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Demoras, formaciones sobrevendidas, peleas entre pasajeros, gente
viajando en el piso y poco confort. Tildan a la nueva formación cero kilómetro
como la de “la discriminación”.
“Pasen sin pasaje, se paga arriba”, es la orden del controlador en la
estación de Junín. La larga fila que salía del hall de la boletería y se
extendía sobre toda la fachada del edificio se dirige hacia los coches.
Muchos fueron desde Chacabuco a Retiro de pie, como un viaje urbano. Foto: Hernando Maglio.
Es lunes 9 de febrero y el tren 1514 proveniente de Alberdi que debía
salir de Junín hacia Retiro a las 4.50 seguirá detenido hasta alrededor de las
5.30, cuando se terminen de acomodar todos los pasajeros. Lo que tendría que
ser algo rápido y sencillo termina en caos. Un servicio sobrevendido, varios
pasajeros con el mismo número de asiento, decenas sin boleto que practican una
extraña remake del “Juego de la silla”, discusiones, empleados echándole la
culpa a “los de Alberdi” y “al boletero”.
En medio del estado de confusión general, la falta de respeto y
consideración entre algunos pasajeros dejó en un segundo plano a la
desprolijidad por parte de Ferrobaires.
“Se va a tener que levantar señora. Yo tengo este lugar”, le advirtió un
hombre, mostrándole el pasaje, a una mujer que iba con un niño en brazos y
otros tres chicos. “Yo también tengo en este lugar. Nosotros pagamos. Yo no me
voy a ir a ningún lado”, respondió ella. “Pero yo también pagué y me dieron
este asiento”, siguió él, que poco parecía importarle la situación de la madre
con sus hijos, aún cuando también le exhibieron sus pasajes. La discusión
orbitó alrededor de esa lógica durante algunos minutos. El hombre dijo que iba
a buscar al guarda pero no volvió.
Otra fue la suerte de una familia entera que se movilizaba con una gran
cantidad de bolsos en dos asientos de tres enfrentados. De nuevo la duplicidad
de boletos. Esta vez dos hombres, con ayuda de los guardas, lograron imponer su
voluntad por sobre la de una mujer con sus chicos, también cada uno con su
boleto. “¿Pero me vas a hacer movilizar todo esto? ¿Y a dónde vamos?”,
preguntaba la madre. “Los vamos a acomodar en el otro coche, hay algunos lugares”,
dijo el empleado. El grupo levantó campamento. Terminaron desparramados en
distintas filas y vagones.
“Lo que se privilegia es la comodidad (sic)”, repetía uno de los
guardas. Supuestamente refiriéndose a la clase del coche. Aunque el 1514 hace
tiempo que no cuenta con pullman.
Episodios como estos se multiplicaron durante 40 minutos hasta que la
formación partió. Con todos los asientos ocupados, la gente viajaba en el piso
de los baños e incluso acostada arriba y debajo de las bachas.
Entre los pasajeros y el personal de a bordo sobrevolaban varias causas
del desmadre. Una de ellas era que “el boletero de Junín que tenía que abrir a
las 4, se quedó dormido y arrancó 4 y media”. Otra, que la sobreventa ocurrió
porque “los guardas que venían desde Alberdi bajaron en Junín y se llevaron las
planillas de los boletos que vendieron”. Al llegar a Junín, la formación –la
única que hace Alberdi - Retiro en la semana–viene con un solo coche semi
completo y suma otros dos en esta ciudad. Sin pasajes con lugares asignados, la
mayor parte de la gente se acomodó donde pudo.
Para algunos viajeros, el desorden comenzó cuando Ferrobaires redujo la
frecuencia desde y hacia Alberdi y quitó el servicio de los domingos. Otros –y
también parte del personal– apuntaron que esa suspensión también generó una
concentración de pasajeros los lunes. “Muchos de los que venían a las visitas
de la cárcel se volvían en el tren de los domingos. Ahora se juntan con los del
lunes y los que vienen a hacer turismo por el fin de semana”, afirmó un
controlador de boletos.
El viaje recobró cierta normalidad hasta llegar a Chacabuco. Allí, otra
vez los problemas con los lugares. Pero con el tren lleno, la mayoría debió
conformarse con viajar sentados en el piso.
A pesar de que los pasillos estaban colmados, el que nunca interrumpió
su marcha fue el carrito de café y sándwiches. Así cada vez que pasaba todos
debían hacerle lugar. Siempre alguien compraba.
Pasadas las 7, los guardas comenzaron a vender los pasajes. Hubo
discusiones con quienes argumentaban que por viajar en el piso no les
correspondía pagar. “Bueno entonces te bajás en la próxima”, era la respuesta
del personal.
A quienes habían subido en Junín, les vendían el pasaje como si lo
hubiesen hecho en Cucha Cucha. En lugar de 70 pesos, pagaban 65. No se trataría
de un descuento, sino de que en realidad, nadie debía haber subido en Junín sin
pasaje.
Y durante el viaje, lo de siempre. El famoso “samba rodante” provocado
por el mal estado de las vías que hace saltar y agitar hacia todos lados los
coches, la tierra que entra por las aberturas y la baja velocidad que hace que
el viaje se torne interminable. El horario previsto para la llegada a Retiro
era 10.24, el real fue pasadas las 11.
Todo esto sin mencionar las frecuentes interrupciones que sufre el
servicio. Cabe destacar lo que ocurrió el viernes pasado con el tren que quedó
varado en Cucha Cucha luego de perder todo el gasoil (?). DiarioDemocracia.com
MIERDABAIRES EN ESTADO PURO
ResponderEliminarEstas diciendo que la provincia es una mierda )?
EliminarAguante el Martita y los empleados hacen lo que pueden sin materiales ni presupuesto ni seguridad e higiene trabajan para que siga circulando pero las autoridades no hacen nada
ResponderEliminarSi yo tengo un número de asiento X y hay una mujer con chicos en mi lugar la saco a patadas sin dudas, quien carajo se cree que es ?
ResponderEliminarJorge Suárez dijo...
ResponderEliminarGobernador controle esta empresa o dele lugar al señor Randazzo que creo hace mejor las cosas.
todos sabemos cual es el problema ....
ResponderEliminarFerrobaires