Varios rumores circularon sobre el destino de este olvidado patrimonio. Ahora se encontraría en Nemesio Parma, pero no hay datos certeros sobre su uso futuro
El ferry Ezequiel Ramos Mejía cambió su domicilio. Desde hace varias semanas atrás ya no se lo puede ver en la costanera de la ciudad, cerca del antiguo puerto desaparecido, donde antes ocupaba un espacio junto a su gemelo, el buque Roque Sáenz Peña. Los rumores más fuertes señalan que el gigante de las aguas estaría ubicado frente al nuevo puerto en Nemesio Parma.
Desde que permaneció abandonado y varado en el río Paraná, el Ramos Mejía fue la embarcación que más daños ha sufrido, por parte de personas que desguazaron la valiosa estructura de hierro y bronce. Hasta hace algunos días, este buque permanecía estacionado al lado del histórico puerto, el cual a causa de la elevación de la cota de la represa Yacyretá, tuvo que ser demolido.
Patrimonio del Paraná. El ferry Ramos Mejía fue el que más sufrió de los desguaces indiscriminados. Foto: Natalia Guerrero/Archivo
Según aseguraron autoridades municipales, la embarcación está bajo la órbita de la Administración de Infraestructura Ferroviaria (Adif S.E.) que a su vez depende del Organismo Nacional de Administración de Bienes (Onabe), cuya principal función es la de administrar y resguardar en forma óptima los bienes que no tienen afectación directa a las actividades propias del Estado, maximizar su valor y entregarlos a la vida cotidiana de los ciudadanos.
Desde el año pasado se manejaban varias conjeturas acerca del destino del Ramos Mejía. Consultados sobre el tema, desde la secretaría de obras públicas de la Municipalidad no tenían conocimiento sobre el nuevo domicilio del ferry: “no sabemos dónde está. La Eby se iba a ser cargo del traslado”, dijeron. Sin embargo, la entidad tampoco supo brindar información y dirigieron las responsabilidades a la Prefectura Naval.
Por otro lado, la embarcación “Roque Sáenz Peña” continúa amarrada frente al cuarto tramo de la costanera, donde se construirá un muelle de pescadores y formará parte de una de “las piezas del museo flotante”, integrándose a la Villa Cultural La Estación.
“Salvemos a los ferries...”
Así se denomina una página del Facebook que asegura que “los ferries son únicos en el mundo y fueron declarados monumento histórico en el 2003”. Sobre el buque Ramos Mejía, los autores de este espacio en la web aseguran que “está amarrado en el futuro puerto de Posadas” y a su vez, opinan que “lamentablemente la política es un gran negocio que se apropia del patrimonio del pueblo y lo negocia a su antojo”.
Además, en la página se nombra a dos posadeños amantes de los ferries, Sixto Ramón Colazo y el arquitecto Polaco Aguilar, ambos fallecieron y eran miembros de la ex Asociación de Los Ferroaficionados.
Por un lado, Sixto fue durante 43 años representante del ferrocarril, jefe de zona desde Posadas hasta Monte Caseros (Corrientes) y disponía todo el servicio operativo tanto de los ferrys como de los ferrocarriles.
Su hija, Analía escribió el 10 de julio de este año sobre el muro del Facebook: “Muchos recuerdos de mi Infancia se vienen a mi mente al ver el Ferry, un símbolo de el Antiguo Ferrocarril General Urquiza, que tanto amo mi Padre Sixto Ramón Colazo, y su amigo Incondicional el Arq. Polaco Aguilar, hoy los dos son Estrellas en el cielo, Polaco te fuiste inesperadamente y nunca voy a olvidar cuanto hiciste por mi viejo. Vos Papá te fuiste hace una semana, ojalá reciban el reconocimiento que merecen por su lucha”.
También Narciso Aguilar, quien falleció en marzo de 2010, tuvo un rol protagónico en la vida de los ferries. Fue el presidente de la asociación de Ferroaficionados, director de espacios públicos de la Municipalidad y gran protector de los ferries. En diálogo con El Territorio, su hijo Miguel Ángel Aguilar, de 25 años expresó “los ferries se murieron con mi papá”.
“Como él trabajaba en la Municipalidad tenía una forma de que le ayuden, pero solo mantenía a los ferries. Incluso cuando se iban robando las piezas del barco, nadie le daba importancia. El único que se hacía cargo era mi papá”, contó Miguel.
A su vez, recordó algunos detalles de la biografía de su padre. “Le gustaba más que nada los trenes porque mi abuelo era jefe de talleres de la ex Estación de trenes. Él se crió prácticamente en las vías. Todo lo que tenga que ver con trenes, le gustaba mucho. Fue el único que se encargó de restaurarlos. Mi papá se deslomaba con eso a pesar de que era una hobbie”.
Los gemelos gigantes del río
Los ferries “Mixto Exequiel Ramón Mejía” y “Motor Roque Sáenz Peña” se construyeron en 1911 en Escocia y se trasladaron hacia el Paraná para ser el nexo entre los ferrocarriles argentinos y paraguayos. El primer viaje fue en octubre de 1913 y el último en abril de 1990. Dejaron de navegar debido a la construcción del Puente San Roque González de Santa Cruz, condenando al olvido a estas naves. Operaron por más de 80 años. Varios fueron los intentos de recuperación de este patrimonio cultural y en 2002 funcionó un museo de trenes. Según especialista en la materia, no hay otros buques con propulsión a rueda que queden en Argentina. (Fuente y foto: TerritorioDigital - Nota enviada por nuestro colaborador señor Leonardo Fontana)