El 19 de noviembre, el ferrocarril de la mayor ínsula antillana celebra años de fundado, primero del mundo hispano.
Como novedad desconocida para muchas personas, el ferrocarril de Cuba se puso en servicio en 1837 para el transporte de mercancías y viajeros, y desde un inicio resultó un medio de suma relevancia.
Tales detalles se pueden apreciar en su museo, en una antigua estación de trenes en Centro Habana, nombrada Cristina, donde se exhiben locomotoras, vagones y otras piezas de antaño, muy popular entre visitantes extranjeros.
Este primer ferrocarril se construyó en Cuba y fue también el primero en servicio en las Antillas y el mundo iberoamericano.
Para septiembre de 1830 llegó a la ínsula una Real Orden de 19 de julio para informar que José de Jesús Herrera y Herrera había recurrido al Rey de España con el propósito de solicitar permiso para construir un camino de hierro desde La Habana hasta San Antonio.
Esa vía pretendió unir San Antonio de los Baños, cerca de la insipiente capital, hasta la villa de Güines, localidad habanera, maniobra para distraer la atención del verdadero primer ferrocarril.
El 6 de julio de 1830 se iniciaron las gestiones para la construcción del tramo con el visto bueno de la Junta de Fomento, y las obras comenzaron el 19 de noviembre de 1835.
Le siguió que el 15 de febrero de 1831 las autoridades de la Isla presenciaron una demostración del funcionamiento de la primera locomotora en Cuba, efectuándose una segunda exhibición pública, con cobro de la entrada, el día 24 de igual mes.
Para la construcción se dividió el trazado en seis tramos. Finalmente, se decidieron por inaugurar el primer trayecto entre La Habana, San Felipe y Santiago de Bejucal, el 19 de noviembre de 1937, al amanecer.
Los vagones y las locomotoras, a semejanza del ferrocarril de Londres a Birmingham, fueron fabricados en la capital británica, material ferroviario diseñado por Stephenson.
El parque estaba integrado inicialmente por ocho locomotoras a vapor, y 50 vagones de mercancías con una capacidad de carga de dos a cinco toneladas.
De las ocho locomotoras compradas a Inglaterra, las cuatro primeras fueron fabricadas por Braithwithe, y llegaron al puerto de La Habana el 28 de abril de 1837.
Estas máquinas llevaron entonces los siguientes nombres: Cubana, Habana, Villanueva (importante magnate, conde, del tabaco y promotor del ferrocarril) y La Comisión.
La llegada de ese tipo de transportación a Güines significó, solamente en el primer año, una disminución de un 70 por ciento del costo del transporte, originando una expansión de productos.(Fuente y foto: Prensa Latina)
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