Mostrando entradas con la etiqueta Organización Mundial de la Salud. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Organización Mundial de la Salud. Mostrar todas las entradas

31 de agosto de 2016

Afirman que Buenos Aires es la ciudad que menos subterráneos ha construido en todo el continente

Actualidad

El titular del Consejo Económico y Social aseguró que hay que tener en cuenta fenómenos como Uber o Waze.

Federico Saravia es el presidente del Consejo económico y social de la Ciudad de Buenos Aires. Ese organismo es el nexo ideal para la discusión de políticas de largo plazo. Servicios públicos, planes estratégicos, cuestiones edilicias y de seguridad son algunos de los tópicos abordados por el Consejo.

Saravia dialogó largamente con InfobaeTV y abordó temas como Uber, el Metrobus, bicisendas, la seguridad y otra tópicos. Aquí, parte del diálogo:


— Si tuviera que hacer un diagnóstico de cómo es hoy la situación del transporte público en la ciudad, ¿ qué diría?

— Te diría primero que la Organización Mundial de la Salud dice que el 60% de los ciudadanos vamos a vivir en ciudades grandes, macro ciudades, preferentemente como Buenos Aires. Por lo tanto trasladarse es un problema que debiera estar en las prioridades. Desde ese punto de vista la ciudad de Buenos Aires ha tomado algunas decisiones los últimos 20 años que creo que son preocupantes.

— ¿Por ejemplo?

— Por ejemplo han construido menos subtes que casi nadie. Pensá que hace 40, 50 años, Buenos Aires era comparable en red de subtes con París o con Madrid y hoy es casi el 10% de esas redes. Por lo tanto estamos construyendo o solucionando el tema del tránsito por arriba, no por abajo. Y eso nos causa los líos de tránsito que tenemos.

— El gobierno ha tomado al microcentro con la intención de que sea para los peatones. A la par no dota de transporte público que permita llegar de otra manera que no sea con el auto privado.

— Es verdad. Y además el segundo gran problema que tenes que es que el área metropolitana ha crecido enormemente ¿No es cierto? Hoy 3 millones y medio de habitantes siguen viniendo todos los días a hacer de Buenos Aires lo que Buenos Aires es. Te recuerdo que hace 30 años que Buenos Aires tiene 3 millones de habitantes, con lo cual lo que ha cambiado es ese flujo. Y ese flujo se ha traducido básicamente en autos particulares que han crecido y explican hoy gran parte del tránsito. Han pasado del 20, 30% al 60% de las personas. Sin embargo sigue siendo muy importante la red de colectivos. Los colectivos transportan 1.600 millones de pasajeros durante el año cuando el subte lo hace con 207 ¿No? Después tenes el Metrobus y las bicisendas que son otra parte del transporte.

— Qué visión tiene del Metrobus porteño?

— En tanto y en cuanto los ciudadanos han validado esas gestiones evidentemente ha generado una mejora y esa es la percepción que tenemos todos. Sin embargo, desde un punto de vista más macro, creo que hoy tenemos la oportunidad, que en ese momento cuando se pensó el Metrobus no había, de pensar una agencia metropolitana de transporte. Hoy ya no hay excusa, el símbolo político de las 3 regiones de las que estamos hablando, de la nación, de la ciudad de Buenos Aires, y de la provincia de Buenos Aires es el mismo por lo tanto tenemos una oportunidad única de crear un mecanismo que además permita el día de mañana si los signos políticos son distintos que estas temáticas como el transporte, que nos afectan la calidad de vida transversal a todos, no queden en las prioridades de unos 4 o 5, porque hacen a la calidad de vida de todos nosotros todos los días.

— La bicisenda como gran impulso en una ciudad tan complicada, como decís con tantos autos, con una poca cultura sobre la bicicleta ¿Se ha insertado como corresponde?

— Bueno, se ha insertado fundamentalmente de Rivadavia hacia el río. Estamos hablando de una política que se ha focalizado en la zona, lo que llamamos normalmente el Norte de la ciudad. Por lo tanto de profundizarla habría que profundizarla hacia el Sur. Yo creo que todavía nos cuesta mucho en términos ciudadanos mejorar a aceptar la bicicleta. Sigue siendo esto del doble carril de ida y vuelta un problema. Sigue siendo un problema en relación a la relación con el peatón y con el automovilista. Y fundamentalmente el casco, medidas de seguridad básicas que debemos mejorar.

Por eso la idea ahora es que la visión del transporte pueda ser integral. Lo mismo que el día de mañana como el SUBE una tarjeta única que te permita circular por los distintos medios de transporte que tiene la ciudad de Buenos Aires entendiendo que lo que uno quiere es movilizarse, no viajar en colectivo, viajar en subte o viajar en tren. Lo mismo que a la hora de la bicicleta, porque estamos pensando la bicicleta en aquel vehículo que nos permita también movernos, por ejemplo, para ir a trabajar. De eso todavía hoy estamos lejos y no dejemos pasar el tema de la inseguridad que ha sido uno de los grandes temas con las bicicletas de uso común que en muchos lugares se han quitado por problemas de seguridad.

— ¿Qué visión tiene de Uber?

— Uber creo yo que tiene 2 maneras de ser visto; la primera es en relación al servicio concreto, Uber en la ciudad de Buenos Aires es algo que bienvenido a que todavía no se agarre tal cual es ¿Por qué? Porque es ajeno a la vida de la comunidad en la que estamos, no pagar impuestos, no tener en cuenta las normas básicas de seguridad es un tema que no se puede dejar pasar.

Sin embargo la idea de colaborativamente satisfacer algunas demandas como bienes y servicios no se puede dejar de lado y es inevitable. O la aplicación de la ciudad, o que los radiotaxis se aggiornen con la tecnología creo que es un camino que hoy hay que tener muy en cuenta. Pensemos en Uber y pensemos en Waze, esta aplicación que te permite saber cómo fluye el tránsito. Creo que hoy son una herramienta, un insumo más de información, que el Estado debiera tomar para tomar decisiones más acertadas para la vida de todos.

— ¿Buenos Aires sigue siendo una ciudad fragmentada con realidades muy opuestas de lo social, de lo económico, de los servicios?

— Sí, entre el Norte y el Sur hay grandes diferencias que se sostienen a lo largo del tiempo. si pensamos que este año se cumplen 20 años de la sanción de la Constitución de la Ciudad, la Ciudad Autónoma, hay muchas deficiencias que no las hemos podido corregir ni siquiera con autonomía. Dejame decir también que hay una gran oportunidad ahora en las transferencias de competencias para que la ciudad de Buenos Aires tenga más herramientas. Pero también es cierto que el caso del subte es un caso paradigmático porque las herramientas las tuvo siempre la ciudad y sin embargo como política hemos desacelerado la oportunidad de resolver el transporte por abajo.InfoBae.com

5 de noviembre de 2015

Inseguridad vial: una “enfermedad silenciosa” y “silenciada”

Nota de Opinión

Por: Dr. Eduardo Bertotti (Director ISEV)

Creo, en lo personal, que uno de los conceptos más acertados en las últimas décadas fue aquella definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que identificaba a la problemática de los daños, lesiones y muertes en la circulación vial como los nefastos resultados de una “enfermedad silenciosa”, aunque yo le hubiese agregado (bajo mi responsabilidad) muchas veces también “silenciada”. Y desde el principio “atajo” a aquellos que pretendan adjudicar a estas reflexiones ribetes de políticas partidarias. 

Nada más alejado a mi intención. Mi mirada es total y exclusivamente social, porque creo, que las voluntades políticas se expresan a partir de la presión del deseo de la sociedad. Si el tema de la Seguridad Vial no aparece en la agenda política de la sociedad es porque no ha sido lo suficientemente evidenciado por ella, como para que sus líderes así lo interpreten y consideren. Es una opinión personal y puede estar errada.


Conceptualmente, desde una visión de salud, una enfermedad se considera “silenciosa” cuando se inicia y evoluciona sin que la persona o la sociedad se dé cuenta (o quiera darse cuenta), porque se considera que no provoca síntomas. Sin embargo, veremos que en realidad no son tan silenciosas, y ofrecen síntomas que simplemente no queremos o, simplemente no podemos reconocer, que son como alarmas que silenciamos y no nos dignamos escuchar.

Dentro de las enfermedades silenciosas se pueden incluir las denominadas «silenciadas» u «ocultadas», que sí presentan síntomas muy evidentes pero que pocas personas admitirían públicamente padecer porque se consideran vergonzosas. Las más comunes son las de transmisión sexual (sida, sífilis, etc.) pero también otras de aislación social (tuberculosis, lepra, etc).

Escapándome de la visión de salud y bajo la riesgosa actividad del “parafraseo” me animo a acercar otras “calidades” a las consideraciones de “enfermedad silenciosa y silenciada” de la inseguridad vial.

Evidentemente, es una enfermedad social endémica, ya que no reconoce fronteras ni físicas ni de nivel social y económico, aunque si es reconocible la mayor INDEFENSIÓN y DESPROTECCIÓN de sus efectos nocivos en los niveles de menor poder adquisitivo. Esto último, reconocido a nivel “intelectual” por los principales organismos mundiales, carece aún de instrumentación fáctica en el campo de los tan mentados “derechos humanos”.

A mi criterio (me hago cargo), es una “enfermedad social silenciosa”, esencialmente porque “no reconocemos” los síntomas. Somos como el “sapo” que muere hervido en el agua de una olla que calienta de a poco. La “cultura de fatalidad” que poseen muchas sociedades frente al siniestro vial, opera como un “velo” que impide la visión preventiva y el consecuente asumir nuestra “cuota parte” de responsabilidad individual y colectiva en la producción de los mismos y en la minimización de sus consecuencias (ejemplo patente de esto último es la actitud absurda y suicida de no usar elementos de protección).

Ahora bien, este “velo” sólo puede descorrerse con la única “herramienta” eficiente que transforma culturas: la Educación. Hay profesionales y líderes sociales que llevan décadas discutiendo si la “educación vial”  debe ser transversal o materia autónoma en el ciclo formal de educación, sin detenerse a observar que una gran proporción de la sociedad cree que la educación vial es la instrucción sobre el significado de las señales viales.

Finalmente creo, como anticipé, que en muchas oportunidades es también una “enfermedad social silenciada”. Frases usuales, referidas a las consecuencias, como “es el precio que pagamos por el progreso”, “la única solución es que duela el bolsillo”, acciones desarrolladas bajo lemas como “Sin casco, no hay combustible”, “Usá casco o te quitamos la moto”, evidencian limitaciones vergonzantes de administradores y administrados, que eluden la consideración cabal del problema, ocultando en definitiva la “enfermedad”.

¡Qué decir! O mejor…¡Que NO decir!, si como sociedad hemos llegado a discutir acaloradamente cuántos muertos “viales” tenemos, “ocultando” bajo el “enredo” de las cifras, que poco o nada hacemos como sociedad (en general) para evitarlos.

En los últimos años, es enorme el esfuerzo de las asociaciones, fundaciones y agrupamientos de familiares y víctimas de esta enfermedad social, por HACERLA VISIBLE para el conjunto de la sociedad.

¿Será que tendremos que ser todos víctimas o familiares?. ¿No nos damos cuenta que ya lo somos en alguna medida por ser parte del “cuerpo enfermo”?.

La “fiebre” es muy alta.