EXTERIOR
Aire para el consorcio
español que optaba a adjudicarse la primera línea de alta velocidad del gigante
suramericano. El Gobierno brasileño anunció un nuevo aplazamiento –este será
“de al menos un año”, según el presidente del órgano del que depende la
subasta, la Empresa
de Planeamiento y Logística (EPL), Bernardo Figueiredo– de la licitación de la
línea para el Tren de Alta Velocidad (TAV), que tiene previsto unir las
ciudades de Río de Janeiro y São Paulo. Al concurso optaban interesados
consorcios de España, Francia y Alemania.
Figueiredo confirmó que
esta decisión de posponer la subasta se había tomado después de conversar con
los países interesados. Y es que todos, menos Francia, habían reclamado otra prórroga.
España pidió “más tiempo” y Alemania incluso solicitó que se atrasase en más de
un año.
La fecha prevista para la
presentación de los proyectos era el próximo viernes, 16 de agosto. El
calendario previsto fijaba para el 19 de septiembre la apertura pública de las
ofertas económicas y para el 23 de ese mismo mes el anuncio del eventual
adjudicatario. Ahora habrá que esperar para conocer las nuevas fechas.
El ministro brasileño de
Transportes, César Borges, aseguró que no impediría participar a la firma
Renfe, despejando así la duda puesto que los pliegos del concurso especifican
que no se podrán presentar los grupos que hayan sufrido un “accidente fatal” en
los últimos cinco años. Fomento y las empresas implicadas aseguraron que el
tramo Ourense-Santiago no era de alta velocidad.
El consorcio español, que
preside José Eladio Seco, está compuesto por las públicas Renfe, Adif e Ineco,
y las firmas privadas ACS, Talgo, Indra, Elecnor, Abengoa, Thales, Bombardier y
Dimetroni.
MACROCONTRATO
El contrato iba a ser aún
mayor (al menos en sus dos fases conjuntamente). La alta velocidad brasileña es
un verdadero macrocontrato estimado en unos 12,000 millones de euros que
contempla la construcción y explotación de una línea de 511 kilómetros de
longitud que unirá Río de Janeiro, São Paulo, con un ramal de 100 kilómetros a
Campinhas. Los planes contemplan que el proyecto se desarrolle en dos fases. La
primera de ellas, que es la que actualmente estaba en liza, está presupuestada
en 2,450 millones y contemplaba la instalación de la denominada superestructura
de la línea (sistemas de electrificación, la señalización, la seguridad y las
telecomunicaciones, entre otros) y explotación del servicio ferroviario durante
un plazo de 40 años.
El proyecto fue anunciado
en el 2007, sufrió dos aplazamientos para conceder más tiempo a los consorcios
interesados, y fue licitado en julio de 2011. Entonces ninguna empresa presentó
ofertas, por lo que el Gobierno volvió a formular la subasta y la dividió en
dos etapas.
La oferta española se ha
encontrado con un serio contratiempo: el accidente de la línea Alvia en el
tramo Ourense-Santiago el 24 de julio. Sobre todo, porque en las condiciones
exigidas por Brasil figuraba que ningún grupo podía haber sufrido un accidente
“fatal” en los últimos cinco años.Brasil, no obstante, había confirmado que el
suceso no iba a impedir que se presentase la oferta. Las empresas españolas
habían acelerado la labor de relaciones públicas con el fin de reducir el
efecto del accidente.ElEconomista
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