Evento Ferroviario
Hace pocas horas dio una charla en nuestra ciudad de San Carlos de
Bariloche un Ingeniero Ferroviario Español, traído por el Ingeniero Gustavo
Gennuso (Partido Pueblo) a Bariloche, para dar charlas y reportajes. Entre
otras cosas este Ingeniero, tiene 40 años trabajando en obras de ferrocarriles
en todo el mundo y asesorando sobre el tema. Es menester decir que las
autoridades del área de ferrocarriles en nuestro país también aprovechan a este
ingeniero como órgano de consulta.
Ing. Gonzalo Baranda
Dicho esto, quisiera profundizar sobre esta riquísima charla que el Ing.
Gonzalo Baranda dio para todos los interesados en saber algo más sobre el tema
ferrocarril. Según los números que el BID le ha dado a nuestro país
(seguramente mejorables), un tramo de vía nueva para que un tren se desplace a
un promedio de 120 km / hora cuesta U$ 1 millón (8/9 millones de pesos). Una vía
lleva 1600 durmientes por kilómetro. Reparar dichas vías, (no hacerlas nuevas)
como ejemplo puntual, Viedma / Bariloche y para lograr una velocidad promedio
de entre 90 km/h, (hoy viajamos a 25/30 km por hora), costaría U$ 250.000 por
kilómetro.
En síntesis, Viedma / Bariloche tendría un costo de “reparación” de vías
de U$ 200 millones de dólares, y se podría lograr en 4/5 años de trabajos permanentes.
La cantidad de durmientes necesarios para reparar estas vías serían la 3era
parte que en una vía nueva, o sea que rondaríamos los 400.000 durmientes.
Obviamente no se habla de durmientes de quebracho sino materiales alternativos
como los de fibrocemento. En nuestro país no hay fábricas de estos durmientes,
salvo un emprendimiento en Pcia de Bs As.
Más nos adentrábamos en la charla, más complejo se hacía entender cómo
podremos llegar a recuperar el tren en estos pagos. La mano de obra, al menos
técnica / ingenieros, debe ser altamente calificada, luego habrá muchísimo
trabajo para todo el mundo, porque se podrán ir enseñando a quien nada sabe de
este tema, pero esto demorara aún más las obras.
Según el Ing. Gonzalo Baranda Argentina necesita el tren por su
extensión, en especial para transportar cargas de cereales, o producciones
primarias de alimentos que exportamos en cantidad a todo el mundo, pero la
salvedad que nos hacía es que este tren debe estar interconectado entre puertos
y producción, por lo que otra vez me preguntaba que podemos producir nosotros
entre Viedma y Bariloche para lograr convencer a las autoridades nacionales que
lleven a cabo esta obra por 200 millones de dólares, obra que superaría el
actual mandato nacional y ocuparía más de la mitad del mandato siguiente. En
esto el Ing. fue muy claro, estos temas tienen que ser puestos como obras
estratégicas, esté quien esté en el poder hay que seguirlas, de otra manera no
le apuesten un dólar, porque lo van a perder todo.
Duros conceptos que nos daba con ejemplos concretos en otras partes del
mundo. Está claro que este Ingeniero es un tipo muy pragmático que nos vino con
un cuento que al menos yo no esperaba escuchar, y es que el tren que antes
creíamos indispensable, como el bien lo dijo, fue necesario para expandir
poblaciones en el 1900, cuando no existían ni carreteras, ni la tecnología
actual para llevarlas a cabo, ni aviones, ni autos.
Hoy el tren es muy costoso, y realmente hay que planificar muy bien, y
saber de qué estamos hablando para encarar este tipo de proyectos, que tal vez
demoren mucho mas que los mensajes que nos llegan desde la política cuando nos
prometen cuentos de hadas, “que ni teniendo todo el dinero junto se podrían
llevar a cabo”, ya que los tiempos reales los marcan los trabajadores y los
técnicos. Si pensaban darnos 200 millones de dólares para el tren (debo pensar
que no nos mentían o nos mienten cuando dicen que lo van a hacer), tal vez haya
que repensar este tema y colocar ese dinero en escuelas, hospitales, rutas de 4
manos, subvencionar los pasajes de avión y colectivos de nuestras regiones, y
luego si la billetera engorda un poco mas, llevar a cabo el tren.
Me duele escribir esta nota, amo el tren y la mística que el mismo
representa, y entiendo que mi propia nostalgia es muy contagiosa, pero ante
hechos tan fríos como nos planteó el Ing. Baranda debo admitir que pasará un
tiempo hasta que podamos ver nuevamente un tren (me refiero a uno que nos lleve
en 8/10 horas a Viedma no un que tarda 22 horas, y siempre con el peligro de
descarrilar). El pragmatismo le va a dar que hablar a la política en este tema
del tren, de eso no me cabe la menor duda.Bariloche2000