Nota de Opinión
Por: Kamel Zaanane (Conductor de trenes de SNCF - Francia) (publicado en Linkedln)
Sí?. Entonces seguro que has experimentado esta situación:
Hacés que tu tren de pasajeros se detenga, abres las puertas y luego... Un pasajero se baja y cruza las vías justo en la punta de tu tren.
En un instante, te encuentras atrapado ante un arbitraje complejo.
Opción A: Cuestionamiento (El coste cognitivo)
Abres la ventana para darle una charla. Te insulta y se aleja, burlándose de desprecio.
El precio a pagar es el doble para ti:
INMEDIATO: La ira aumenta, vuelves a un "efecto túnel", menos atento a la señalización.
DURADERO: Se crea un ancla. A partir de ahora, cada vez que vuelvas a ese tren, pases por esa estación o te encuentres con ese pasajero de nuevo, el recuerdo de la pelea volverá, reactivando la distracción y la molestia.
Opción B: Silencio (El coste pedagógico)
No dices nada para mantener tu calma y tu "burbuja" de conducción.
El precio a pagar es moral:
Dejas ir a una persona que no es consciente de que se ha puesto en peligro. Continuará su vida convencido de que su comportamiento fue inofensivo, porque nadie le dijo la gravedad de su acto.
Entre proteger la propia lucidez de conducta e intentar salvar a una persona temeraria de sí misma, arbitrar a veces es difícil.
Y tú, ¿dónde colocas el cursor en esos momentos?
.jpg)