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30 de abril de 2012

FERROCARRILES DE VÍA ESTRECHA (FEVE) TIENE SUS DÍAS CONTADOS


EMPRESAS


* Su deuda era de 185 millones en 2004 y ahora suma 540; «quien la gestionó sabía lo que terminaría pasando»
* El Gobierno traspasará las áreas de pasajeros e infraestructuras para ejecutar la fusión.


Ferrocarriles de vía estrecha (Feve) tiene sus días contados. El Consejo de Ministros aprobó el pasado viernes un Plan Nacional de Reformas entre cuyas medidas se dispone la «integración de Feve en las dos entidades públicas que actualmente llevan a cabo la operación ferroviaria (Renfe) y la gestión de la red (Adif)». El anuncio supondrá la eliminación de Feve como organismo público independiente y la supresión de su estructura corporativa; la plantilla y los activos pasarían en cambio a formar parte de una nueva división de ancho métrico que se abrirá en los organigramas de Renfe y Adif. Está por decidir si la operación supondrá la extinción de una enseña comercial histórica y con una carga emocional notable en la región.




Nada más hacerse con la gestión de Feve, en el Ministerio de Fomento empezaron a imponerse las voces de quienes entienden que tal y como está constituida la sociedad, supone un pozo sin fondo de dinero público imposible de corregir. Los técnicos que han aconsejado a la ministra Ana Pastor alertaban de la ingente deuda acumulada y del tamaño de una estructura corporativa que no se correspondería con el volumen de negocio a gestionar.
El diagnóstico situó a Feve entre las sociedades públicas «más necesitadas de una revisión en su estructura y de sus objetivos por su situación, actualmente por decirlo de una manera directa y clara, poco sostenible», según reconocía ya el pasado 17 abril y en sede parlamentaria, Rafael Catalá Polo, secretario de Estado de Infraestructuras y Transporte. El 'número dos' de Fomento destacó entonces que los ingresos de la compañía «no alcanzan si quiera a cubrir el 20% de los gastos».


En la misma sesión, el presidente de Feve, Marcelino Oreja, puso números al desequilibrio: «La compañía factura 35 millones de euros, ha tenido unas pérdidas de casi 150 millones en los últimos ejercicios y la deuda es de 540 millones; era de 185 en el 2004».


Ciertamente, las cifras no han acompañado la gestión de sus antecesores, especialmente en lo tocante al tráfico de pasajeros. Las estadísticas que Feve suministra al observatorio Sadei recuerdan que los trenes de ancho métrico movilizaban en Asturias a 5,1 millones de pasajeros en ese 2004, fecha desde la que el declive ha sido progresivo hasta cerrar el balance de 2011 con apenas 3,1 millones de clientes.


El balance del periodo 2004-2011 indica así una pérdida de pasajeros del 39,2% al tiempo que el déficit se disparaba un 191,2%. El lastre financiero se completó comprometiendo a Feve en costosas inversiones, como la integración ferroviaria en León (estimada en 70 millones por el equipo de Ángel Villalba) o el soterramiento de Irala en Bilbao (situado inicialmente en 27,1 millones y ejecutado por un consorcio, Bilbao Ría 2000, donde Feve tiene el 5%). En Asturias, el plan estratégico de la sociedad para el periodo 2008-2012 contemplaba actuaciones por 144,3 millones, mientras su dirección participó en las negociaciones para unas proyectadas líneas de tren-tranvía (tren-tran) cifradas en 150 millones cada una y que no llegaron a buen puerto. No corrió mejor suerte la aspiración de crear un 'mini-AVE' modernizando la línea Ferrol-Santander.


«Quienes han gestionado esta empresa en los últimos años sabían lo que iba a terminar ocurriendo; por este camino no había más opciones», resumen ahora desde el equipo de Ana Pastor.


¿Cómo se ejecutará ahora la operación? El Programa Nacional de Reformas especifica que «con la finalidad de ganar eficiencia y racionalidad,y aprovechar economías de escala, se segregará Feve en Infraestructuras de Feve (que se integrará en Adif) y Feve-Operadora (que se integrará en Renfe), aprovechando así las complementariedades y sinergias entre estas dos tanto en el plano de viajeros, como en el de mercancías».
Esta separación sintoniza con la normativa comunitaria que persigue la entrada de operadores privados en el sector del transporte. En lo tocante a ferrocarriles, las directivas urgen a los países miembros a confiar la gestión del tráfico de pasajeros a una sociedad capaz de competir con otras mercantiles, quedando la explotación de la infraestructura en manos de una empresa pública distinta.


Este es el principio que en 2004 obligó a disolver la histórica Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles (Renfe). Desde entonces, la construcción de nuevas vías y la conservación de las existentes corresponde al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), encargándose de atender a los pasajeros y mercancías la sociedad Renfe-Operadora.ElComercio.com