El ministerio de Fomento informó de que la compañía ferroviaria arrastra un patrimonio pasivo de 9.238.745 euros, mientras que en el ejercicio anterior se situaba en los 8.208.238 euros.
En el año 2006, el Consejo de Ministros aprobó un contrato entre la Administración General del Estado y la Renfe, con vigencia hasta el 31 de diciembre de 2010, con el objetivo de potenciar el desarrollo especializado del ferrocarril, favoreciendo la prestación de servicios ferroviarios de calidad dentro de una política integrada y armónica de transportes, promoviendo el desarrollo de la movilidad sostenible y segura. Con ello se buscaba el crecimiento sostenido adaptado al incremento de la cuota de mercado, a través de la captación de nuevos clientes, el desarrollo de nuevos productos y la búsqueda de nuevos negocios asociados al ferrocarril, así como la racionalización y mejora de la gestión de la entidad para dinamizar el modo de transporte ferroviario. El estudio concluye que “se debe profundizar en el análisis de la correcta asignación de recursos e incluso en la definición de los mercados que mejor pueden satisfacer cada uno de ellos, y proporcionar a la Renfe de una gestión autónoma, suficientemente flexible para permitirle un desarrollo empresarial ágil y competitivo” en los distintos mercados en los que invierte y lleva a cabo sus operaciones.
El actual presidente de RENFE, Teófilo Serrano
Sin embargo, parece que desde que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se lanzó al rescate de la compañía ferroviaria los despropósitos han pesado más que los aciertos. Sin ir más lejos, a las pérdidas presentadas habría que sumar los más de tres millones de dinero público que se malgastaron cuando la empresa pública se vio en la obligación de cerrar el pasado mes de junio la línea del AVE en Castilla-La Mancha por “demanda insuficiente”, según dijo entonces la Renfe.
Para este macro-proyecto, la compañía calculó un volumen de más de 2.000 viajeros al día, cuando la realidad fue que apenas nueve personas usaban el tren de alta velocidad. Fuentes de la empresa calificaron la operación de absoluto “desastre”, ya que cada día que el AVE se mantenía en servicio le costaba 18.000 euros a las arcas del Estado.
A este escándalo que el Gobierno de Zapatero intentó silenciar de todas las maneras posibles, habría que añadir los más de 400.000 afectados al día por los retrasos que los trenes de cercanías de Renfe registraron el pasado mes de enero, cuando todavía Montilla mandaba en Cataluña. Los incidentes tomaron forma cuando unos cuarenta maquinistas de los 5.000 que Renfe tiene en plantilla en todo el territorio nacional se declararon en huelga en la región catalana al estimar que sus horarios de trabajo eran demasiado elevados. La situación provocó un sinfín de retrasos, con una media de 60 minutos por tren, y cancelaciones en toda la red de cercanías, cuya gestión era competencia de la propia Generalitat de Cataluña. Al final, más de tres millones de viajeros sufrieron los cortes de línea y la mala gestión de la empresa pública, que sólo se dedicó a acusar a los maquinistas mientras los andenes se llenaban de personas y los trenes no llegaban.
Números rojos
Y mientras se conocen los números rojos de la empresa pública de ferrocarriles españoles, el ministro Blanco se apresuró recientemente a anunciar a bombo y platillo que el consorcio español liderado por la propia Renfe, Adif y Talgo se ha adjudicado el proyecto de construcción de una línea de AVE entre La Meca y Medina, en la que también participan varias empresas saudíes.
El presupuesto de la operación asciende a 6.736 millones de euros, y el periodo por el que se adjudica la gestión es de 12 años. El grupo español, por su parte, se compromete a llevar a cabo la estructura de vía, electrificación y señalización sobre un trazado de 450 kilómetros, y, tras años de negociaciones, los saudíes se han decantado por el proyecto español que, al parecer, ha desbancado al francés.
El ministro de Fomento se congratuló con la operación y comentó que se trata de un “hito histórico” el haberle ganando la partida a Francia. El rey Abdullah y el Gobierno español sellarán el inicio de la segunda fase de las obras del conocido ya como ‘AVE del peregrino’ en noviembre, ya que las ciudades de La Meca y Medina son puntos clave en la peregrinación de los musulmanes.ExtraConfidencial.com
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