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12 de septiembre de 2022

¡Que vuelvan los catangos!

Actualidad

Hace unos cuantos años atrás, antes del “ramal que para, ramal que cierra” de Menem y la nefasta época neoliberal de los 90 que desguazó los ferrocarriles en todo el país, la plantilla ferroviaria tenía entre su nómina de personal a los ‘catangos’, las cuadrillas de “Vía y Obras” que cumplían un rol vital.

Los descarrilos son, lamentablemente, noticias recurrentes en las distintas trazas ferroviarias. El mal estado de las vías, su falta o inadecuado mantenimiento se han convertido en un dolor de cabeza que cuesta millones y que ha obligado a la cancelación de diversos servicios para evitar alguna tragedia.

A la renovación continua del servicio, su modernización y la recuperación de los distintos ramales en todo el país, aún le falta una de las patas vitales para que el servicio ferroviario recupere su viejo esplendor. Y es, justamente sus vías.

El último descarrillo de un tren carguero que se produjo hace unos días en la línea San Martín en cercanías de La Oriental, obligó a cancelar el servicio de pasajeros hasta Justo Daract y a trasbordar desde Chacabuco a Junín a quienes viajaban a nuestra ciudad, y también apuró la decisión del Ministerio de Transporte en dar a conocer la no renovación de las concesiones de las vías en todo el país.

La madre del borrego tendrá su fin el último mes del 2023.

Es esta la “pata” que le falta al sistema para ponerle el moño a todas las tareas encaradas, que están cambiando la cara y la forma de viajar de los argentinos.

A las obras, formaciones nuevas, y la vuelta al trabajo de algunos talleres otrora relucientes y vitales en este andamiaje como los de Mechita en Bragado (operado por el holding ruso TMH y en plena operación) y el Mario Meoni de Junín (que de a poco va sumando sus labores al sistema), todavía les falta recuperar las vías y contar con el personal formado y entrenado para su mantenimiento.

Ese personal existió durante muchos años en todo el país y se los llamó popularmente Los ‘catangos’. Eran los encargados de reparar cada rotura, salto, golpe u ondulación que presentaran las vías. Esa cuadrilla, en ocasiones también denominada ‘volanta’ era la encargada de todos los trabajos y quienes permitían que las vías estuvieran en condiciones, que no faltaran alambrados para que los animales no ingresaran a zona de vías, y los que realizaban todas las tareas de mantenimiento para que cada formación pudiera transitar sin inconvenientes y a sus máximas prestaciones.

La madre del borrego

La ausencia de mantenimiento de las vías es uno de los déficits que los FFCC presentan y deben recuperar. Y en este punto, la política de la crítica omite contar algunos datos relevantes, para sacar tajada. No sólo que esas áreas ferroviarias desaparecieron, sino que el mantenimiento de las vías en muchos casos no quedó en manos del Estado, sino de las empresas concesionadas.

Cada vez que se produce un incidente o un descarrillo, algunos por ignorancia y otros por ‘viveza’ buscan hacer leña del árbol caído. Pero es injusto achacarle esa parte del problema al Estado, que demostró la voluntad políticade recuperar los ferrocarriles que habían desaparecido en todo el país.

Por supuesto que poner a rodar los trenes sin que las vías estuvieran en condiciones iba a traer estas complicaciones, pero por algún lado había que empezar.

Con el estado actual de las vías, algunos trenes no pueden circular a más de 30 o 40 kilómetros por hora. Sólo en los corredores a Mar del Plata y a Rosario pueden levantar más velocidad porque fueron renovados. Pero a Tucumán tarda 31 horas y media. A Córdoba -600 kilómetros- tarda 19 horas. Y el recientemente inaugurado Retiro-Justo Daract, -654 kilómetros- unas 16 horas.

Hay muchos más trenes -de pasajeros y de carga- pero el problema es que se siguen usando las vías de hace 60, 70 u 80 años. Entre el tonelaje y la falta de mejoras o controles, el resultado es un descarrilamiento.

Resolución 211

Para cualquier cambio, se precisa decisión política y eso (que tenía en mente el fallecido Mario Meoni) su continuador en el cargo, el pintense Alexis Guerrera, es lo que ejecutó al anunciar que “a fines de 2023 todas las vías pasarán a poder del Estado, para poder realizar las inversiones necesarias y recuperar todas las trazas ferroviarias".

Por la resolución 211, el Ministerio de Transporte rechazó todas las concesiones y asignó a la Administración de Infraestructuras Ferroviarias Sociedad del Estado, la administración de la infraestructura ferroviaria y de la totalidad de los bienes que integran las concesiones a partir de su fecha de finalización, incluyendo la gestión de los sistemas de control de la circulación de trenes y el mantenimiento de la infraestructura ferroviaria.

Algunas obras están en marcha, como la renovación de vías entre Mercedes y Luján del FFCC Sarmiento, otro ramal que la región espera con grandes expectativas. Las obras del Ministerio de Transporte tienen el objetivo de incrementar a 100 kilómetros la velocidad de circulación de los trenes, disminuir los tiempos de viaje y dar mayor confort y seguridad operativa.

La obra que lleva adelante el ministro de Transporte contempla el cambio de durmientes por estructuras de hormigón, la renovación integral de rieles y fijaciones de vía, la colocación de piedra balasto y la renovación de 33 pasos a nivel.

Un poco de historia

Los trenes argentinos dieron su pistoletazo de salida con la creación de la Sociedad Camino de Hierro del Ferrocarril Oeste financiada por la provincia de Buenos Aires. El tramo de la primera vía de Argentina inicialmente medía poco menos de 10 kilómetros en los que se unía la estación Del Parque, ubicada donde actualmente se emplaza el Teatro Colón, en la Ciudad de Buenos Aires, y la estación Floresta. Aquél primer viaje fue un desastre. Quienes busquen la historia de los descarrilos de los trenes en el país, encontrarán en éste iniciático de ‘La Porteña’, el primero de ellos, el 22 de agosto de 1857.

Los ferrocarriles tuvieron un papel clave en el desarrollo económico y la consolidación de Argentina entre finales del siglo XIX y comienzos del XX. Hicieron posible que el país se consolidara como un importante exportador de trigo, carne de res y otros productos.

Los servicios más importantes pertenecían a empresas británicas, que los construían y a las cuales el gobierno argentino les daba la concesión por su experiencia técnica y su capacidad para recaudar grandes sumas de dinero en el mercado de Londres para financiar la construcción.

Aproximadamente a partir de 1976, el sector entró en una época de reducción acentuada durante los tiempos de la última dictadura militar, período en el cual se incrementó el levantamiento de vías y la clausura de ramales. En esta época dejaron de circular también muchos trenes de pasajeros, especialmente los que iban a la región noroeste del país, en un contexto de casi nulas inversiones, lo que terminó generando un grave deterioro de la infraestructura.

Ya en los años ‘90 llegaría la privatización ferroviaria en Argentina, un proceso que arrancó en 1991. Tras un prolongado período de hiperinflación en la década de 1980, acompañado de un fuerte aumento del déficit fiscal y una fuerte caída en las reservas, el Gobierno argentino de Carlos Menem se dispuso a privatizar. Y tiró de la privatización de empresas públicas empresas de servicios públicos (teléfono, gas, electricidad y agua), junto con toda la red ferroviaria.

En 1991, Ferrocarriles Argentinos fue virtualmente desarticulada en vistas de una completaconcesión de la red ferroviaria, que tomó lugar definitivamente a partir de 1992. Los servicios metropolitanos de pasajeros fueron entregados a una nueva empresa pública, FEMESA, para ser finalmente dados en concesión a consorcios privados. También se licitaron los servicios de cargas.

Desde aquella primera línea ferroviaria de Argentina, el país llegó a tener cerca de 100 000 kilómetros de líneas férreas, pero la clausura y desmantelamiento de varios ramales y el énfasis puesto en el transporte en automóvil fueron reduciéndola progresivamente.

Tiempo modernos

Con Florencio Randazzo al frente del Ministerio de Interior y Transporte en 2012 hubo un quiebre. Él fue el precursor de que se comenzara a levantar el sistema ferroviario. Respecto a la actual gestión, en trenes de cargas se están siguiendo los postulados que dejó el chivilcoyano en su Plan Quinquenal 2015 – 2020.

Hoy, con otras necesidades, pero la misma convicción, se busca recuperar el esplendor perdido. Compra de material rodante, recuperación de ramales, reparación de vías y obras de infraestructura en todo el país, -entre otras, 27 bajo nivel en la provincia de Buenos Aires, el primero inaugurado esta semana, el del FFCC Mitre en Escobar)son testigos de esta dirección.

Junín es uno de los destinos que se vio favorecido con estas acciones: un tren nuevo circula a diario con Buenos Aires, está en marcha la obra del bajo nivel y se remodelará la estación,intervenciones que pronto darán un nuevo paisaje a la ciudad.

“Estamos materializando uno de los iconos de la gestión, que es conectar y unir a la gente. No es solamente material, también es simbólico. El tren nos une, pero también este gobierno vino a unir a los argentinos”, dijo el ministro Guerrera sintetizando en una frase no solo las obras emprendidas, sino una decisión firme de recuperar aquello que se perdió.SemanariodeJunín.com

23 de septiembre de 2019

Advierten que cada vez más trenes descarrilan y piden que se vuelva los “catangos” que revisaban las vías

Actualidad

TODO PROVINCIAL Radio entrevistó al director del medio especializado Crónica Ferroviaria, Carlos Alberto Salgado, que habló sobre el estado actual de los trenes y expresó su preocupación por los descarrilamientos que ocurren “casi a diario” en todo el país.

“Con el estado actual de las vías, los trenes no pueden circular a más de 30 ó 40 kilómetros por hora. Sólo en los corredores a Mar del Plata y a Rosario pueden levantar más velocidad porque fueron renovados. A Tucumán está tardando 31 horas y media. A Córdoba que son 600 kilómetros tarda 19 horas”, graficó el periodista y director del blog Crónica Ferroviaria que lleva más de 15 años informando sobre la actualidad de los trenes en el país.


“Están poniendo muchos más trenes de carga pero el problema es que se están usando las vías de hace 60, 70 u 80 años. Si le agregas tonelaje y no se le hacen mejoras ni se controlan las vías es lógico que los trenes descarrilen”, explicó Salgado.

Y recordó: “Antiguamente había cuadrillas de vía y obra, los famosos catangos. Estaban cada 50 kilómetros y antes del paso de cada tren mandan una zorrita con personal para corroborar el estado de la vía y luego, si estaba todo bien, despachaban el tren. Ahora no hay ningún control, ni siquiera cuando pasa un tren de pasajeros”.

En la década de los ´90, con la privatización de las líneas férreas las empresas redujeron considerablemente la cantidad de cuadrillas de vía y obra. Los “catangos”, peones de estas cuadrillas, se encargaban del mantenimiento permanente de las vías, revisando fijaciones, repasando tornillos de unión de rieles, revisando los alambrados para evitar la intrusión de animales de los campos linderos, entre muchas otras tareas.

“Ahora no se sabe si la lluvia movieron los durmientes o si alguien puso algo en las vías. En la década de los ’90, las empresas privadas sacaron casi todas las cuadrillas de vía y obras”, advirtió el periodista y agregó: “En este momento tomar personal es una inversión porque sale más barato pagar sueldos que un descarrilamiento que ocasiona pérdidas millonarias en mercadería, vías y material rodante”.

“Hay descarrilamientos casi todos los días, aunque no salen a la luz porque los trabajadores tienen miedo de perder sus puestos laborales”, alertó Salgado y continuó: “También hay mucha accidentología en los pasos a nivel. Todos los días hay choques de trenes con camiones, en la mayoría por responsabilidad de los choferes del automotor”.

Consultado sobre la política ferroviaria en los últimos años, Salgado comentó: “Nosotros fuimos uno de los primeros en manifestarnos contra el tren bala, porque el corredor no iba a ser rentable y ese dinero se podía invertir en los ramales troncales. También denunciamos la compra de material chatarra a Portugal y España”.

“Con Randazzo hubo un quiebre. Él fue el precursor de que se comenzará a levantar el sistema ferroviario”, destacó el director de Crónica Ferroviaria.

Respecto a la actual gestión, opinó: “En trenes de cargas se están siguiendo los postulados que dejó Randazzo en su Plan Quinquenal 2015 – 2020. En el Belgrano Cargas se empezó a cambiar la infraestructura de vías y esta administración la continuó. En trenes de pasajeros se clausuraron muchos servicios”.

“El 30 de julio de 2016 hubo un choque en la estación Rawson de la Línea San Martín y la gobernadora suspendieron todos los servicios de Ferrobaires.  Luego se hizo el traspaso a Nación pero no se reactivaron. Sólo funcionan los trenes semanales de SOFSE con las formaciones chinas que ya operaba el estado nacional. También está parada la compra de nuevo material rodante”, concluyó.TodoProvincial.com

12 de diciembre de 2018

¿Por qué descarrilan tan seguido los trenes en nuestro país?

Cartas de Lectores

Señor Director de Crónica Ferroviaria

Buscando saber las causas de los frecuentes descarrilamientos que ocurren en todo el país, llegamos a la conclusión que la falta de mano de obra puntual en cada metro de vía, como lo hicieron “los catangos” hasta 1992, es la razón indudable del contínuo descarrilo de formaciones en todo el país.

Estas fotos son actuales, del domingo 9 de Diciembre pasado de la destruida y abandonada estación de la Línea Urquiza, Villaguay Este (Provincia de Entre Ríos). La muestra corresponde a un tramo de 50 metros, en plena curva, donde la evidencia de fijaciones elásticas fuera de lugar y durmientes de eucaliptus podridos, sostienen la vía por donde pasan los trenes con piedras desde Curuzú Cuatiá (Provincia de Corrientes).



Lo que se ve en las fotos, es la parte visible de la traza, a unos 200 metros de la ruta 130, muy fácil de observar caminando por la vía.

Desde la privatización en el año 1993, en este ramal, la ex empresa Ferrocarril Mesopotámico tomó la decisión de sacar las cuadrillas cada 20 ó 30 kilómetros, que recorrían a diario con la zorrita de vía y revisaban cada sector, para dejar una cada 50 ó 100 kilómetros con camionetas biviales que andaban y andan por la calle.



Desde aquel momento, el “mantenimiento” es sólo arreglar lo que se rompe después del descarrilo. Desde entonces a nadie se le ocurrió que este sistema actual, no sólo le resulta mucho más caro y poco práctico, sino que además, no tiene  personal en cada población por donde pasa el tren.


Esta muestra de durmientes podridos que nadie ve, y fijaciones sueltas por esa causa, evidencia que no caminan una vía que está al lado de una estación y sobre una ruta, es ejemplo suficiente que muestra las causas de los continuos descarrilamientos en ramales con durmientes de madera.


Una solución rápida y eficaz, sería colocar cada 5 metros un durmiente de cemento, a los efectos de mantener la trocha y brindar solidez a la parrilla de vías. Atte.
Rafael Francisco pirolla
rpirolla@yahoo.com.ar

13 de noviembre de 2018

Los "Catangos" siempre salvan la ropa

Actualidad

Redacción Crónica Ferroviaria - Fotos: Segundo Giménez

Hace días que varias zonas del país vienen sufriendo grandes temporales de viento y lluvia, que hace que en varios lados la infraestructura de vía se vea invadida por el agua o por objetos que caen sobre la misma.

En este caso, en la madrugada del día de ayer, lunes 12 de Noviembre, un fuerte viento y lluvia derribó cuatro árboles que cayeron sobre la vía principal del Ramal CC de la Línea Belgrano en inmediaciones de la Playa de la Estación Lavalle (Provincia de Santiago del Estero).



El fuerte viento, que también provocó la voladura de techos de las viviendas de esa localidad y del tendido eléctrico, no tomó por sorpresa a la patrulla de trabajadores de vías y obras de la empresa estatal Trenes Argentinos Cargas, que lejos de amilanarse ante la situación (no tenían la provisión de motosierras ni herramientas de corte), y con la colaboración de un particular que dispuso a disposición de una cargadora frontal, y con ella, y con el trabajo manual de los trabajadores ferroviarios, despejaron la vía de los árboles que obstruían la misma.





De esta forma, gracias a los queridos "catangos" que siempre laboran ante el sol ardiente, la lluvia y el viento más feroz pudieron dejar expedita la vía para la circulación de los trenes.