el movimiento de huelga que podría desencadenarse. Recordemos que, en el año 1995, el entonces ministro Alain Juppé (actual alcalde de Bordeaux) tuvo que retroceder en su plan de reforma ferroviaria debido a la gran huelga que paralizó las vías de Francia durante tres semanas enteras. Teniendo en cuenta este antecedente, Philippe Martinez, secretario general de la CGT, ha anunciado que están dispuestos a realizar “un mes de huelga” y su sindicato ya ha lanzado la convocatoria a un paro con movilización para el jueves 22 de marzo, sumándose a la jornada de lucha prevista por los funcionarios públicos (como son conocidos los trabajadores estatales), quienes también se encuentran en conflicto ante la amenaza de despidos en el sector y de la eliminación del estatuto del funcionario público. A su vez, los sindicatos ferroviarios también han previsto una reunión intersindical previa para el jueves 15 que debería decidir el comienzo de un plan de lucha y de una huelga nacional unitaria.
Sin lugar a dudas, el ataque del gobierno a la SNCF constituye una ofensiva brutal que se enmarca dentro de un plan de ataque global al conjunto de los trabajadores y de todos los sectores oprimidos y explotados. Es por eso que es necesario unir las luchas que se encuentran en curso, dando una perspectiva política unificada para hacer retroceder al gobierno de Macron y frenar la ofensiva reaccionaria global. Es por eso que es necesario confluir en una gran jornada de lucha nacional contra el gobierno masificando la convocatoria del 22 de marzo. Los sindicatos deben convocar a la huelga general para unificar en las calles a todos los sectores en conflicto, rechazar las propuestas de diálogo social y de concertación que propone el gobierno, que son una trampa para matizar el descontento social y frenar y dividir las luchas. Es por eso que es necesario exigirles a las centrales sindicales la continuidad de un plan de lucha rechazando estas instancias de “diálogo”, porque no hay nada que discutir con Macron: hay que enfrentarlo en las calles.NuevoMás.com