Por: Fernando "Pino" Solanas - Diputado Nacional Proyecto Sur (Para Diario Clarín)
La guerra de las rutas es la agresión permanente ejercida contra ciudadanos indefensos, trabajadores y amas de casa. En un sistema de transporte desordenado y agresivo impuesto por equivocadas decisiones políticas desde hace 20 años. En nuestra película “La Próxima Estación” denunciamos que la guerra de las rutas deja más de 8000 muertos al año y 12 a 14.000 lisiados, más la millonaria pérdida en vehículos, atenciones sanitarias y seguros. Una tragedia humana y nacional que en veinte años no conmovió a gobierno alguno, ni desató debates universitarios, ni proclamó la emergencia del transporte .
En 1991 Menem tuvo la perversa idea de suprimir el 85% de los trenes interurbanos. La casi totalidad del transporte de mercaderías y pasajeros pasó a las calles y carreteras sin que estuvieran preparadas para soportar la carga.
¿Qué se hizo desde entonces? Nada.
Miles de poblaciones que no tenían pavimento hasta las rutas quedaron incomunicadas; más de 800 pueblos murieron y un millón de personas emigró hacia las capitales.
Ninguna medida aumentó tanto el desempleo como la supresión del transporte y la industria ferroviaria : el saqueo de las 37 grandes fábricas donde se construían vagones, rieles y locomotoras arrastró el cierre de cientos de talleres que los abastecían y miles de operarios quedaron sin trabajo.
La destrucción del sistema ferroviario fue el mayor golpe a las economías regionales.
¿Cómo podía competir un productor agropecuario de Salta o de Mendoza con los del litoral o el extranjero? Un país de 4000 km de extensión y gran productor de materias primas es inviable sin ferrocarril, porque es el más moderno y seguro, el que menos contamina y el más económico de los medios de transporte terrestre.
En la larga distancia hoy cuesta 6 a 10 veces menos que el camión: una locomotora transporta la carga de 50 camiones.
Proyectar reconstruir los ferrocarriles comprando llave en mano equipos en China es una burla a nuestros trabajadores, ingenieros y estudiantes: Argentina pudo en el pasado y puede reconstruir su gran industria ferroviaria. Fuimos capaces de realizar innovaciones técnicas como la primera locomotora aerodinámica del mundo -obra del ingeniero Livio Porta- que alcanzaba 155 km en la trocha angosta. Los u$s 10.000 millones que se piensan gastar en China deben invertirse en el país para reconstruir su industria y recuperar miles de puestos de trabajo.
Si se sigue sumando más de medio millón de autos por año -más camiones y buses- las rutas y las calles serán previsibles escenarios de muerte.
Hace falta volver al ferrocarril: por seguridad, calidad de viaje, economía y regularidad.
Hoy se gasta el doble para tener sólo el 15% de servicios que teníamos antes. Había 37.000 km de vías y se iba a 100 km por hora, hoy hay 7.500 km para andar a 50 km/hora.
Necesitamos trenes públicos, un tren para todos controlado por trabajadores, pasajeros y productores de cargas, junto a los técnicos y funcionarios públicos. Es posible realizarlo y financiarlo, como lo demuestran nuestros proyectos de ley que desde el año pasado esperan ser tratados en la Comisión de Transporte de la Cámara de Diputados.
Pino tiene toda la razón, lástima que se bandeó tan mal y terminó coqueteando con el liberal mariano grondona que fue uno de los que defendió la privatización y desguace de los ferrocarriles.
ResponderEliminarHasta cuándo y dónde es el compromiso de Pino con el modo ferroviario?
ResponderEliminarsi es como su compromiso como cinematografista, los trenes no vuelven más.
que deje de decir obviedades y se dedique a crear una fuerza política con sustancia y capacidad de gobernar algo más allá de la extensión de una baldosa.
Y coincido con anónimo uno: por politiquería, terminó hablando con ese infame cómplice de las dictaduas y del desguace. Saludos, Oscar Suffi
Coincido en algunas cosas con comentarios anteriores, estoy de acuerdo en lo que expresa Pino respecto al tema ferrocarril; pero si políticamente sigue cometiendo tantos errores nunca va a tener una fuerza que haga posible llevar al parlamento estas políticas; esto se vio en las últimas elecciones, para Jefe de Gobierno fue un rotundo fracaso; ni hablar para presidente donde la candidata que presentó no llegó al 1% de los votos en las primarias y quedó fuera de la elección general; para diputados lo más lógico hubiese sido un acuerdo con Binner, pero también fue solo y terminó en una nueva derrota; lo primero que debería hacer es definir las bases ideológicas de su partido y luego con que sectores aliarse, sino va a seguir con fracaso tras fracaso.
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