Actualmente, los ferrocarriles están siendo revalorados y reconocidos como un componente importante para impulsar el crecimiento de las regiones
Uno de los símbolos del desarrollo económico de fines de siglo XIX era el tendido de la red ferroviaria.
Argentina supo tener una infraestructura férrea que unía a todo el país llegando hasta los pueblos más escondidos. Por donde pasaban las vías, los pueblos cobraban vida.
Del mismo modo, muchos pueblos han muerto cuando las locomotoras dejaron de frecuentarlos. Esto que ha ocurrido en Argentina, también lo ha padecido Brasil y varias regiones dan cuenta sobre las consecuencias económicas de medidas equivocadas.
En la actualidad los ferrocarriles están siendo revalorados y reconocidos como un componente importante para impulsar el desarrollo de las regiones.
Argentina llegó a tener 44 mil kilómetros de vías y hoy opera algo más de 10.000 y no se ven decisiones de modificar esta ecuación, ni siquiera de mejorar lo existente.
En tanto, Brasil que llegó a tener 37 mil kilómetros de vías y hoy tiene operables unos 29 mil kilómetros, tiene un proyecto para llegar a 52.000 kilómetros en el 2030, con una inversión esperada de casi 40 mil millones de dólares. La inversión brasileña sigue la apuesta mundial de reestructurar el sector ferroviario.
En un país productor, el transporte no tiene que ser una carga.
Argentina es un país privilegiado en muchos aspectos, sobre todo por la gran extensión y disponibilidad de suelos cultivables y sus diferentes climas, que los hacen aptos para cultivos de toda índole. Pero también es un país extenso y con una infraestructura de desplazamiento desactualizada y deteriorada.
Ante un mundo cada día más demandante de alimentos, nuestro país tiene la oportunidad de ser un gran abastecedor.
En esa línea, aspira a superar la producción de cien millones de toneladas de granos en los años que vienen. Es momento entonces de comenzar ya a proyectar y ejecutar las obras necesarias para poder transportar esa producción. En tanto, se han modernizado y profundizado los puertos y sus vías de acceso para permitir la entrada de la nueva generación de grandes buques, con qué se van a cargar es la gran pregunta.
Los franceses, que intentaron también el negocio ferroviario en Argentina, al mismo tiempo que los ingleses, tuvieron la visión estratégica de unir los puertos que hoy tienen en nuestro país la puerta de salida de los granos que el mundo demanda.
Este estratégico ferrocarril, que unía el puerto de Rosario y el de Bahía Blanca y Coronel Rosales, cruzaba transversalmente a todos los sistemas instalados por los ingleses, que apuntaban a un puerto determinado.
Las guerras mundiales y la competencia hicieron que este ferrocarril fuera incorporado a los otros sistemas, especialmente a los que comparten la trocha ancha.
Actualmente es este ramal, con agregados, la red que opera Ferroexpreso Pampeano y que para el sistema agroexportador se está convirtiendo en la herramienta imprescindible para apoyar el crecimiento de la producción y exportaciones.
Existen excelentes posibilidades para el desarrollo del ferrocarril en la Argentina, facilitadas por su geografía y las características de su producción.
Actualmente, menos del 15% de la producción de granos y oleaginosas se transporta por tren. Las flotas de transporte carretero se modernizaron en su momento aunque hoy ya muestran un alto grado de obsolescencia. En tanto que el ferrocarril ha envejecido y reducido.
Esto, visto desde el punto de vista del crecimiento de cargas a transportar, nos indica un pronto colapso de los sistemas, tanto carretero como ferroviario y, además de tener una incidencia negativa en los costos, potencia exponencialmente la posibilidad de accidentes de tránsito.
La inversión requerida para el tendido de una moderna red ferroviaria de 10.000 kilómetros de vías, incluyendo equipos y material rodante, es del orden de 5.000 millones de dólares. Un esfuerzo de esta magnitud no puede ser asumido en forma individual por empresas locales.
El estado tiene que entender la estrategia de estas inversiones, asociado al sector privado para compatibilizar los intereses y lograr explotaciones eficientes y rentables. Es necesario programar los grandes tramos que vinculen puertos y países. Este monto de inversión es insignificante si lo comparamos con los beneficios esperables de los próximos años de exportaciones.
Existen distintos proyectos en danza en materia de transporte doméstico. Sin excluir a ninguno, es razonable dar prioridad a los ferrocarriles de carga.
En tal sentido, nuestros vecinos chilenos y brasileros han planteado la necesidad de la vinculación por ferrocarriles de ambos océanos, con inversiones realmente importantes para vencer los obstáculos que la naturaleza ofrece para estos emprendimientos.
En esta solución, en este proyecto, Argentina no debe estar ausente.
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ResponderEliminarNo es cierto que chilenos y brasileños hayan acordado su vinculación ferroviaria. Lo han hecho Argentina y Chile con los acuerdos por el Túnel de Baja Altura. Brasil lo intenta con Bolivia, Perú y Ecuador.
En lineas generales estoy de acuerdo con lo expresado en el articulo.Agregaria que debemos trabajar sobre 22000 km que todavia tenemos,10000 de los cuales constituyen la red troncal.En esta debe renovarse casi totalmente la infraestructura(vias,senalamiento,comunicaciones,etc..Los 12000 km restantes necesitan una adecuacion a los traficos a soportar.Si pensamos que en algunos corredores trocales se puden rehabilitar trenes de pasajeros eficientes y competitivos,los costos son mas altos,estariamos hablando de 18000 millones de dolares en un plazo de 12 anos.
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