Ante la posibilidad cierta del regreso de algunos trenes de pasajeros, de acuerdo a los tiempos políticos y económicos en que se decida, hay una pregunta de los ciudadanos: ¿qué seguridad habrá en los pasos a nivel dentro y fuera de la ciudad? La respuesta no es fácil.
Estación SANTA FE
Todos sabemos que en tiempos pasados, el ferrocarril disponía el cruce de los trenes en pasos a nivel con barreras, alarmas y la cruz de San Andrés. Pues bien, en la ciudad de Santa Fe -por ejemplo- desapareció la figura del guardabarrera, aunque en Buenos Aires en algunas líneas se mantiene. Hoy intervienen banderilleros, en medio de una situación precaria e insegura que no ofrece garantía de protección. Es evidente que este último servicio se creó a raíz del alejamiento masivo del personal ferroviario, ya que en 1992 se fue desmantelando la empresa estatal, en donde los retiros voluntarios gestaron un verdadero caos en el desenvolvimiento de los trenes. Lógicamente que la seguridad funcionó mientras el sistema hombre-barrera estaba en vigencia, en las decenas de pasos a nivel existentes, aunque a veces por la condición humana que prevalecía en esa norma se producían fallas. Pero fue la manera más óptima, con el 90% de seguridad, luego incorporada al Reglamento Técnico Operativo de todos los ferrocarriles.
En el historial ferroviario -en el servicio prestado-, en lo que atañe a la ciudad y región, los accidentes no tenían la magnitud muchas veces observada y que aún se observa en distintas rutas provinciales o nacionales al paso del tren, cuya seguridad está brindada por las alarmas y señales lumínicas donde están instalada. Además, está la apoyatura de la locomotora piloto que debe -y siempre lo practica- hacer sonar su silbato con insistencia, entre los 700 a 900 metros antes de esos cruces, y que se repiten circulando ya dentro del radio urbano, por la desaparición de las barreras, disminuyendo la velocidad tanto en rectas como en curvas. Las violaciones a tales reglas han ocasionado numerosos accidentes en todos los tiempos, en donde la primitiva y acertada cruz de San Andrés aún nos dice, quizás con opaca visión: Pare-Mire-Escuche.
La desaprensión de muchos conductores de vehículos, quienes lejos de ser prudentes e incluso con señales lumínicas y alarmas, a las que subestiman, ha ocasionado accidentes que todos lamentamos. Recuerdo que en otros tiempos los pasos a nivel con barreras, alarmas y demás elementos estaban a cargo de las respectivas empresas ferroviarias. Hoy todo ha cambiado y las responsabilidades jurídicas territoriales son compartidas.
Qué hacer
Debemos considerar que en la actualidad tenemos dos estaciones operables en Santa Fe: la Belgrano casi en el extremo este y con vías de entrada a la ciudad desde los cuarteles de Guadalupe en un itinerario norte-sur con 9 pasos a nivel, y la del Mitre con entrada directa por el oeste -cruzando el Salado-, con escasos y solitarios pasos a nivel. Además se debe contabilizar, aproximadamente, entre 8 a 9 cruces transversales (este a oeste) en la ciudad, atravesados por los trenes del Belgrano Cargas con su línea a Rosario. No obstante existe el proyecto de derivarlos al puerto, con una menor proporción de cruces, pero con una carga destinada al mismo del 10 al 20% de un tren block de 50 ó 60 vagones. El resto debe continuar hacia los puertos de la zona Rosario, al menos mientras persistan los contratos con las firmas cerealeras. No debemos olvidar que están latentes los proyectos Recreo-Santa Fe y el del diputado Pablo Javkin, El Nochero-Santa Fe-Santo Tomé, entre otros, con la creación de la Empresa Mixta Ferrocarriles de Santa Fe SA, recibiendo éste último media sanción en la Cámara de Diputados de la provincia. Sintetizando, tenemos hoy un total de aproximadamente 24 cruces a nivel en la ciudad, lo que obliga a estudiar un plan ferrourbanístico. Pero lógicamente -como se habló en la reunión del 27 de agosto pasado con el intendente Ing. Mario Barletta en la presentación de los proyectos ferroviales- hay mucho por hacer y modificar en un asunto tan delicado como es la convergencia de los distintos transportes en el tejido urbano de Santa Fe y su entorno.
A futuro
Los proyectos ferrourbanísticos a futuro -diría casi inmediatos- deben ser consensuados con políticas que trasciendan los tiempos de gobierno que se sucedan. Santa Fe debe reclamar ayuda económica al gobierno nacional a través del Ministerio de Planificación o al Banco Interamericano de Desarrollo, para sustentar y aplicar, razonablemente, un plan urbano por el cual los trenes puedan incursionar libremente y sin riesgos para servir a la comunidad.
La mayoría defendemos al ferrocarril; pero hay criterios y opiniones que lo quieren lejos, para no interferir en el tráfico urbano-automotor, desenfrenado y anárquico. Con raciocinio sepamos armonizar a ambos. Si el ferrocarril se debe alejar por una lógica urbana, hay otro ferrocarril que pide entrada en la ciudad como lo es en todas las urbes del mundo, en especial para todos los trenes de pasajeros. No midamos costos en alarmas, barreras automáticas, puentes, comandos a distancia o soterramiento. Si queremos apostar a una ciudad coherente en esta materia, ¿por qué dejar para más adelante lo que se puede realizar en un plazo razonable, reconociendo que nuestro actual intendente rompió la inercia de años anteriores?; pero el Estado provincial debe involucrarse más en este tema, en el que parece no participar activamente.
Los ciudadanos seguirán exigiendo a las autoridades políticas de hoy y de mañana un trazado urbano en tal sentido, que sea seguro y sustentable en el tiempo, en que el ferrocarril transite en libertad sin interferencias, porque es el único transporte que tiene su propia senda, sin bloquear a los demás medios masivos de comunicación terrestre.(Fuente: ElLitoral.com - Andrés Alejandro Andreis)