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30 de agosto de 2019

La triste realidad que supera al relato

Actualidad

Redacción Crónica Ferroviaria

La mayoría de los medios informativos del país tratan de esconder muchas noticias que a la corta o a la larga se saben y toman estado público a través de las redes sociales que superan a esos "medios" que callan todo lo que pueda ser malo para el gobierno de turno.


Ya hace varios meses que estamos viendo la cantidad de suicidios que hay en las distintas líneas ferroviarias del AMBA como en las Líneas de Subte. En su gran mayoría son por el grave estado económico y social que están viviendo millones de familias argentinas.


Hay dos fotografías que muestran a las claras, gracias a la pericia de los conductores de trenes y subtes que pudieron evitar una muerte innecesaria, que al ser interrogadas las víctimas expresan su dolor "de no tener dinero para comer ni para los remedios y no quieren molestar a sus hijos", como lo expresó un jubilado en las vías de la Línea "C" de Subte.

Triste realidad que se vive en un país donde la realidad supera por un largo trecho al relato.

18 de febrero de 2019

El conductor de trenes: Del deber ante el comando al fantasma de los suicidas

Actualidad

Nació en Ceres, tiene sólo 28 años y es conductor en un ramal del Gran Buenos Aires. Recibió una estricta formación para estar a bordo de un comando de trenes. Relata ese “fantasma mental” para el que todo maquinista debe prepararse: las personas que se tiran en las vías para quitarse la vida, los accidentes y descarrilos.

La vida de un maquinista profesional de tren es poco conocida en la ciudad, simplemente porque aquí no hay trenes de pasajeros (sólo los de carga, y un tren urbano parado) ni subtes. Pero no por eso es interesante: un chofer de tren puede llegar a transportar en el Gran Buenos Aires —en horario pico— más de 1.600 pasajeros. Debe lidiar con la responsabilidad de todas esas vidas y de la propia, porque la posibilidad de un descarrilamiento o de un accidente siempre está.

Joven y ceresino. Maximiliano Mühn hace ya varios años que trabaja como chofer profesional de trenes. Recibió una estricta formación para afrontar todos los desafíos que debe afrontar en su trabajo. Tiene un futuro promisorio. Foto: El Litoral

Un conductor de tren que marcha a unos 50 ó 60 km. por hora, tiene muy pocos metros (depende de varios factores) para frenar ese bólido de hierro. Y hay personas negligentes, “kamikazes” que cruzan por las vías como si nada, con auriculares puestos, pasando las barreras de los cruces a nivel, sin escuchar los bocinazos desde la cabina. Y está lo inevitable: las personas suicidas que deciden quitarse la vida arrolladas por los aceros del tren, que no puede frenar de inmediato y salvarlas.

Maximiliano Mühn es santafesino. Nació en la ciudad de Ceres hace 28 años. Le surgió la oportunidad de hacer el curso para ser maquinista, se entusiasmó y desde hace años comenzó la carrera en Buenos Aires. Debió estudiar y aprobar arduos contenidos de física, reglamentos y señales, mecánica, conocer todo el tren completo. Hoy es chofer de la Línea Mitre (ramal a José León Suárez). Es el Gran Buenos Aires, profundo y misterioso. Mühn hace el turno noche: Retiro a Suárez, Urquiza, Empalme Maldonado (entre otros puntos) y vuelta a Retiro.

Los suicidios

Según el último Informe Estadístico Anual sobre Red Ferroviaria de Pasajeros del Área Metropolitana de Buenos Aires (elaborado por la Comisión Nacional de Regulación del Transporte, CNRT), de 2005 a 2017 hubo 2.130 suicidios en las vías de trenes. Ese número representa el 52 % (más de la mitad) de los fallecimientos por todo concepto (4.112 decesos), como arrollamientos, accidentes, etc. El número de esos 12 años es cuanto menos preocupante.

Y en el medio de cada suicidio, están los maquinistas de trenes. Ven el primer plano la finitud de una persona, su muerte, incluso sobrevivientes con mutilaciones. Ocurre que un tren no frena como un auto, por ejemplo. “Los trenes nuevos tienen buena capacidad de frenado, pero son muchas las toneladas: el frenado varía si se viene con el tren vacío o lleno de gente, en hora pico. Pero si venís con el tren a 50 ó 60 km./h. y ordenás la emergencia, hay 80 ó 100 metros por delante donde el tren no parará”, le explica Mühn a El Litoral.

Es la fatalidad de lo inevitable: muy difícilmente esa vida se puede salvar. “Das (a Control) la emergencia y tratás de hacer todo lo posible para que esa persona que quiso matarse no muera, pero no siempre se puede. El tren no se puede frenar a pocos metros”, insiste. “Por suerte, nunca me pasó. Los conductores de trenes estamos capacitados y somos consientes de que en algún momento un accidente, un suicidio inevitable o un descarrilamiento nos puede tocar”. Mühn muestra fortaleza: “En mi caso, todos los días me levanto, voy a trabajar y hago mi labor siempre de la mejor forma posible”, dice.

Pero también hay muchos descuidos y negligencia por parte de la gente. “A veces veo personas que cruzan la vía y se exponen a un riesgo de muerte: me ocurrió ver a un joven cruzar la vía con auriculares puestos y no escuchan la bocina del tren. Hay madres con sus hijos y repartidores de delivery que pasan con la barrera baja (en un paso a nivel). ‘Soltamos’ la bocina, pero no se toma conciencia del riesgo”, relata.

Cómo se procede

Cuando ocurre un episodio de suicidio, arrollamiento o descarrillo, automáticamente se envía la emergencia a Control. “Trabajamos con una radio grupal donde está toda línea conectada a la misma frecuencia: Control, base, sub-base, los cabines del ramal (quienes están en las garitas) y los trenes en circulación”, narra el joven.

“Decís: ‘¡Control, emergencia!’, y la radio sólo queda a disposición del chofer que sufrió un episodio trágico. Se envía ambulancia, policía y otro conductor de relevo. El chofer que atropelló involuntariamente a un suicida no hace más nada: es trasladado en ambulancia, debe ir al médico de la empresa y luego a un psicólogo”, precisa Mühn.

“Ahí entra a jugar cómo sobrelleva cada uno, por ejemplo, el estrés postraumático que puede desencadenar un episodio de este tipo. Hay compañeros míos de mi edad, con la misma antigüedad, que ya debieron afrontar suicidios. Son muy frecuentes los casos de personas que se quitan la vida en las vías. Otros colegas ferroviarios de mucha antigüedad tienen más de 25 accidentes de este tipo. Y la sobrellevan”.

Otro dato es una medida de seguridad clave. ¿Qué pasa si el maquinista se descompensa mientras traslada a decenas y decenas de personas? Está conectado o un dispositivo de “hombre vivo”, que debe pulsarlo cada 13 segundos. Abajo, otro dispositivo de “hombre muerto”, un pedal que los cada maquinista deben llevar presionado todo el tiempo. “Si un maquinista deja de pulsar el joystick, automáticamente se aplica la emergencia y el tren se frena. Lo mismo si el chofer de tren saca el pie del pedal”, cuenta Mühn.

La familia se extraña

“Mi trabajo es muy bueno. Estoy muy contento. Me encanta hacer esto. El punto negativo es estar lejos de mi familia, que vive en Ceres: yo en Buenos Aires y mis viejos a 800 kilómetros de distancia. Pero toda vez que puedo me voy a verlos, o los llevo a Buenos Aires”, se sincera el joven maquinista. Su novia está con él y lo apoya. Pese a esa sensación de desarraigo, un futuro a toda máquina les espera.ElLitoral.com

5 de febrero de 2019

Imprudencia, locura, suicidas. ¿Cómo se debería llamar a esto?

Actualidad

Redacción Crónica Ferroviaria

Cuando ya creíamos que se había acabado esa manía de viajar en el techo de una formación ferroviaria, como se vivía asiduamente allá por la década de fines de los 80 principios del 90 del siglo pasado, volvió nuevamente a hacerse presente en el día de hoy en la Línea Roca.

Cuando el tren de pasajeros procedente de la estación ferroautomotora de la ciudad de Mar del Plata se dirigía con destino a estación Plaza Constitución, se observó que dos jóvenes viajaban en el techo de unos de los coches de la formación. El incidente ocurrió a la altura de la estación Gerli; los dos hombres recibieron atención médica. Uno de ellos estaba grave y fue trasladado al Hospital Fiorito, en Avellaneda.


Según la empresa Trenes Argentinos Operaciones mediante un comunicado expresa que "siendo las 07:44 horas del día de hoy se produce un corte de energía en catenaria debido a que dos personas que indebidamente se subieron al techo de la formación 304, que provenía de Mar de Plata, fueron alcanzados por una descarga eléctrica de 25.000 voltios proveniente de la catenaria. Ambas personas resultaron heridas de gravedad y están siendo atendidas por personal de los servicios de emergencias".


A raíz del suceso los ramales La Plata y Bosques vía Quilmes y el servicio a Mar del Plata se encuentran con demoras que ya fueron subsanadas.


Lo que nos causa sorpresa, es que nadie de seguridad haya advertido la presencia de estas dos personas arriba del techo de la formación proveniente de Mar del Plata para avisar a los conductores que paren el tren en alguna estación para hacerlos bajar y ponerlos presos por la actitud adoptada.

Con esto no queremos echar culpas sobre dicho personal, ya que nadie en su sano juicio va a creer que dos energúmenos viajen arriba de un techo de un tren, pero de ahora en más sería conveniente prestar más atención a esto porque se puede tomar como moda como pasó en las décadas arriba citadas. En esa oportunidad fueron varias personas las que perdieron la vida.

16 de noviembre de 2017

Doy fe que es así

Nota de Opinión

Por Carlos Alberto Salgado


Con relación a la muy buena nota del diario Perfil con el título “Escuchás los ruidos de los huesos abajo de la cama”, como nieto e hijo de maquinistas de trenes doy fe de lo que sentían ellos cada vez, por desgracia, que tenían que vivir momentos tan difíciles para estos trabajadores del riel que es ver y sentir bajo las ruedas del tren que ellos conducían, cuando una persona se suicida o viven un accidente en la que hay pérdidas de vidas humanas.

Recuerdo desde mi niñez y adolescencia las veces que veía a mi querido viejo llegar a casa desencajado por la amargura que vivía cuando el tren que él conducía era el protagonista en cada accidente o suicidio de un ser humano.

Maquinista Santos J. Salgado

Me acuerdo muy bien, entre otros hechos que quedó grabado en mi memoria, la nochebuena de 1960 cuando se despidió de nosotros porque tenía que correr a las 15,30 horas el tren mixto de Buenos Aires a Mercedes (Provincia de Buenos Aires) con máquina a vapor del ex Ferrocarril General Belgrano y pasar lejos de nosotros las fiestas, pero a eso de las 20,00 horas de ese día lo vimos regresar a casa llorando con su canasta en la mano y desplomarse en la silla contando que había arrollado a una familia entera en la estación González Catán.

El hecho ocurrió cuando desde un tren de pasajeros que estaba estacionado en andén, bajan por el lado contrario (o sea a las vías) el papá, la mamá y el hijo chiquito al momento que pasaba la formación que conducía mi viejo. El resultado ya se pueden dar cuenta cuál fue. Hasta el día que murió vivió y sintió ese recuerdo como tantos. 

Siempre me decía: "nunca los olvido, quedan en tu memoria para siempre".

“Escuchás los ruidos de los huesos abajo de la cama”

Actualidad

En Argentina mueren unas tres personas por día gracias a los trenes, sea por accidente o suicidio. Los maquinistas relatan cómo se vive entre los recuerdos traumáticos y el sentimiento de culpa.

Después de cada accidente de tren, el foco de la información suele estar en las víctimas: quiénes eran, cómo murieron, si se trató de un suicidio o si hubo fallas en el sistema, si hubo imprudencia del conductor. No se habla tanto, en cambio, de las otras víctimas: los conductores ferroviarios que deben convivir con una o más muertes, que son parte de su trabajo pero que en la mayoría de los casos no son su responsabilidad. Tras vivir uno de esos casos, la culpa y el trauma son dos reacciones inevitables.



Al menos tres personas mueren podría en accidentes de trenes en Argentina, según cifras del Ministerio de Transporte. El último caso notable fue el de Jorge Delhon, el abogado que se quitó la vida horas después de que se lo vinculara a las coimas del FIFAgate, Como el suyo, el 60% de los casos son suicidios; el resto representan errores del sistema ferroviario, a veces relacionados a la imprudencia de los motorman, a veces por fallas en la infraestructura.

En cualquiera de los casos, el conductor cargará con ese sufrimiento por el resto de su vida. Perfil investigó cómo superan ellos las muertes y el daño psicológico para continuar con su trabajo.

Desde el gremio de conductores La Fraternidad, aseguran que cada vez que alguien se arroja debajo del tren, el motorman siente que lo asesinó. “En mis 15 años de servicio, cuento unas 26 o 27 víctimas fatales, la mayoría por suicidios, y más de 200 heridos graves. Eso no te lo olvidás más”, dice Errante, motorman del accidente de Flores en 2013 que dejó 11 muertos. 

La mayoría de los conductores pasan por varias de estas situaciones, con promedios de siniestros similares. Cada vez que hay un accidente con muertos, el chofer requiere asistencia psicológica y es separado del puesto por unas 48 horas, tras lo cual vuelve al trabajo con una carga importante: “No conozco un maquinista que se haya jubilado y hoy no padezca una afección cardíaca, trastornos del sueño o de la conducta por irritabilidad, por ejemplo”, remarca Errante.

Según Horacio Caminos, secretario de prensa del Sindicato La Fraternidad, el impacto en la salud del conductor no se tenía en cuenta hasta hace unos años y aún hoy les genera problemas laborales y legales. “Antes, no nos reconocían que era un accidente de trabajo”, explicó.

“La Comisión Nacional de Regulación de Transporte (CNRT) se encarga de controlar anualmente psico-físicamente a los conductores”, afirma el director general de la escuela de La Fraternidad, Carlos Zamora. En un video, que el propio gremio distribuía en su página, distintos maquinistas dan testimonios en los que se repite una frase conocida en el ambiente: “Escuchás los ruidos de los huesos debajo de la cama”. “En los gabinetes de psicología nos dicen que ya deberíamos estar acostumbrados, pero nosotros nos resistimos a estar acostumbrados ante esta situaciones”, estima Zamora.

La modificación de la Resolución 558/09 de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo reconoce al estrés post traumático suscitado para determinados accidentes. La misma resuelve “aprobar el procedimiento de prevención y tratamiento del estrés post traumático suscitado a raíz de accidentes por arrollamiento de vehículos y/o personas…”.

En un informe de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo cuyo título es Signos asociados al Trastorno por Estrés Postraumático en maquinistas de trenes del Área Metropolitana de Buenos Aires que participan en accidentes de arrollamientos de personas o vehículos se encuestó a un total de 31 trabajadores del Ramal Retiro - Tigre (eléctrico) donde el total de la población en actividad en ese momento (1999) era de 120 trabajadores. Los encuestados, expresaron que a lo largo de su vida laboral participaron en por lo menos 148 arrollamientos, lo cual indica que un promedio de participación para cada conductor de 4.7 accidentes. 

Los maquinistas refirieron asimismo los siguientes síntomas: irritabilidad, ansiedad, trastornos hepáticos, digestivos, depresión, impotencia sexual, agresividad, miedo, dolores musculares, falta de apetito y cefaleas.

Fallas humanas. "En términos de análisis del trabajo y prevención de accidentes, el foco tiene que estar puesto en la organización del trabajo. Si cualquiera de nosotros, bajo esas mismas condiciones, hiciéramos ese trabajo, obtendríamos los mismos resultados", dice Patricio Nusshold, docente de la Facultad de Psicología de la UBA y de la especialización en Ergonomía de la UTN. "Errores humanos siempre hubo y siempre habrán. Hay que generar sistemas con diferentes instancias que eviten llegar al accidente", concluye.Perfil.com