EXTERIOR
En la Estación Central de Ferrocarriles de La Habana, fumigaban –contra
el mosquito aedes aegypti– con los pasajeros adentro (niños, mujeres en cinta,
y ancianos), violando todas las normas sanitarias. Y ni hablar de refrescarse.
Cobran un dólar para poder usar los baños. ¡Y ni pagando! Los baños no tienen
jabón, ni papel sanitario. Eso que la
estación renta los baños a particulares.
El cuentapropista de limpieza nos dijo: “hace un tiempo los baños
carecían de agua, eran una asquerosidad, ponían un cubo para descargar, sin
llaves los lavamanos, las tazas de los inodoros rotas, los urinarios tupidos,
nosotros rehabilitamos el servicio, pero eso sí, tenemos que vigilar, porque nos roban hasta
las escobas”.
El desastre de los ferrocarriles
Casi el 20 por ciento de los trenes cubanos no sale ni llega a su hora.
Las salidas de trenes se han reducido. Preguntamos para saber ¿cuántos trenes
corren de La Habana a Santiago de Cuba?.
Esperan dias por un boleto en la Estación La Coubre
“Hay dos trenes, uno regular y otro especial, cada tres días –- nos dijo
la muchacha de la ventanilla–, hoy sale
un extra para Santiago de Cuba a las 11.00 de la noche. El especial de Santiago
corre en diciembre los días 24, 27 y 30, a las
6:27 de la tarde y el regular sale el 25, 28, 31, a las 4:00 pm.”
Los pasajes para Santiago de Cuba hay que reservarlos en la Estación La
Coubre, a unos 700 metros de la Estación Central. Pero, ¡cuidado, los que vayan
a pueblos de provincia! El tren regular se detiene en algunas estaciones
municipales, pero el especial a Santiago es expreso, solo para en las cabeceras
de provincias.
Tren especial Habana-Santiago
Y como el viaje Habana-Santiago dura 15 horas. ¡Prepárese a pasar
hambre! En los vagones, venden unas
pocas confituras, se terminan pronto. En las paradas suben vendedores de pancitos
con lo que sea. Los ferrocarriles tampoco ofrecen agua potable. Lleve su agua.
Y si puede cargue con una botella para orinar, porque el baño de su vagón puede
estar desbordado, o peor, clausurado.
La misma empleada de información, riéndose nos dijo: “Yo prefiero orinar
en una botella”.
En la Estación La Coubre, bajo un techo de fibrocemento, un letrero
anunciaba: “hasta el 4 de enero, no hay reservaciones”. Si se decide a viajar,
debe ir a la lista de espera y anotarse. Con suerte le venderán su pasaje en
cinco días. A los que llevan días tirados por el piso, malhumorados, aun les
espera lo peor, montarse en un vagón sucio, maloliente, y padecer un viaje
torturante.
Uno de la lista de espera comentó: “Voy para Guantánamo, estoy aquí,
desde hace tres días, tengo el número 500 de la segunda vuelta, hoy tampoco me
voy”. El pasajero 2 agregó: “Yo estoy apuntado para Guantánamo, pero voy para
Santiago de Cuba. No queda otra”. Otro me dijo “Voy para Guantánamo, pasé 4 días en la lista, para poderme ir hoy, tuve
casi que vivir y dormir aquí, pero es la única forma de esperar el año con mi
familia. Y casi no tengo dinero para llegar con los míos, aquí, en la terminal,
los alimentos son muy caros, en comer se me ha ido lo poco que tenía.”
Elevado a la entrada de La Habana
En el 2012, el ferrocarril transportó 9.9 millones de pasajeros. Más de
un millón menos que en el 2005.
Cuba fue el segundo país en América en tener ferrocarril. El 19 de
noviembre de 1837, se inauguró el primer tramo La Habana-Bejucal. En 1859, la
capital contaba con servicio de tranvías. Una década después, el ferrocarril
llegaba a Calabazar, Santiago de las Vegas, Marianao, Cárdenas, Jovellanos.
En las dos primeras décadas del siglo XX, la isla completaría la línea
central La Habana-Santiago de Cuba, con ramales secundarios a Pinar del Rio, y
hasta la Bahía de Guantánamo. Y contaba con una red electrificada, el trencito
de Hershey, que enlazaba la capital cubana con la ciudad de Matanzas.
En 1959, los trenes fueron el alma de la producción azucarera, dieron
vida a poblados y ciudades. Llegaban a casi todos los rincones de Cuba.
En 1961, el gobierno revolucionario nacionalizó los ferrocarriles. En
pocos años, la red ferroviaria cubana que se extendía sobre unos 12,060
kilómetros, quedó reducida a 8,367 km.
En Cuba, la prensa oficial no reporta -–salvo casos de muerte—los
accidentes ferroviarios. La administración castrista hizo de la refulgente joya
ferroviaria cubana un verdadero desastre.Cubanet