La bocina del tren que suena con insistencia para advertir su cercanía al paso a nivel, es para muchos jóvenes la orden de largada de una alocada carrera contra la muerte. Ese es el momento en el que la falsa omnipotencia que les agita el alcohol, las drogas o sólo una desquiciada travesura ciega sus mentes y se lanzan a toda velocidad con el objetivo de llegar al cruce antes que la pesada formación ferroviaria. Una locura que se repite día tras día.
Los conductores de las locomotoras ya tienen determinados los lugares en los que estos jóvenes “juegan con la muerte” y toman las previsiones del caso. “Cuando tenemos que pasar por algunos paso a niveles de La Banda, Beltrán o Fernández, se me pone los pelos de punta”, le confesó un maquinista a EL LIBERAL.
“Nosotros nos vemos obligados a disminuir la velocidad, de todas maneras, si llegamos a chocar a un chico en una motocicleta, por el peso de la máquina, que aumenta por el efecto del empuje de los vagones, puede provocar un desastre. No creo que un chico de esa edad pueda sobrevivir a un accidente de esta naturaleza”, amplió el empleado que sólo quiso identificarse como José, su nombre de pila.
Y esta conducta, va más allá de la imprudencia en la que caen muchos conductores que no quieren esperar el paso de las largas formaciones y eluden las barreras para cruzar antes, ya que lo hacen a propósito como una demostración de valentía o coraje. “Esta clase de incidentes se reiteran todos los días y las veces que pasan las formaciones ferroviarias por la ciudad de La Banda. Lo que sucede es que aquí nadie respeta nada. Menos las barreras. Y eso que hacen los chicos, de jugar con sus vidas, realmente es un desastre. Las motos se cruzan, van y vienen y siempre son los grupos de jóvenes, de esos que hacen las picadas”, opinó uno de los empleados administrativos de la estación de trenes de La Banda, y que a diario observa estas maniobras temerarias.
Tensión
El empleado habló de un grado de psicosis que afecta a los maquinistas debido a estas circunstancias, porque “viven una tensión muy grande, y se ven en la obligación de tomar más precauciones que las habituales aunque estén bajas las barreras”.
“Es un momento muy duro por el que pasan los conductores que tienen la mala suerte de llevar por delante a una persona o a un vehículo, y los afecta psicológicamente de una manera muy severa. Hubo casos de gente que tuvo que dejar la actividad y a otros se les asignaron otro tipo de tareas”, reveló. Según relataron fuentes de la empresa Nuevo Central Argentino consultada por EL LIBERAL, “esos incidentes son alertados en forma urgente a la base de operaciones que tiene la empresa, en la esquina de avenidas Belgrano y Besares, desde donde, en forma urgente se pide la colaboración del personal de la Unidad Regional Nº 2, y del Grupo Táctico Motorizado con asiento en el barrio 25 de Mayo”.
Agregaron: “Siempre hay esos hechos, realmente son un peligro, porque no miden las consecuencias. Los cruces de las motos o las piruetas de éstos se producen, generalmente, en los extremos de la ciudad. En el sector norte, en lo que se denomina El Crucero, donde antes había una vía hacia la perfiladora de rieles de Los Naranjos y, en el otro extremo, hacia el sur, a la altura del barrio Tabla Redonda”.
“Chicos y grandes, todos hacen lo mismo. Se creen que es un juego, pero todo lo hacen imprudentemente. Juegan con su vida y con la de nuestro personal. Esto se ve a la mañana o a la siesta, cuando pasa el tren carguero, ya sea de vuelta o de ida, desde Tucumán hacia el Puerto de Rosario”, indicaron las fuentes (Fuente: El Liberal - Nota enviada por el señor Maximiliano Goiburu)