EMPRESAS
Atados de
pies y de manos y con muy poco margen de maniobra. Así se han encontrado los
técnicos del Ministerio de Fomento cuando la anterior cúpula de Feve se marchó
a finales de enero tras la llegada del nuevo presidente, Marcelino Oreja, y
comenzaron a examinar la desoladora situación económica de la compañía.
Pese al grave
escenario de la empresa ferroviaria, el anterior equipo directivo encabezado
por Ángel Villalba decidió aumentar la inversión para este ejercicio un 22%: de
los 53 millones de euros fijados el año pasado a 65 millones de euros para
2012, según explican fuentes solventes de la cartera dirigida por Ana Pastor.
Y lo peor de
todo es que, aunque el relevo de Villalba por Oreja se anunció oficialmente el
20 de enero en Consejo de Ministros, cuando la nueva cúpula tomo posesión
descubrió que más del 70% de la inversión para todo el año (aproximadamente 45
millones de euros) ya estaba comprometida.
Dinero para
material móvil
La partida
con un mayor aumento era la destinada a material móvil e instalaciones, que
pasó de 11,42 millones de euros en 2011 a 23,24 millones de euros para el presente
ejercicio, mientras que el dinero destinado para obras en línea se mantuvo
prácticamente en el mismo importe: algo más de 33 millones de euros. La
inversión en otros conceptos cayó levemente de 8,6 millones a 6,5 millones.
Este aumento
en inversión en material móvil para 2012 llega justo un año después del
escándalo que se produjo en el presupuesto del año anterior, ya que Feve se
gastó 40 millones de euros en ocho trenes-tranvía para la zona de Avilés y
Langreo que no pueden circular porque no se han ejecutado las obras de la
infraestructuras (ni se prevé hacerlo por falta de presupuesto).
Ahora, este
aumento del 22 por ciento en la partida de la inversión llega en un momento
nefasto para la compañía, que debe desaparecer el próximo 1 de enero y repartir
sus activos entre Renfe Operadora y Adif. Según los últimos datos que hizo
públicos la ministra de Fomento, Ana Pastor, la deuda de Feve supera
ampliamente los 500 millones de euros. De esta cantidad, la compañía adeuda al
Banco Europeo de Inversiones (BEI) 380 millones de euros. Sólo de intereses que
genera este agujero económico paga 19 millones de euros al año.
Y es que las
cuentas de la empresa no cuadran por ningún sitio. Feve perdió el pasado
ejercicio 148 millones de euros: tuvo unos gastos de 193 millones de euros por
apenas unos ingresos de 45 millones. Un portavoz oficial del grupo no hace
comentarios respecto a la gestión del anterior equipo.
Buena parte
de sus ingresos proceden del tradicional negocio de pasajeros. La red de Feve
(que utiliza un ancho de vía diferente al ibérico y al internacional: exactamente
un metro) registró 9 millones de clientes, una cifra insignificante si se
compara con otros negocios como Euskotren, que genera un tráfico de 30 millones
de pasajeros, o los Ferrocarriles de la Generalitat de Catalunya, que alcanzan más de 70
millones de usuarios al año.
Como los
números rojos de 2011 alcanzaron 148 millones de euros y sólo registró 9
millones de pasajeros, el bolsillo de todos los contribuyentes tiene que poner
la diferencia: en total, 16 euros por cada cliente que se sube a un tren de
Feve. Curiosamente, el único área rentable de la compañía son los diferentes
servicios de tren turístico.ElEconomista.es