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17 de abril de 2011

¿EL TREN LLEGA TARDE?. ES CULPA DE LOS PRECIOS DEL COBRE

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Ladrones atraídos por los siderales precios del cobre están creando una pesadilla para los ferrocarriles europeos y provocan trastornos a gran escala, erosionando las ganancias y perjudicando sus reputaciones.

Los operadores están invirtiendo en medidas de seguridad de alta tecnología para impedir los robos del metal, después de que su precio aumentara a más del triple desde principios del 2008, alcanzando más de 9.000 dólares la tonelada.

"Los ferrocarriles en Europa se convierten en cajeros automáticos de cobre cada vez que los precios suben", dijo Franco Fiumara, director de protección corporativa de Ferrovie dello Stato, el operador ferroviario nacional de Italia.

"El número de robos tiene correlación directa. Afecta mucho la infraestructura ferroviaria y últimamente han empeorado mucho", sostuvo Fiumara.

Los ladrones de cobre usualmente operan por las noches, llevándose cables, cajas de señalización y dínamos del corazón del sistema de comunicaciones ferroviarias. La mayor parte del equipamiento de señalización está expuesto y los cables se extienden por cientos de kilómetros, fácilmente accesibles para ladrones que cargan herramientas.

El año pasado, el robo de cables de cobre por todo Europa causó más de 10.000 horas de retrasos y decenas de millones de euros en daños, según dijeron a Reuters cinco operadores ferroviarios. Este año, a pesar del aumento en la seguridad, esperan más de lo mismo.

Entre las nuevas medidas de seguridad se incluyen sobrevuelos en helicópteros de miles de kilómetros de redes ferroviarias, una mayor seguridad a bordo de los trenes, medidas legales contra revendedores de chatarra e investigaciones sobre sustitutos del cobre.


Pero a menos que los operadores se topen con una alternativa viable al cobre, o que el metal pierda suficiente valor como para que deje de ser atractivo para los ladrones, es probable que la guerra se prolongue, y con ella los agotadores retrasos para los usuarios europeos.

500.000 MINUTOS DE RETRASO

Una portavoz del operador ferroviario estatal de Francia, SNCF, dijo que la mayor parte de los 30.000 kilómetros de cables de cobre se encuentra a lo largo de las vías férreas, cubierta por una delgada capa de cemento.

Los ladrones quiebran el revestimiento, cortan el cable y enrollan lo que pueden. A menudo roban de una sola vez cientos de metros de cable, que tiene varios centímetros de espesor.

Perturbar el flujo de la electricidad en el sistema provoca de forma automática una señal roja, que da a entender a los próximos trenes que hay un ferrocarril obstruyendo su avance.

Para cuando el operador ferroviario descubre el problema, a menudo bien entrada la mañana del día siguiente, ya se ha perdido tiempo. Incluso las reparaciones rápidas generan retrasos que repercuten por toda la red.

Cada operador ferroviario mide el daño de forma diferente. E incluso los cálculos más aproximados son alarmantes.

El año pasado en Francia, donde unas 132 millones de personas usaron trenes de alta velocidad, el robo de cobre causó 5.800 horas de retrasos, tres veces la cantidad de 2009. El costo de los daños ascendió a 30 millones de euros, de los 20 millones en 2009.

"Los retrasos se están acumulando y las consecuencias para los pasajeros son muy, muy serias", dijo en una reunión informativa en marzo Natalie Kosciusko-Moriset, ministra de Transporte y Ecología.

Directivos de SNCF se negaron a divulgar un pronóstico de retrasos para el 2011, pero dijeron que la policía había registrado unos 50 hechos de robo de cobre por semana desde principios de año, el triple del índice de 2009.

El panorama no es más alentador en Gran Bretaña, donde National Rail predice que el robo de cobre causará retrasos por unos 500.000 minutos este año, además de los millones de libras esterlinas en daños.

"Es un gran, gran problema para nosotros. Esos retrasos hacen que la gente no llegue a reuniones de negocios, que los comercios pierdan clientes, trastornos para un servicio fundamental del que depende el país", dijo una portavoz.

En Italia, ladrones de cobre robaron una concurrida estación del centro de Roma en enero en un típico incidente, paralizando el tráfico por seis horas en las primeras horas de la mañana. El servicio a Fuimicino, el aeropuerto internacional de Roma, se retrasó una hora.

El año pasado tales incidentes causaron casi 45.000 minutos de retrasos por todo Italia, y en 2011 ya se han registrado 10.000 minutos de retrasos producto de los robos, según dijo el operador a Reuters.

Bélgica fue fuertemente golpeada con 48.000 minutos de retraso, a la vez que el portavoz de la firma ferroviaria estatal de España, Adif, admitió que el robo era un verdadero problema, pero no suministró información alguna.

"Es más fácil robar en líneas locales, porque puedes ir en auto hasta las vías y ponerte a trabajar. Pero es muy peligroso para quienes lo hacen. Hace dos meses nos topamos en las vías con un hombre que se había electrocutado", afirmó un portavoz del operador belga SNCB.

CON LAS MANOS EN LA MASA

En un inusual video de vigilancia exhibido por la policía francesa, se pudo ver a dos hombres encapuchados saliendo de una camioneta blanca aparcada junto al bandejón central de una transitada autopista en medio de la noche.

Valiéndose de herramientas eléctricas, quiebran el revestimiento que alberga los cables de cobre, enrollan toda su extensión y colocan el rollo en la parte trasera de la camioneta. Al final del video, un auto de la policía se detiene junto a ellos, con las sirenas encendidas.

Sin embargo, escasean ejemplos de policías que atrapan a ladrones con las manos en la masa.

Los malhechores trabajan rápido y usualmente dejan la escena del robo antes de que la policía tenga tiempo de reaccionar, para venderles el botín a vendedores de chatarra, que pagan en efectivo y no hacen preguntas sobre el origen del cobre.

Decididos a mejorar sus posibilidades, los ferrocarriles de Italia han unido fuerzas con las empresas de servicios Enel y Telecom Italia para montar un frente común contra los ladrones, reforzando la seguridad por un costo de unos 10 millones de euros al año.

"Como compañía ferroviaria, no podemos hacer más. Para gozar de protección total podríamos haber convertido la red ferroviaria en una suerte de subterráneo, sellándola por completo, pero eso no es posible", dijo Ferrovie dello Stato en un comunicado.

Francia presentó su propio plan de lucha en marzo, prometiendo gastar 40 millones de euros en los próximos 18 meses para combatir el robo en varios frentes, desde vigilancia y prevención hasta financiación de estudios en tecnología antirrobo.

Otra opción es tratar de usar alternativas más baratas como el aluminio, el zinc o fibras ópticas, reflejando una tendencia entre usuarios industriales después de que en febrero la entrega de cobre para tres meses superara la barrera de los 10.000 dólares por tonelada.

Pero ningún sustituto ha podido sustituir la flexibilidad y propiedades de conducción aún, a pesar de su elevado precio. Reemplazarlo con un conductor comparativamente más pobre, como el aluminio, forzaría a los operadores a realizar una costosa renovación, otro factor disuasivo.

(1 dólar = 0,7031 euros)

(Reporte adicional de Marion Douet y Gus Trompiz en París, Ben Deighton en Bruselas y Martin Roberts en Madrid; Editado en español por Marion Giraldo)
Fuente: REUTERS