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30 de junio de 2014

El cuento chino del túnel

Actualidad

¿Para qué se están construyendo los túneles y los puentes del cinturón ferroviario en las calles Mendoza y Córdoba entre Suipacha y Marco Avellaneda? Los funcionarios dicen que son complementarios con la futura estación multimodal de Cevil Pozo. Pero no se entiende por qué son parte de un mismo plan: si los túneles y puentes se están construyendo porque la playa de maniobras ferroviarias impide que se abran esas dos cuadras al tránsito, ¿para qué hacer las obras si se va a trasladar esa playa de maniobras?.


Oscar Mirkin, el secretario de Obras Públicas, ha dicho que el proyecto de apertura del cinturón ferroviario va a dejar una huella estética y va a jerarquizar esa parte de la ciudad. También explican los responsables del plan que se construyen los puentes porque se pretende seguir utilizando las vías (actualmente circulan por ahí trenes de carga) y, de hecho, en más de una ocasión se intentó reflotar el viejo proyecto de ferrobús (una ordenanza aprobada en 1997) por el que se pretendía instalar un servicio de pasajeros urbano que en un futuro llegara a conectar las poblaciones desde Tafí Viejo hasta Lules. Ese plan, según su autor, el ex concejal y ex legislador radical José Ricardo Ascárate, sólo requería dos vías. Las otras vías que hoy son usadas (muy de vez en cuando) para maniobras podrían ser levantadas cuando se traslade la estación de cargas, con lo cual ese argumento para hacer los puentes y los túneles es insostenible.

Otro asunto complejo es la posibilidad de que se inunden esos túneles, porque las napas freáticas son muy bajas. El encargado de la obra, Max Malinar, ha dicho hace días que encontraron agua a tres metros de profundidad y que ya hay bombas funcionando. Al final, la estructura tendrá un sistema de bombeo constante para volcar el agua en el canal que corre por debajo de la calle Suipacha; ese canal se satura en las tormentas de verano, razón por la cual el paso por debajo del puente de la calle 24 de Septiembre se inunda. Un corte de luz y no se podrá pasar por esos túneles de 140 metros.

El plan había sido elaborado por Vialidad mucho antes de que se lograra destrabar la negativa de la Unión Ferroviaria (que administraba el Belgrano Cargas) a abrir el cinturón de hierro. Caído el sindicato en desgracia y habiendo retomado el Estado el control del ferrocarril, Alperovich anunció la obra y se aprovechó un crédito por $50 millones del BID para hacerla (hace días, el gobernador dijo que son $60 millones). Se la entregaron por licitación privada a las empresas Tensolite, Ingeco y Di Bacco.

El anuncio de la estación multimodal plantea otros interrogantes. También es un viejo proyecto que, de concretarse, implicaría convertir a Tucumán en cabecera del NOA en transporte de cargas: allí llega la línea de trocha ancha del NCA (que une nuestra provincia con los puertos). Y desde el norte podrían llegar las de trocha angosta de la región. Por ello las declaraciones del ministro de Transporte, Florencio Randazzo, generaron cierta expectativa. Pero no dijo de dónde saldrán los 120 millones de pesos que podría costar. 

Tampoco Alperovich dijo con qué dinero se expropiarán las 100 hectáreas que aportará la provincia al emprendimiento. De la única plata de que habló Randazzo fue un hipotético crédito oriental por 2.470 millones de dólares, que Cristina obtendría cuando visite China. De allí saldría plata para infraestructura ferroviaria y para revitalizar los talleres de Tafí Viejo, que en la última década han escuchado muchos proyectos de refuncionalización, tanto con Randazzo como con el ex secretario de Transporte, (el hoy procesado y condenado en una ocasión) Ricardo Jaime, que terminaron en frustración. El Estado nacional hasta ahora no ha dado tarea en serio a los talleres, sino que sólo ha comprado vagones en China, que no ha previsto aún usar en Tucumán.


Es decir, de todos los proyectos mencionados en estos días, el único concreto (porque está la plata) es el de las calles Mendoza y Córdoba, ya en ejecución. Y es el único que parece una obra hecha sin sentido común: hacer túneles y puentes de costoso mantenimiento, donde simplemente podrían abrirse dos calles por el 10% del gasto.La Gaceta

28 de octubre de 2011

FERROVIARIO


Por Rafael Garbero

Crónica escrita para el Taller de Periodismo Narrativo dictado por Alberto Salcedo Ramos en la Asociación de Prensa de Tucumán.

“Para los ferroviarios hay dos lugares en donde nos bautizan­, la Iglesia y el ferrocarril. Porque en la Iglesia mis padres me llamaron Miguel Ángel Silva y unos años después, cuando ingresé al taller del ferrocarril, mis compañeros me apodaron “El Pato”, por mis piernas chuecas y el zigzag de mi caminar”. Así, el viejo obrero de 77 años, se puso a contar su vida, equiparando al ferrocarril y a sus compañeros de trabajo con un templo, una religión y una familia.

Los ferroviarios tienen muchos ritos y tradiciones. Son personas en las que viven los recuerdos; son cronistas que viajan en el tiempo; para ellos el oficio es un apostolado y no dudan en afirmar que ser ferroviario es un sentimiento.

Silva recuerda que toda su vida giró en torno a los trenes. Comenzó por órdenes de su padre –quien era obrero del ferrocarril- e inició sus estudios en una escuela de oficios, que en la actualidad se llama Escuela Técnica Prof. Rafael Marino, lindera a la Estación Belgrano, donde desarrolló hasta tercer año sus estudios y se convirtió en aprendiz, gracias a sus prácticas en los talleres. Allí, continuó su carrera como oficial tornero, participando en la rectificación de máquinas, calderas, vagones y trenes que llegaban de todo el país.

Vista de los Talleres Ferroviarios Tafí Viejo

El tren para Tafí Viejo es todo. En esta ciudad, ubicada a 12 km al noroeste de San Miguel de Tucumán – provincia del norte argentino-, el vapor fue fundacional e impulsó las industrias del País, además de representar la principal fuente laboral de esta ciudad. Como lo expresó Miguel, “aquí en Tafí todos somos ferroviarios; andá y preguntá en aquella casa o en la otra, vas a ver que en todas las familias, sobre todo los abuelos, algo tuvieron que ver con las vías”.

Cuenta que cuando era adolescente, y jugaba al fútbol con sus amigos en la escuela, utilizaban la “popular pelota de trapo” y que, “¡cuando se podía!”, compraban en el matadero, que estaba en el pie del cerro Taficillo, una vejiga vacuna con la que improvisaban un balón visceral, que era inflado por sus esfínteres y luego anudado, para evitar que perdiera el aire.

“La gran novedad llegó un día; una jornada que para nosotros fue gloriosa, memorable, porque en aquella oportunidad recibimos la visita de la esposa del Presidente. Era Evita, sí, Evita. Ella pasó por la estación de trenes y pensamos un plan para poder tomar una de las pelotas de cuero que regalaba”, comentó Don Miguel emocionado. Destacó, además, que con la obtención de la “redonda” fue como “un triunfo” y se convirtió en la primera vez que pudo jugar al fútbol, gambetear y patear al arco con “vigorosidad”, a lo que sumó el reconocimiento de la “invalorable visita de una persona que era para todos los argentinos un ser puro, que luchaba por la justicia social y el bienestar general”, señaló.

El “Pato”-así es como le gusta que lo llamen-, dijo que con el paso del tiempo dejó de preocuparse por la pérdida de la rutina diaria del trabajo en los andenes y con las máquinas,pero que durante mucho tiempo sufrió. “Mi mayor dolor fue alejarme de ese lugar tan vivo, donde la hermandad era algo constante. Esa casa para nosotros estaba poblada de compañeros por los cuales uno podía dar la vida; ¡entre todos convivimos las mil y una!”, fue lo que mencionó cuando se refería a las bodas, los bautismos de los hijos, el fallecimiento de algún ser querido, los conflictos gremiales, los accidentes laborales, los logros y sufrimientos propios y ajenos; “todo se compartía y todo se resolvía con la solidaridad desinteresada de los compadres que allí estaban presentes para poner el hombro”.

Durante años, en todo Tafí, “el despertador gratuito del pueblo” fue la sirena del taller, una potente bocina que tenía una resonancia magnífica. Un trombón cuya melodía atravesaba toda la ciudad desde el este, rebotaba en las paredes de los cerros ubicados al oeste, y retornaba a cada una de las casas. “El primer llamado se daba a las cinco de la mañana y de un tirón estaba en pie; la dejaba a mi mujer en la cama y disparaba con la bicicleta camino al taller, para tomar el primer mate del día, porque la costumbre era charlar con los colegas de la sección tornería”, dijo Don Miguel con una expresión onírica en su rostro, como si estuviera en un sueño, escuchando aquella sirena que aportaba vida a todo un pueblo.

Allí, mientras tomaban el desayuno en un rincón del galpón -cuenta Silva-, los obreros, por decisión del grupo, desarrollaban debates sobre política y temas sociales. “Siempre había uno que sabía pensar, uno medio culto o intelectual. El que orquestaba todo era uno medio zurdo, pero bueno, y nos impulsaba para que cada uno de los compañeros preparara una vez por semana un tema para exponer y discutir, por lo que nos turnábamos de a uno por jornada”.

Esto significó para ellos una forma de aprender sobre literatura, política e historia, “era maravilloso porque muchos de nosotros no habíamos tenido la posibilidad de estudiar estas cosas en la escuela”. Las charlas iniciaban con el desayuno, a las seis de la mañana y se extendían por treinta minutos; allí hablaban sobre muchos temas y siempre surgían “peloteras” y diferencias de criterio. “Esto ocurrió hasta que murió Evita; a partir de allí, las peleas terminaron y, como era obligación leer la Razón de mi Vida, lo leíamos juntos, capítulo tras capítulo y lo discutíamos. Claro, siempre aparecían algunos molestos por estas conversaciones; esos que les dicen oligarcas, quienes se ofuscaban por estas cosas, pero nunca llegamos a la violencia; ¡eso era lo último entre los compañeros!”.

Con “La Razón…” descubrieron, según lo manifiesta Don Miguel, que “La Verdad es como un péndulo cuando se detiene; puede ir hacia los lados, pero siempre se pone a plomo y se detiene”. “La Razón…” les dijo que “La Verdad” era única; que se tenían que unir para enfrentar a los patrones. “Porque así era la política; el espíritu del pueblo buscaba continuar con las ideas del General y Eva”, fue lo que expresó al recordar al libro cuya autoría se le atribuye aEva Duarte de Perón y que se convirtió, por aquellos años, en la literatura básica destinada a toda la ciudadanía.

El apogeo del ferrocarril culminó con los sucesivos gobiernos de facto, los lineamientos económicos externos, la burocracia enquistada y el sindicalismo cipayo, que decidieron atentar contra la industria ferroviaria, cerrar talleres, cesantear a miles de trabajadores, y retirar las herramientas, las grúas y las materias primas de los galpones.

“Al ferrocarril lo destruyeron los milicos por el afán de lucro que tenían. Algunos muchachos ya no están, otros desaparecieron; muchos fueron castigados y los mandaron a guardar. No eran sindicalistas, eran jóvenes; jóvenes que querían enfrentar a la patronal porque buscaba terminar con los trenes. Se rebelaban contra la injusticia social; luchaban para evitar que cerraran la fuente laboral. Ellos querían formar familias y ser mejores, mejores en su profesión; pobres diablos que, si actualmente vivieran, esto sería distinto, el ferrocarril existiría”, se lamentó Miguel Ángel Silva, al recordar el principio del fin de los talleres ferroviarios de Tafí Viejo, durante la represión que se inició con el Operativo Independencia, unos meses antes del Golpe de Estado de 1976, en la provincia de Tucumán, cuando aún presidía el País, María Estela Martínez de Perón.

Esta fue la interpretación de los acontecimientos que este viejo ferroviario realizó. Fue su manera de percibir la historia y los complejos procesos que tuvieron lugar durante aquellos años.

*********

Ayer, el mismo día que entrevisté a Miguel, pude observar en la ciudad un clima que nada tenía que ver con el Tafí del apogeo descripto.

Al alba, todo estaba oscuro; las horas del reloj no habían dado las siete; por las calles de Tafí Viejo se respiraba soledad; algunos madrugadores caminaban hacia las paradas de los colectivos para ir a trabajar a las plantas citrícolas de la zona. La ciudad parecía cemento; solo los árboles aportaban vida junto al aire que olía al cítrico del limón industrial y cierto aroma a tierra en suspensión. Los cafés estaban cerrados. En el interior de las casas las luces se encendieron de a poco y semejaban guirnaldas de destellos en las sombras. Nada tenía que ver con la vida que cobraba esta ciudad por la mañana, décadas atrás.

El destino era llegar a los emblemáticos talleres ferroviarios de la ciudad para conversar con algún obrero veterano. Camino hacia allí, se percibía con facilidad cuál es el centro de referencia en el diseño urbano de Tafí: un ramal del ferrocarril, unos gigantescos galpones y una antigua estación que, a pesar de los desguaces y el bisturí de las políticas económicas, siguen firmes y se imponen a los desmemoriados con su presencia.

Al llegar a la vieja terminal del Ferrocarril Belgrano, una barrera humana infranqueable impidió avanzar hacia las naves donde deberían encontrarse los técnicos ferroviarios. El policía controla el paso de trabajadores y de extraños; solicita credenciales y permisos para recorrer el lugar. El acceso es denegado a todo sujeto que no vista una camisa azul estampada con el logo de la empresa. Alega que por órdenes de la concesionaria privada del polo ferroviario, todo sujeto que no integre el personal de la planta no puede ingresar, ni hablar con la “fuerza laboral”.

La prensa y los curiosos son sus presas predilectas, que solo pueden tener acceso mediante una solicitud presentada y aprobada por la gerencia. El dialogo con los obreros que aún no habían ingresado al trabajo fue interrumpido en la puerta mediante una coacción verbal: “Flaco, te expliqué bien cuáles son las directivas…”, dice con tono y gesto rígido el oficial de seguridad.

El recorrido unidireccional de regreso guiaba por un pasillo entre depósitos de chatarra, galpones de chapa, vagones y locomotoras oxidadas que emitían ruidos metálicos, voces y susurros que hacían eco en las paredes de lata. Lo único habitado era el Museo Ferroviario administrado por un empleado somnoliento, edificios utilizados por el gobierno local para almacenar herramientas y materiales de la construcción, y dependencias de la Municipalidad de Tafí Viejo, que ocuparon las instalaciones de la estación. Allí, en una de sus paredes, como ironía, se presenta el dibujo de un tren, pintado de colores, con la leyenda: “Tafí Viejo, Mi Ciudad”.

Al salir, me sobrecogió un sentimiento de furia y desazón por no poder entrar a un lugar histórico, al sitio donde trabajaron nuestros abuelos, a un espacio que es patrimonio de la Nación.

Asocié estas imágenes con el recuerdo de otra estación también olvidada, con andenes despoblados, y un vacío que se escucha: la Estación Mitre de San Miguel de Tucumán. Y pensé en la tristeza que debe provocar al pasajero de un tren que parte sin familiares que acompañen la despedida, sin un amor que extienda un beso al aire, sin manos que saludan y se pierden cuando la formación se aleja.

“¿Habría alguna solución?” - pensé-. Por un hecho fortuito, minutos después, tuve la respuesta. Luego de tomar un café, al salir del bar, encontré al Pato Silva con su vecino y al consultarles por un ex empleado ferroviario que viviera por la zona para entrevistarlo, me dijo con naturalidad, “sí, hay muchos, aquí todos somos ferroviarios…”.

No importa que el tren no exista, no importa que las “fuerzas” de seguridad y los patrones sigan coartando nuestros deseos por volver a escuchar aquella bocina, no importa que la lógica represora no cambie, no importan los burócratas y las políticas económicas que desvalijaron al ferrocarril, no importan los fantasmas, ni las imágenes tétricas de olvido lastimoso, no importa que los gigantes duerman entre pastizales. Lo único valioso, lo único importante, es que las historias continúan vivas.

21 de julio de 2011

EL OLVIDO ES UNA FORMA DE MUERTE


Cartas de Lectores

Señor Director de Crónica Ferroviaria:

El pasado 18 de Junio, se cumplieron tren años del anunciado retorno y la inauguración, por videoconferencia, del servicio ferroviario entre Tafí Viejo y San Miguel de Tucumán. El olvido es una forma de muerte, decía Jorge Luís Borges; ya nuestros representantes, los funcionarios públicos que se subieron en aquella ocasión al caballo de acero enarbolando las banderas del "eterno retorno", atizando la esperanza de miles de personas que todavía creen en este medio de transporte, parecen haberlo olvidado.

Ariel Espinoza

En el camino, otras provincias estuvieron en sintonía con la voluntad de gobierno nacional y el pedido de la gente, recuperaron los servicios, ellos son: Chaco, Entre Ríos y Salta reclaman y gestionan en favor del tren como política de Estado.

Nuestra provincia carece de intención y voluntad política en ese sentido. Ante los planteos, deslindar reponsablilidades, buscar excusas y ensayar pretextos, es fácil, más en época de campaña electoral.

Como ciudadano siento impotencia, porque en la búsqueda de respuestas y presentación de proyectos, las puertas de los despachos se cierran, los celulares dan ocupados y la indiferencia es la única respuesta.

Nuestros viejos ferroviarios nos inculcaron el valor de la palabra empeñada y el valor de una promesa, al retorno del tren Dios y la Patria lo seguirán demandando. Saludos.
Tec. Ariel Espinoza
Tafí Viejo
arielspinoza@yahoo.com

12 de enero de 2011

JUJUY: UN TREN CHOCÓ A UN ÓMNIBUS QUE SALIÓ DE TUCUMÁN, UN MUERTO Y 19 HERIDOS

Un colectivo de larga distancia fue embestido por un tren de carga en la zona de Los Lapachos. Como consecuencia, un menor de 10 años perdió la vida. Hay heridos en estado crítico.

Según informaron fuentes policías aproximadamente a las 2:30 de la mañana, en el cruce entre rutas 34 y 43, en la zona de Los Lapachos, un colectivo de larga distancia que se dirigía desde la provincia de Mendoza con destino a la ciudad de San Salvador de Jujuy, fue embestido en el paso a nivel por un tren que transportaba cemento.


Aunque otras versiones aseguran que el colectivo pertenece a la empresa TAC y había partido de la ciudad de San Miguel de Tucumán, con destino a nuestra ciudad.

Como consecuencia de la colisión que sufrió el colectivo en la parte posterior, éste vuelca, y un menor de 10 años, oriundo de la ciudad de Palpalá, perdió la vida al ser aplastado.

Por el hecho se encuentran 14 personas internadas en el hospital Arturo Zabala, de la ciudad de Perico, y 5 personas debieron ser trasladas hacia el Pablo Soria.

Aún se investigan las causas del accidente, aunque las primeras hipótesis hablan de que el colectivo habría querido adelantarse al paso del tren, no pudiendo lograrlo.

Al atravesar intempestivamente el paso a nivel, el ómnibus fue embestido en su parte trasera por el tren. Los conductores están demorados. /lavozdejujuy.com.ar

Tuvo un accidente fatal el colectivo que había salido de Tucumán. FOTO: www.fm899.com.ar

17 de noviembre de 2010

FERROCENTRAL: NO HAY MÁS PASAJES PARA CÓRDOBA Y TUCUMÁN HASTA EL MES DE FEBRERO DE 2011

Redacción CRÓNICA FERROVIARIA - Foto: Jorge David Zamora

Tal como viene sucediendo en los últimos años, para poder sacar pasajes por la empresa Ferrocentral S.A. para viajar en temporada de verano desde Buenos Aires a Córdoba y San Miguel de Tucumán e intermedias, hay que hacer largas colas durante toda la noche para ser atendidos al otro día y tener la suerte de conseguir un boleto.

Foto: Pablo Salgado


En estos días la empresa informa mediante cartelería colocada en la boletería de la estación Retiro, que no hay más pasajes para viajar a los destinos arriba citados hasta el mes de febrero de 2011. Creo que llegó el momento que la Secretaría de Transporte de la Nación debería intervenir para tratar de solucionar este problema, que por lo visto para la empresa no tiene solución.

Todos sabemos que Ferrocentral cuenta con material rodante y tractivo suficiente como para poder prestar alguna frecuencia más, aunque sea para San Miguel de Tucumán que es el destino más solicitado. El Estado paga muy buenos subsidios para que estos servicios se lleven a cabo, que al decir de algunas personas allegadas a la Secretaría de Transporte serían importantes, a tal punto, que no estarían lejos de valer como un pasaje de avión. ¿Será verdad?

20 de octubre de 2010

"EL QUE NO LLORA NO MAMA"

Señor Director:
El tren de pasajeros (el coche motor Apolo) que espera herrumbrándose en la Estación Central Cordoba de Tucumán, tiene vías que llegan hasta Avenida Roca Y Bernabé Aráoz, para transportar a los estudiantes de la Universidad Nacional y otros establecimientos importantes.
Este tren, puede llevar estudiantes de Tafí Viejo, Villa Carmela, El nuevo barrio Lomas de Tafí (Estacion Muñecas), Pozo de Vagas y todo el recorrido con sus paradas.
En nuestro país todo se consigue con Lucha. Sugiero que hagamos desde Tafí Viejo a San Miguel de Tucumán, una Marcha de Estudiantes y Pueblo, ya que estamos entrando al año electoral, por lo que la dirigencia que busca poder se pone "buenita" (es la Navidad de los Pobres)
Hagamos "Astronáutica" (usar la gravedad de los astros), o mejor dicho Sinergia, para utilizar eficazmente la energía que se libera en estos tiempos electorales. Hay que movilizarse, y todo ser posible.
Si continuamos siendo pasivos, siempre Buenos Aires gozará mejor de los dineros públicos del Estado de los Argentinos. Saludos
Miguel Ángel Herrera
ferromaherrera@uolsinectis.com.ar