El desapego por el pasado, la indolencia por conservar parte de nuestra historia pareciera estar en la idiosincrasia de los tucumanos. La destrucción del patrimonio no cesa. Tras el levantamiento del ferrocarril, su infraestructura y su legado edilicio comenzaron a ser saqueados minuciosamente. Ello viene ocurriendo desde hace años sin que ninguna autoridad provincial o nacional haya emprendido acciones concretas.
En nuestra edición de ayer, dimos cuenta de la destrucción de la estación ferroviaria de Villa Muñecas, como viene sucediendo con la Estación Mate de Luna, los talleres de Tafí Viejo, con el predio Ferial Norte (en El Bajo) y con El Provincial, en la avenida Roca al 600. Ubicada en Viamonte y Francisco de Aguirre, fue una terminal intermedia muy importante. Llegó a contar con 10 vías para el cambio de formaciones. Tenía el brete, lugar para alimentar a los animales que llegaban en los vagones y que debían seguir viaje al norte, o bien, pasar a los camiones para continuar camino hacia las bocas de consumo. Actualmente, hay un asentamiento de casas precarias. Una vecina contó que "vendían los ladrillos, los durmientes... todo", comenta. "En menos de dos años sólo quedaron un montículo de tierra y escombros", acotó.
"Los buenos tiempos viven en la memoria" se titulaba la crónica del 17 de junio de 1991. Y el sumario agregaba: "Las ansias de progreso entraron en vía muerta después del cierre de los ramales ferroviarios. La falta de cloacas, la baja iluminación son algunas de las preocupaciones de los vecinos de Villa Muñecas". Cuatro años más tarde, nuestro diario registró el cono de sombras que se insinuaba sobre la estación. "También pasan algunos trenes de carga que sólo dejan vibraciones en el andén vacío, mientras el encargado de la estación ondea una bandera verde. Nadie se acerca a ver el paso del convoy", apuntaba la nota. La cobertura del diario del 24 de octubre de 1998 se titulaba: "Una estación que extraña el tren" y la crónica decía: "La zona se pobló al abrigo del ya desparecido ferrocarril Central Norte. De esa época quedan nada más que unos vagones inútiles y el viejo edificio que alberga actualmente a cinco familias. Son muchas pero, aunque apretadas, se sienten seguras bajo esos techos todavía sólidos.
En poco más de una docena de años, el edificio fue reducido a escombros, ante la pasividad de los responsables de su conservación. Curiosamente, la estación Muñecas figura dentro del listado de bienes integrantes del Patrimonio Cultural de la Provincia (Ley 7535, sancionada en 2005). El inmueble era una copia fiel de la estación de Las Cejas, que afortunadamente aún sigue en pie y que habría que evitar que sufra el mismo destino.
El edificio abandonado podría haberse destinado a una biblioteca, de alguna entidad barrial u ONGs con fines sociales o quizás a un comedor o a un CAPS. De ese modo, se hubiera editado el saqueo y el exterminio. La ex estación El Provincial parece seguir ese triste camino porque cuestiones burocráticas y jurisdiccionales sirven de argumento a las autoridades para no hacer nada y dejar que el patrimonio sucumba inexorablemente y con él un pedazo de nuestro pasado. Esta actitud de indiferencia se sustenta posiblemente en el desconocimiento de la historia de tucumana y en la falta de amor por esta tierra, no sólo de la clase dirigente, sino también de la sociedad que tampoco hace nada para evitar estos estragos a nuestra identidad.(Fuente: La Gaceta)
DE A PEDAZOS DESGARRARON LA ESTACIÓN MUÑECAS
Desde 2008 la fueron saqueando sin tregua; hoy apenas queda una palmera y una casa que está ocupada
De a poquito, lentamente. Así fueron consumiéndose las paredes, los techos, las escalinatas y los pisos de la Estación Muñecas. El trabajo fue intenso y sin interrupciones. Desde 2008, los vecinos aseguran que los carros fueron llevándose todo lo utilizable: ladrillos, baldosas, mármoles, chapas.
Estación MUÑECAS
Donde estaba la Estación Muñecas hay un asentamiento con casitas muy precarias. Los únicos rastros del tren son una emblemática palmera y el testimonio de los vecinos; sus recuerdos del pasado.
Nora Olea vive a 100 metros de la ex estación y fue testigo de cómo la estructura iba siendo desmantelada. "Vendían los ladrillos, los durmientes... todo", comenta. En menos de dos años sólo quedaron un montículo de tierra y escombros.
"Un comedor, un destacamento policial, cualquier cosa podrían haber puesto allí", agrega indignada. Nora cuenta que se juntó con varios vecinos hablaron con un legislador para que impidiera la desaparición del inmueble, pero sólo recibieron promesas. Nada más.
Lo que hay
Al frente, cruzando las vías se ve una sencilla casa que pareciera del ferrocarril por su característica galería con cenefas caladas y columnas de hierro.
"Esa era la casa del cuidador, pero ahora está ocupada", explica Ramona de Gramajo, otra vecina de las vías. ¿Es lo único que sobrevivió? "Eso, nada más", dice poniéndo las manos sobre las caderas en señal de resignación.
La Estación Muñecas fue una terminal intermedia muy importante. Llegó a contar con 10 vías para el cambio de formaciones. Tenía el brete, lugar para alimentar a los animales que llegaban en los vagones y que debían seguir viaje al norte, o bien, pasar a los camiones para continuar camino hacia las bocas de consumo.
En 1995, una crónica publicada por LA GACETA advertía sobre la preocupación de los vecinos. Sin el tren, la estación estaba siendo ocupada a la noche por malvivientes. En esa época todavía había un jefe y un empleado durante el día.
En 1998 la estación ya había sido ocupada por cinco familias. El edificio todavía estaba en pie y había un par de vagones abandonados. Diez años más tarde, todo terminó.
Arribo a Tucumán.- "Apenas llegó el ferrocarril, en 1876, comenzó a planearse la prolongación hasta Bolivia. En 1880 se dispuso construir el tramo Muñecas-Río Tapia, siguiendo hacia el norte. En 1885 se llegó a Vipos, a Rosario de la Frontera en 1888 y a San Salvador de Jujuy en 1891", cuenta Carlos Coronel.
Un punto clave.- La Estación Muñecas fue parada obligada de muchos taficeños que viajaban en el tren local.
Un solo testimonio.- En la casilla, que aún existe pero está ocupada, funcionaba un consultorio médico y la guardia de la policía ferroviaria, que dependía de la Policía Federal Argentina.
El camino.- Desde esta estación, a la altura de la avenida América nacía un desvío que pasaba por el ingenio San José y cruzaba el cañaveral (actuales diagonales norte y sur de Yerba Buena) para llegar hasta el Ingenio San Pablo.(La gaceta)
Forma parte del vandalismo consentido por las autoridades de turno quienes demagogicamente han permitido por acción u omisión, semejantes atropellos al patrimonio ferroviario. Tucumán es un emblema en éste sentido aun pese a la "eventual" recuperacion de Tafí Viejo, pues cuando existen gobernadores que poseen sólidos negocios en el ramo automotor o sindicalistas que surgen de gremios como por ejemplo el de camioneros, jamás los ferrocarriles tendrán la oportunidad de crecer como opción, sólo será un apendice de éste farrago de moviles que atestan las rutas argentinas generando todos los santos días accidentes con victimas fatales. Pueden echar una miradita de lo que quedó del tren el Catamarca, La Rioja, Mendoza para darse cuenta de lo tenemos entre manos, nada, casi nada de lo que otrora brillara en el territorio nacional.Gracias.
ResponderEliminarcompletamente de acuerdo con el Dr Huber, además me gustaria que se resalte, en las paginas de Cronica Ferroviaria, todo lo positivo, que mucha gente a realizado para el mantenimiento, en parte, de lo que fue en su momento el ferrocarril, y me refiero especificamente, al taller de la ciudad de Junin, donde esforzados trabajadores mantinen el mismo en forma operativa,y a la espera que la Subsecretaría de Transporte Ferroviario de la Nación, le de el suficiente trabajo para que mucha gente desarrolle las actividades, en el rubro mencionado, ahorrando para el país mucho mas dinero de lo que se piensa.
ResponderEliminarlos invito a verificar lo que digo, ya que hace 40 años que soy ferroviario,y de los cuales casi 18 los pase en la COOTTAJ