EXTERIOR
A pesar de las múltiples
declaraciones oficiales insistiendo en la seguridad del tendido ferroviario
español y en que no hubo fallos del sistema que provocaran el accidente del
tren de Santiago de Compostela del pasado 24 de julio, el Ministerio de Fomento
ha puesto en marcha todos sus operativos para analizar el funcionamiento de la
red y tratar de mejorar al máximo la seguridad. En estos momentos hay dos
comisiones en marcha para que una tragedia de estas características, que costó
la vida a 79 personas, no pueda repetirse. Y dos entidades, Renfe y Adif
(Administrador de Infraestructuras Ferroviarias, dependiente del Fomento),
revisan sus protocolos de actuación y estudian los distintos sistemas de
seguridad del ferrocarril.
La comisión creada ad hoc
por Fomento para analizar el sector ferroviario celebró ayer su primera reunión
y ha recibido el encargo de elaborar, en el plazo de seis meses, un informe no
vinculante que incluya las recomendaciones que se consideren pertinentes. Esta
comisión, de carácter técnico, no analizará lo sucedido en Santiago sino que
hará una valoración global del sector y comparará España con otros países del
entorno. En el estudio de lo sucedido con el tren siniestrado está trabajando
otro grupo, la Comisión
de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAF), adscrita a Fomento y creada
en 2007 por el Ejecutivo socialista cuando era ministra del ramo Magdalena
Álvarez.
La nueva comisión de Ana
Pastor está formada por 11 personas más un secretario que representa al
ministerio. El presidente, Ignacio Barrón, es director del departamento de
Viajeros, Alta Velocidad y Estaciones y coordinador para Latinoamérica de la Unión Internacional
de Ferrocarriles (UIC). “Nos parece oportuno hacer estos planteamientos dentro
de un sector tan complejo como el del ferrocarril”, declaró ayer tras concluir
la primera reunión. Para la elaboración del informe pedirán la colaboración de
expertos externos y contarán también con la ayuda de representantes de Renfe y
Adif, según informó Barrón.
“Margen de mejora siempre
hay”, reconoció el presidente ante los periodistas. “Pero también hay que ser
razonables con las fórmulas para mejorar las cosas atendiendo a los medios
existentes. No todas las ciudades de España pueden tener metro, por ejemplo”.
Aseguró que, en general, el sistema ferroviario español tiene un alto nivel y especificó
que no se trataba de ser “especialmente ácidos en ningún detalle” sino de
valorar el sistema como se hace en otros países.
Los miembros de la
comisión se reunirán una vez al mes a partir de ahora hasta concluir el
informe, cuya presentación está prevista para febrero de 2014. Son en su
mayoría ingenieros —cuatro de caminos, canales y puertos, uno de ingeniería
mecánica, dos industriales, uno de telecomunicaciones y un doctor por la Escuela Técnica
Superior de Ingeniería— que trabajarán junto a dos físicos.
Aunque no se analice el
accidente de tren del pasado 24 de julio, el informe sí incluirá un análisis de
los sistemas de seguridad existentes y de los modelos de señalización y frenado
automático. El convoy siniestrado, que no podía superar los 200 kilómetros por
hora entre Ourense y Santiago, no contaba en ese tramo con un sistema que
controlara de forma automática la velocidad en ruta y que pudiera frenar si el
maquinista se excedía los límites máximos de cada tramo. La velocidad dependía
única y exclusivamente de un solo maquinista y de que este respetara las
indicaciones de su hoja de ruta.
La CIAF, que se centrará en el accidente, hará público
otro informe técnico no vinculante en el plazo máximo de 12 meses. Lo elaborará
un equipo de investigación y después tendrá que ser aprobado por el pleno,
integrado por un presidente, tres ingenieros, un experto en seguridad y
circulación ferroviaria y otro en explotación de servicios ferroviarios.
Basándose en las
conclusiones preliminares de la
CIAF, Fomento informó el viernes pasado de que Adif iba a
poner en marcha un sistema de control y frenado automático en distintos tramos
del sistema ferroviario que se consideren de riesgo. Según la entidad, en la
curva del accidente —en la que además se ha reducido la velocidad máxima de 80 a 30 kilómetros por
hora—, ya está funcionando un sistema de señalización y frenado automático
basado en balizas ante excesos de velocidad.ElPaís.es