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25 de octubre de 2011
MENDOZA: EL TREN DEL CARBÓN AHORA PASA DE NOCHE PARA QUE NO LO ASALTEN
La empresa decidió circular por las zonas conflictivas de madrugada y no siempre los mismos días. Los saqueos siguen.
Ni la muerte del chico Mauricio Morán en mayo de 2006, ni el riesgo de provocar una tragedia por descarrilamiento, ni mucho menos la inminente posibilidad de hacer un movimiento en falso y caer entre dos vagones con un resultado fatal (como pasó a mediados de este año).
Ninguna de esas situaciones parece ser suficiente para frenar los robos y actos vandálicos que todas las semanas se registran en los trenes carboneros cuando atraviesan las zonas de Perdriel, Luján y Maipú y que ponen en peligro no sólo a los maquinistas de esos trenes, sino a las más de cien personas que por recorrido se cuelgan como pueden de los vagones.
A ese mismo peligro están expuestos los barrios y asentamientos ubicados a la vera de las vías.
"Ahora el vandalismo incluye no sólo el robo de carbón, sino también de parte de los vagones para venderlos como chatarra. Para frenar los trenes roban rieles, durmientes y hasta las eclisas que se usan para conectar un riel con otro.
Es una situación que se repite a diario y cada vez es peor. Hemos tenido que llegar a soldar las eclisas y poner rejas a las locomotoras para que no rompan vidrios y hieran a los maquinistas", destacó Eloy Pizarro, gerente de operaciones de la unidad oeste de ALL, que opera la formación.
Pizarro destacó que la última indicación de la empresa para el recorrido que va desde la Destilería hasta Palmira es que hagan el trayecto en horas de la madrugada, para evitar que los saqueos sean significativos y que no quede tanta gente expuesta al riesgo de descarrilamiento u otro tipo de accidentes.
Por mes se roban toneladas de carbón de coque.
Más medidas
Según destacaron Pizarro y el delegado del gremio de maquinistas La Fraternidad, Ramón Albornoz, nada ha cambiado desde ese fatídico día cuando, hace poco más de cinco años, Mauricio perdía la vida durante uno de los saqueos al tren del carbón.
"Seguimos sufriendo actos vandálicos a diario. En mayo o junio de este año murió una persona en la zona de Gutiérrez cuando quiso pasarse de un vagón a otro para sacar más carbón. No hay día que no tengamos que bajar con la custodia policial, y es un servicio extraordinario", destacó Pizarro.
El gerente de operaciones de ALL destacó que por semana completan ese trayecto de casi 70 kilómetros (desde la Destilería en Luján hasta la estación Palmira) entre tres y cuatro frecuencias. "La última restricción es cumplir esas frecuencias a la madrugada, sin especificar días exactos ni horarios justamente para disminuir los ataques", destacó Pizarro, quien resaltó que aún así los saqueos continúan.
Las agresiones a los maquinistas no son directas ya que el objetivo de la gente que frena el tren no es directamente atacarlo, sino quedarse con parte de la carga. Sin embargo, muchas veces en su afán por obligar a detener la marcha las consecuencias no se miden.
"A veces tiran piedras y les pegan a los maquinistas o desarman las vías y durmientes para que el tren descarrile, pero en ese caso el peligro es mucho mayor, ya que cuando un tren descarrila puede matarse desde el maquinista hasta la gente que va arriba de los vagones y puede afectar hasta a quienes han instalado sus casas al costado de las vías", destacó Pizarro.
Cómo lo detienen
En la misma sintonía que Pizarro, Albornoz destacó que la gente no toma conciencia de las peligrosas formas en que intentan detener el tren.
"A algunas máquinas les han puesto rejas protectoras, pero a veces con los piedrazos que tiran rompen vidrios y de vez en cuando alguno de nuestros maquinistas tiene que ser atendido por esquirlas que le quedaron en la cara y los ojos. Para frenar los trenes sacan las eclisas y hasta ponen clavos, entonces nosotros tenemos que disminuir la velocidad por las dudas. Si no lo hacemos las consecuencias pueden ser terribles", destacó Albornoz.
Una vez que el maquinista disminuye la marcha para evitar un eventual siniestro, la gente que espera al costado de las vías empieza a trepar a los vagones.
Quienes lo hicieron primero cortan las mangueras de los frenos y cierran los grifos, por lo que el tren se frena automáticamente. Y es en ese momento cuando familias enteras suben a los vagones y empiezan a acumular carbón de coque para bajarlo de los vagones y dejarlo a la vera de las vías.
"Entonces es cuando el maquinista tiene que bajarse a abrir de nuevo el grifo para que el tren pueda ponerse en marcha de nuevo. La verdad es que la gente no agrede al maquinista cuando se baja a hacer ese trabajo, para el que va custodiado por la policía. Afortunadamente la gente sabe que el objetivo no es pegarle al conductor y la Policía en ese sentido nos da una mano extraordinaria; hacen lo que pueden".
Las zonas más críticas
El famoso tren del carbón sale de la Destilería entre tres y cuatro veces por semana, cargado justamente de carbón de coque. Cuando la formación ferroviaria pasa por la zona de Perdriel, es allí, en la primera de las zonas críticas, donde empiezan los robos con la modalidad explicada.
Una vez que el tren arranca nuevamente, continúa su ruta por la zona de Luján (cruzando el río Mendoza y la Ruta 40) para seguir por el sector de la calle Azcuénaga.
La siguiente estación del tren es Russell (ya entrando al departamento de Maipú) para seguir hasta la zona en la que está el Corralón Municipal. Y cruzando la calle Correa, en la zona de Gutiérrez, aparecen otra vez las personas y familias enteras que detienen a la fuerza a la formación ferroviaria para hacerse con su parte de la carga.
Según relataron los representantes de ALL y de La Fraternidad, una vez que el tren sale de ahí, ya no queda ningún otro foco conflictivo hasta llegar a Palmira.
“Las zonas más complicadas son Perdriel y Gutiérrez. El maquinista nunca le da vía libre a la gente para que saquee, pero la premisa siempre es proteger la vida.
Por eso es que ante la posibilidad de un descarrilamiento, detiene la marcha, al igual que cuando cortan los frenos. Y es en ese momento cuando se hace el robo. Por decirlo de algún modo, buscamos el mal menor”, destacó Pizarro, quien resaltó que los hechos de agresión a maquinistas no son sistemáticos, de todos los días. (Fuente: Los Ándes)
lo mas desgraciado para quienes hurtan este carbon . arriesgo incluso de sus propias vidas . es que no sirve para uso domestico....entonces , cabe la posibilidad cierta del mercado negro. curiosamente , en las epocas de ferrocarriles argentinos , esto no sucedia....
ResponderEliminarNo crean, yo lo he usado en la salamandra, una maravilla lo que rinde.
ResponderEliminarajaja que feo, donde esta la policia...? o la empresa??..
ResponderEliminarAl ferrocarril lo chatarrean los empresarios disfrazados de funcionario.... y ahora tambien el paco?...
Va, donde fue a parar la mentalidad argentina!!!!
Porque no se usan vagones cerrados, digamos gondolas pero cubiertas?
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