“Los argentinos pidieron de todo pero no les dimos nada . Era una locura. No se puede pagar esos costes políticos en un acuerdo entre Estado y Estado. Después hay que ver que hicieron allá con el dinero y con los trenes”. El que habla es un miembro del reducido círculo de ejecutivos españoles de empresas públicas y privadas que participaron de la operación por la venta de material ferroviario a Argentina, un contrato que, en un primer término alcanzó los 32 millones de euros pero que el año pasado fue refrendado por 120 millones de euros más. El hombre aceptó hablar con Clarín sólo si el grabador estaba apagado y su identidad, reservada. Su relato sobre los números finales del negocio fue confirmado a este diario por un destacado referente del Partido Popular -el partido de la oposición- que pidió información oficial al Gobierno luego de que este diario revelara cientos de mails incautados por la Justicia que ponen bajo sospecha de corrupción la ejecución de un acuerdo firmado.
Según dice el ejecutivo, lo que más molesta de este lado del océano es que desde el Gobierno argentino “se ponga en discusión la reputación de Renfe diciendo que el material enviado es chatarra” . Asegura que los equipos ferroviarios que salieron desde el Puerto de Santander para Buenos Aires “eran lo acordado, peritado y auditado. Y además a precio de saldo porque era un acuerdo entre estados”. Así, considera que “ hay que rastrear en la postura inexplicable de Argentina : apenas recibió lo que compró dijo que era chatarra y nunca firmó los contratos de rehabilitación del material con Alstom ni ninguna otra empresa. ¿Para qué compran si no lo quieren poner en marcha? Tenían en sus manos algo que valía el triple de lo que habían pagado y lo desechan?” Sus sospechas se refieren a la información salida desde la secretaría de Transporte argentina de que las primeras partidas recibidas desde España y Portugal, en las que se gastaron $ 1500 millones, están, en su mayoría, fuera de servicio. Este dato, según confirmaron tres fuentes oficiales, genera indignación en los despachos de Renfe, la estatal ferroviaria que fue la proveedora de los equipos, junto con Feve, la otra fabricante de trenes local.
La mesa de trabajo que llevó adelante la ejecución del acuerdo firmado por Néstor Kirchner y el jefe de Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, tuvo como protagonistas españoles a cuatro empresas: Expansión Exterior, una trader pública que se encargó de la comercialización de los trenes, Renfe y Feve, las ferroviarias que aportaban el material y Cyaes, la consultora contratada por Expansión Exterior que trabajó junto a Manuel Vázquez en este negocio. Todos los directivos de esas compañías compartieron arduas discusiones donde no sólo había exigencias de “costes políticos” millonarios. De esos mails se desprenden también peleas feroces por pugnas de los dos lados referidas a los precios a facturarse.
De la negociación, la fuente recuerda con “espanto” las reiteradas visitas oficiales del ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime, entre 2004 y 2006 cuando se cerraban los detalles del negocio: “Jaime venía aquí acompañados de los dueños de las empresas concesionarios. Eso, para nosotros, es un escándalo ”. Todos eran invitados por Renfe a exquisitas cenas que en más de una oportunidad fueron en el Westin Palace, un hotel similar al porteño Hotel Alvear. El ex funcionario, que respondió directamente a Kirchner, viajaba a España para discutir el contrato por los trenes con una comitiva oficial compuesta generalmente por Héctor Simo, Presidente de Ferrovía, Joaquin Acuña de Metrovías y Claudio Cirigliano de Cometrans. “Estos últimos -dice la fuente- parecían una banda de pandilleros que se peleaban por quién se iba a quedar con el material”.(Fuente y foto: Clarín)
claro,,,UNA BANDA DE DELINCUENTES , CANALLAS .......y que encima debemos pagarles el sueldo
ResponderEliminar¿Y el gobierno tenía a estos personajes como funcionarios? ¿Cómo se explica?
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