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10 de abril de 2011

URUGUAY: PASEOS EN TREN AL BARRIO PEÑAROL

Patrimonio: en Semana Santa una visita cada día

La locomotora N° 120, centenaria máquina a vapor que es Monumento Nacional, viajará todos los días de la Semana de Turismo desde la nueva terminal de AFE hasta el barrio Peñarol. En sus vagones de pasajeros conducirá a grupos de visitantes para recorrer, durante más de dos horas, el Museo de la Estación de Trenes, el centenario taller mecánico, las casas de los obreros y las viviendas de los jefes.


Esta recorrida por el patrimonio industrial de la ciudad, en un barrio que aspira a ser catalogado por Unesco como Patrimonio Histórico de la Humanidad, estará disponible desde el sábado 16 al domingo 24 de abril.

El costo del paseo en tren es de $80 y los pasajes pueden ser adquiridos en forma anticipada en la propia estación de Paraguay y Nicaragua desde el martes 12 en el horario de 14 a 18. Con ese boleto al día siguiente los visitantes puede ingresar a la Criolla del Prado.

Una de las particularidades del paseo es que los participantes reciben un souvenir especial: una piedra de carbón de coque (o mineral) que lleva atada una cartulina con la explicación de que la máquina de vapor y el ferrocarril son hijos de las minas de carbón. El País Digital

23 de noviembre de 2010

URUGUAY: "YO VIVÍ LA DESTRUCCIÓN DEL FERROCARRIL"

Antonio Alfaro. "Vi cómo se robó y vendió todo, a los vagones y las máquinas las cortaron al medio"

"Vi cómo se vino todo abajo, se robó y vendió todo. Vi cortar los vagones de pasajeros, recién tapizados, que estaban parados para salir. Cortaron las máquinas a vapor, que estaban funcionando. Lo más triste fue lo de los tornos: ¡los agarraron a marronazos!", contó un trabajador con 30 años en AFE.

Dolor. Un pasado de gloria y la destrucción de AFE, vistos por un obrero. Antonio Alfaro, duraznense, hace más de 30 años que trabaja en los talleres de AFE de Peñarol. En diálogo con LA REPUBLICA contó todo lo que ha vivido durante su desempeño allí. Cuando entró lo hizo para trabajar en los tanques cisternas. Hizo cursos en AFE, ganó concursos, "y aquí estoy como estoy", dice.

Es responsable de dos secciones: Montaje y Ajustaje. "Soy el encargado de esa parte, pero también, si tengo que ensuciarme las manos y ponerme a trabajar como todo el mundo, lo hago. Hasta los capataces trabajan en el taller", dijo.

Alfaro, como tantos funcionarios de los talleres de AFE de Peñarol, vio "cómo se vino todo abajo, se robó y vendió todo". "Entré en AFE en los años 80", contó Alfaro. "Por ese entonces había una costumbre de trabajo; cada uno respetaba el oficio y aquel que iba a mirar para aprender algo, no lo dejaban".

"Había muchos gurises que habían entrado en la dictadura y mucha gente vieja, maestros, que tal vez no hayan tenido escuela, pero que sabían lo que hacían", relató.

Señor Antonio Alfaro

Alfaro recordó que aprendió muchas cosas con ellos. "A pesar de que algunas herramientas no las conocía, la fui conociendo ahí. Me enseñaron a manipular esas cosas. En los talleres no se trabaja con nada chico, sino con 'fierro' pesado", señaló.

La destrucción

Alfaro contó que su padre trabajó en la represa de Rincón del Bonete, "hasta que a consecuencia de la guerra los alemanes se retiraron". "Después de eso vino a conseguir trabajo en las canteras de Parada Sur de AFE, cerca de Pueblo Centenario, en Durazno. El me decía que cuando estaban los ingleses había que lavar las máquinas, dejarlas limpias para el siguiente turno. En Peñarol existía esa costumbre. Los sábado se lavaba todo para que el lunes se empezara a trabajar. Hoy por hoy ya no existe ese costumbre; se ha cambiado mucho la mentalidad. Vi cómo te ayudaban y también vi cómo vendieron el ferrocarril. La destrucción yo la viví", rememoró.

Antonio Alfaro dijo que en los años 70 "se sacaba trabajo". "En la Tornería habían muchos torneros, tenían que esperar turno para agarrar un torno; no alcanzaban las herramientas. Luego "fue la debacle, porque empezaron a sacar gente para acá y para allá". "Se pararon muchos tornos, fresas, máquinas. Inclusive la Herrería y la Fundición se empezaron a parar y cuando quisimos acordar comenzaron a rematar todo como chatarra. ¡No quedaron ni las calderas! Eran cosas que estaban andando, que no funcionaban por falta de personal. Fue la destrucción total. Es más, en los remates, no podíamos estar nosotros porque nos suspendían o nos echaban. Los hornos que quedan hoy son uno chico y uno grande. Y fraguas quedan dos o tres, y dos martinetes, uno de ellos roto, que no vendieron", contó.

"Después estaba la Calderería, de donde todo fue sacado y rematado. Inclusive la gente que compró, de garrón se llevaba yunques. Pero lo más triste fue lo de los tornos, cuando los agarraron a marronazos.

Todo era 'fierro' macizo. Sacaban las partes que le servían y el resto, ¡marrón! Así vino la debacle de la Fundición. Los hornos enormes que había los tiraron abajo. Nadie sabe dónde quedó el resto".

Alfaro recordó cómo vio "cortar los vagones de pasajeros, recién tapizados, que estaban parados para salir". También "cortaron las máquinas a vapor, que funcionaban".(Fuente y foto: LaRepública.com.uy)