Cartas de Lectores
Señor Director de Crónica Ferroviaria:
Con gran estupor he leído la "denuncia" que el Sr. Mallo,
Delegado de “La Fraternidad”, efectuara
días pasados y publicara Crónica Ferroviaria.
En primer lugar, no sé si se trata de una denuncia formal o simplemente
de un comentario vertido por el Delegado ante los medios, pero para el caso que
no se hubiese formalizado la denuncia, le recuerdo al Sr. Mallo que si
considera que se ejerció alguna acción ilegal, o que mereciera ser investigada
por fraudulenta o deshonesta, formalice la denuncia ante la Fiscalía Nacional
de Investigaciones Administrativas ya que si no lo hiciera y efectivamente
hubiese habido dolo en estos hechos, él seria cómplice del supuesto delito.
La política que ejercieron los sucesivos gobiernos en materia de
transporte en Argentina ha sido errática y a mi modo de ver "errada"
y desde ese punto de vista quizás sea una equivocación haber desafectado esos
terrenos del área ferroviaria, pero si hubiésemos tenido una política de
transporte continuada en el tiempo y al margen de los designios de cada
administración que hemos padecido, probablemente tampoco existiría allí una
playa ferroviaria por haber quedado chica y demasiado próxima a la ciudad, de
modo tal que es muy discutible la conveniencia del lugar como terreno
ferroviario de maniobras o mantenimiento.
La Universidad de San Martin es una de las jóvenes universidades que
llegaron al conurbano bonaerense para compensar el tremendo desequilibrio que
existe en la región, donde muchos jóvenes dejan de estudiar simplemente porque
no pueden viajar durante horas para llegar a las Facultades estatales
tradicionales, como son la Universidad de Buenos Aires o alguna de las sedes de
la Universidad Tecnológica Nacional.
Fue creada durante la Presidencia de Menem, la misma que se encargó de
darle al sistema ferroviario el tiro de gracia con aquella triste frase de
"Yamal que para yamal que cieya." y de la que los sindicatos también
fueron cómplices a mi modo de ver. No es
una Universidad menor,como sugiere el Sr. Mallo, ya que tiene varios logros
científicos que la han posicionado mundialmente, como por ejemplo ISA, la vaca clonada que produce leche
humana.
Cuenta entre sus muchas unidades académicas al Instituto de Tecnología
Ferroviaria, donde actualmente se forman los técnicos que en el futuro podrían
impulsar el desarrollo de un ferrocarril eficiente y moderno en Argentina y no
tiene "escasos diez mil alumnos" como sugiere el Sr. Mallo sino ya
más de veinte mil y en constante crecimiento, la gran mayoría vecinos de la
zona que en caso de no existir la UNSAM verían muy restringidas sus
posibilidades de estudiar.
El Sr. Diego Hernán Sotelo agregó el comentario de que es una
Universidad Nac and Pop, y me gustaría que me aclare qué significa para él ese
término, pues siendo yo arquitecto, recibido hace muchas lunas en la UBA (que
interpreto debe ser también una Universidad Nac and Pop por cuanto es estatal y
gratuita) cuando revalide mi título en Europa quienes me evaluaron me pidieron
que felicitara a mis profesores en Buenos Aires, pues según dijeron,
"tenía un nivel profesional y académico que bien podrían envidiar los
arquitectos europeos". De modo tal, que si se usó la expresión en forma
despectiva es conveniente que le recuerde que está totalmente equivocado.
Actualmente estudio la Tecnicatura en Tecnología Ferroviaria en la UNSAM
y pretendo en breve ingresar en la Especialización en Política y Planificación
del Transporte que se dicta como carrera de Posgrado en la misma Universidad,
por lo tanto, me siento agraviado por la manera despectiva que fue tratada la
UNSAM por parte del Sr. Mallo.
Quiero recordar también que el Sr. Mallo cae en un error al considerar
que se hace un "negocio inmobiliario", pues en el predio desafectado
y entregado a la Universidad no se construirán edificios para la venta, sino
espacios para el estudio, que lejos de ser una especulación inmobiliaria, es
una inversión a futuro, pues invertir en cultura y educación es generar a largo
plazo una mejor calidad de vida para toda la población.
No quisiera pensar que el espíritu que anima al Sr. Mallo y al que
escribió algún otro comentario, se base en la conveniencia de algunos de no
tener un pueblo instruido y prefiero suponer que ambos fueron por
desconocimiento, aunque me permito recordarles que la educación se paga una
sola vez y la ignorancia se paga toda la vida.
Independientemente de las pasiones que este tema pueda generar y de las
que no estoy exento, estoy firmemente convencido de la necesidad de generar una
política de transporte que incluya al tren, planificada y que trascienda a las
administraciones que se sucedan en la Casa Rosada, pues arreglar el inmenso
desastre que supimos conseguir en décadas de olvido y dejadez insumirá mucho
tiempo y el mejor material humano disponible. Atte.
Arq. Horacio
Roberto Domínguez