–Acá, cuando cerró la Estación, se robaron hasta la salivadera –dice Beatriz mientras pispea las fotos que ilustran los años dorados de la Estación, enmarcadas con cartón gris.
–Cambiaron las cosas de lugar, Beatriz… –la corrige, jocoso, Carlos Luna, y agarra el tupper con empanadas que se va vaciando a medida que pasa de mano en mano entre los presentes. Carlos, que no pierde el humor ni la ironía en ningún momento, se autodefine como anarquista. Se hace llamar “Trocha Angosta”, nació en Olavarría pero se mudó a La Plata y vivió en 70 entre 18 y 19 hasta que cerró el ferrocarril. “Ahí, me fui a vivir a Tolosa porque la libertad que significa para mí tener un tren cerca de mi casa no la puedo cambiar”, acota y, cuando se le pregunta de dónde sacó las fotografías que trajo para que todos vean, enmarcadas con cartón gris, sigue bromeando: “me las trajeron los Reyes Magos”.
La charla se ameniza con vino a la espera de que salga la primera tanda de choripanes que cocina Abel Gutiérrez, tesorero de la comisión, devenido ayer en el asador oficial de la parrillada que se organizó para inaugurar la celebración por los 101 años de la Estación Provincial del barrio Meridiano V.
En la comilona estuvieron presentes todos los que conforman este sueño que nació a fines de los ‘90 y hoy es un hecho: alrededor de 25 personas de entre 20 y 75 años que le ponen el cuerpo a la Asociación “Centro Cultural Estación Provincial”. La que se queja de la falta de objetos históricos de la Estación es, ni más ni menos, que Beatriz Belo. En la época de esplendor del tren, fue de las únicas mujeres que llegó a trabajar como administrativa del ferrocarril. “Nací en este barrio, viví la época dorada y también la muerte, que fue tristísima. Hoy, por suerte, vivo el renacer de este lugar tan añorado por todos”, señala a Diagonales.
MUERTE Y RENACIMIENTO. En 1998, vecinos, hijos y nietos de ferroviarios, gestaron en el enorme edificio ferroviario del barrio Meridiano V un grupo para preservar la identidad local, difundir la historia del tren y transformar el abandonado lugar en un punto de encuentro neurálgico, generador de actividades.
Cuando se acercaba la crisis 2001, llegó al lugar la sangre joven, que le inyectó un nuevo dinamismo a la propuesta. El encuentro se dio de manera casi fortuita. Fermín Mendizábal había llegado hacía pocos años de Mar del Plata, su ciudad natal, para estudiar entre las diagonales. Se anotó en un taller de Periodismo en el Pasaje Dardo Rocha, dictado por Rodrigo Fuente, y en ese lugar adonde se conocieron se gestó una relación de amistad y de confluencia de intereses entre ambos, que terminó en la delirante idea de generar una propuesta cultural conjunta. “Nos encontramos con que ambos habíamos sido siempre muy curiosos, muy de estar metidos en partidos políticos, de militar en la izquierda, pero en las tertulias que frecuentábamos terminamos de divisar que, en realidad, la cultura era la verdadera y única forma de transformación social”, señaló Fermín a Diagonales.
El marplatense se enteró de que existía un grupo de vecinos intentando recuperar la memoria del Ferrocarril de Meridiano V, a través de un pequeño centro cultural y recreativo, y decidió acercar su propuesta. “Me acerqué a un día de reunión, había cuatro viejos. Les dijimos lo que teníamos ganas de armar y se alegraron mucho de que jóvenes quisieran participar del proyecto, así que así fue como empezamos, con un montón de idas y venidas, porque no teníamos un permiso legal, ni un permiso de estación para emplazarnos ahí”, recuerda Fermín.
Hubo clausuras, hubo políticos que se allegaron para disputar el espacio y armar sus propios proyectos,y hubo un día en que cometieron “la travesura”, como la llama Fermín, de ocupar la parte de arriba de la Estación, que se convirtió en el punto estratégico en el que hoy se erige el centro cultural con sus talleres y su bar nocturno. “De ahí en más, la juventud de La Plata se sumó al instante. Eso es lo bueno que tiene La Plata: una energía cultural, de militancias, consecuencia de que un montón de estudiantes llegan desde afuera con mucha energía, que hace que ideas así lleguen a buen puerto. Es una ciudad con base sólida para que estos proyectos germinen y florezcan”, asegura, y rescata de este espacio, además, la magia que le aporta el hecho de que se haya puesto en marcha “en un lugar en el que antes pasaba el tren, y adonde ahora pasa el tren de la cultura. Resignificar lo abandonado nos da una impronta única”, asegura.
FESTEJOS. Ayer, los festejos por el 101º aniversario de esta mágica Estación incluyeron, además del asado inaugural de la jonada para la Comisión Directiva, la actuación del grupo de teatro comunitario “Los Okupas del Andén”, integrado por vecinos del barrio, la presentación del libro “Versos del corazón”, y de “La Orquesta Típica”, jóvenes músicos locales que armaron un conjunto a la vieja usanza de las orquestas de tango de la época. El cierre, en tanto, estuvo a cargo de “La mar estaba serena”, un grupo de música rioplatense. Además, en simultáneo, recorrió el predio “La zorrita del andén”, producto del trabajo de 4 años de un grupo de jóvenes que pusieron en marcha la histórica zorrita para recorrer en movimiento la historia del andén, de principio a fin.
Soy por el tren (o no soy)
Es un documental realizado por egresados de la Facultad de Periodismo que se encargó de recorrer y darle voz actual a los pueblos fantasmas que quedaron tras el cierre del ferrocarril.
Enrique Dengremont
Fue el ingeniero que se encargó de construir la Estación Provincial Meridiano V, con una arquitectura sencilla, de rasgos clásicos de origen francés.
Textuales
"Nací en este barrio, viví la época de esplendor y la muerte. Hoy, esto es un renacimiento.” Beatriz Belo, Directora de la Asociación.
"El hecho de que el Centro Cultural se emplace en una estación ferroviaria es un toque de magia.” Fermín Mendizábal, Fundador del Centro Cultural.
La historia según los años
1910 Se inauguran los primeros 100 km. de vía férrea del Ferrocarril Provincial La Plata al Meridiano V.
1961 El “Plan Larkin” implementado por Frondizi elimina un tercio de los ramales y despide miles de ferroviarios.
1977 Se cierra el ramal La Plata- Avellaneda, el último que quedaba en pie en funcionamiento.
1998 Vecinos del barrio recuperan la Estación Provincial abandonada para convertirla en lugar cultural.
La memoria a través de los “okupas”
Los “Okupas del Andén” son las estrellas de la Estación Provincial, forjado como un grupo de teatro comunitario que se apropió del lugar como su punto de ensayo.
Se gestó en 2003 por la inquietud de un grupo de vecinos de plasmar, a través de una propuesta artística, la memoria colectiva del barrio. “Nos juntamos con la firme intención de recrear la historia como una forma creativa de reparar el daño recuperando la memoria...”, cuentan desde su blog.
Surgió así en las instalaciones de la ex- Estación Provincial su primera obra, “Historias Anchas de Trocha Angosta”, que una vez lista comenzó a rodar sobre los distintos lugares de la ciudad.
“El tren volvió a circular, esta vez no sobre los rieles de acero sino que volvió hacerlo sobre los rieles de la utopía, con la fuerza de la creación colectiva, para ayudarnos a recuperar nuestra identidad”, señalan sus aventurados actores.
El sueño del Museo Ferroviario en sus vagones
La Asociación Amigos del Ferrocarril está armando un Museo del Ferrocarril en los vagones de la Estación, para mostrar la historia del legítimo tren y los objetos que aún se conservan de la época de su funcionamiento. Entre otros, atesoran la boletera y los banderines, además de partes de su maquinaria.
“Queríamos hacerlo en la boletería de la Estación, pero no lo pudimos montar ahí asíque ahora la idea es hacer el Museo en los vagones que quedaron en la Estación”, comentó uno de los mentores de la idea que es parte de la Asociación Amigos del Ferrocarril.
El Museo será un ladrillo más para la construcción de la ex Estación, que ya es un atractivo turístico más de la ciudad, que tiene sus raíces en los lazos solidarios, la memoria viva y la revalorización de este pintoresco rincón de la ciudad que mantiene también intactos sus adoquines, sus casas bajas y sus antiguas farolas.
Espectáculos, muestras artísticas, talleres y ferias volvieron a dar vida a esta zona que supo recuperar la pujanza de antaño, transformando, como dicen sus vecinos, su destino de terminal ferroviaria en un espacio de encuentro cultural. El vigoroso trabajo asociativo desplegado en la zona que supo recuperar las antiguas instalaciones ferroviarias incluye al Grupo “La Grieta” en el galpón de 18 y 71, el Centro Cultural “Viejo Almacén Obrero” y otros tantos grupos que trabajan codo a codo. (Fuente y foto: El Argentino)