22 de junio de 2023

El pueblo que perteneció a Necochea y ahora podría quedarse sin habitantes

Actualidad

Paraje Lumb es un pueblo perteneciente al Partido de San Cayetano que tuvo su esplendor en los años ’40. Fundado en 1908, a partir de la llegada del Ferrocarril del Sud, tomó el nombre de Edward Lumb, un empresario inglés dueño de la compañía ferroviaria.

Con 518 habitantes registrados en la década del ’40, en Lumb floreció una vida alrededor de la estación del tren, historia similar a la de varios pueblos de la República Argentina. Se encuentra ubicado a unos 75 kilómetros de Necochea y su núcleo urbano más cercano es La Dulce, a unos 15km por camino de tierra. Hasta la década del '50 fue parte del Partido de Necochea, pero una vez creado el municipio de San Cayetano, Lumb pasó a formar parte de ese partido.

En los años de furor, el poblado contó con 2 escuelas: la Escuela Nacional N° 105, cuyos alumnos –unos 35 según consta en los registros- podían cursar hasta 3° grado y la Escuela Provincial N° 24, que contaba con unos 40 alumnos. Además, contaba con la Sociedad Deportiva Danesa Dannevirke, con 75 socios, y el Club Defensores de Lumb, con 45. Funcionaba también un destacamento policial y la estación ferroviaria oficiaba de correo y telégrafo.

Por otro lado, esta localidad contaba con almacenes, carnicería, panadería, inmobiliarias, agencias de seguro, peluquería y hasta una pensión para turistas. Desarrolló empleo alrededor, no solo del ferrocarril, sino también de la agricultura y una calera fundada en los años ’40.

A fines de la década del ’70, el tren dejó de pasar por Lumb y su vida se fue apagando de a poco. La falta de oportunidades empujó a sus habitantes a un éxodo hacia las localidades vecinas y, gradualmente, el pueblo se fue deshabitando. Al día de hoy solo quedan dos habitantes en aquella localidad ubicada en el límite entre Necochea y San Cayetano. Uno de ellos ocupa el edificio de la vieja Cooperativa y el otro en una de las escuelas. Cuando estas personas dejen el lugar, el pueblo quedará totalmente deshabitado.

Los edificios centenarios, que resisten al paso del tiempo, evidencian las consecuencias del abandono. Las ruinas del Puente Negro, destruido por la furia de las inundaciones de abril de 1980, agrega drama a las postales del casi olvidado Lumb.

Horacio Hernández, nacido en Lumb en 1944, se ha encargado de mantener viva la memoria de su pueblo y sueña con montar un museo que sirva para recordarlo. Recopila meticulosamente todo archivo que ayude a conservar y reconstruir aquella localidad ferroviaria que se desarrolló al calor de los trenes.

Al día de hoy, el pueblo es visitado por curiosos que se encargan de recorrer los recónditos pueblos que están a punto de quedar deshabitados producto de la desidia y el éxodo de sus pobladores hacia ciudades con mayor actividad.CuatroVientos.com

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