24 de julio de 2018

Crece la preocupación en Pereyra por el cese de una guardia de gendarmes

Actualidad

El juez Luis Armella ordenó que se adopten “todas aquellas medidas que se estimen pertinentes, tendientes a impedir el ingreso de todo tipo de materiales para la construcción y/o refacción de viviendas, con expresa excepción de aquellos materiales destinados a las obras de construcción y/o modernización de la estación Pereyra de la Línea Roca”.

Con el objetivo de frenar el explosivo avance del asentamiento que crece en tierras aledañas con la estación ferroviaria de Pereyra, la Justicia ordenó implementar un estricto operativo de vigilancia que impida la descarga, en ese predio, de materiales para la construcción que no estén vinculados con el proyecto de electrificación del ramal Vía Quilmes de la línea Roca.


Desde hace un lustro, el espacio verde más importante de la Región, reserva natural provincial y Reserva de Biosfera de la UNESCO, suma a sus padecimientos históricos -talas clandestinas, vuelcos de basura, expansión indiscriminada de las explotaciones hortícolas, ausencia de planes de manejo- la multiplicación de usurpaciones. Primero fueron en el “Triángulo de Davidson”, cerca de la localidad de Ingeniero Allan; luego cerca de la rotonda de Alpargatas, donde se consolidó una enorme feria ilegal; y ahora entre las edificaciones y cañaverales de la antigua parada de trenes.

La medida que acaba de ordenar la justicia federal de Quilmes, donde se tramitan varios expedientes vinculados con la electrificación del Roca y su traza (ver aparte), tiene que ver con una denuncia presentada por el apoderado de Trenes Argentinos Operaciones -la sociedad del estado que gestiona el corredor entre Plaza Constitución y La Plata- contra los ocupantes del predio fiscal de Pereyra, situado en el distrito de Berazategui pero a 600 metros del límite con el territorio platense.

Según se supo, entre otras medidas de prueba, el juez Luis Armella dictó una prohibición de innovar por el término de sesenta días, en tanto se resuelva la cuestión de fondo del planteo, y ordenó que se adopten “todas aquellas medidas que se estimen pertinentes, tendientes a impedir el ingreso de todo tipo de materiales para la construcción y/o refacción de viviendas, con expresa excepción de aquellos materiales destinados a las obras de construcción y/o modernización de la estación Pereyra”.

En la misma sintonía, requirió al ministerio de Transporte de la Nación que, en forma conjunta con la cartera de Seguridad, implemente un sistema de puestos de vigilancia a tales efectos.

“Se tuvo en cuenta, a partir de las pruebas producidas, que resulta primordial impedir la construcción de nuevas viviendas o intromisiones en el mencionado predio” fundamentaron en la sede judicial quilmeña, “así como evitar el avance de construcciones clandestinas hasta tanto se produzcan las medidas de prueba necesarias para esclarecer los hechos investigados”.

El pronunciamiento de Armella aboga por no perder de vista “las consecuencias que podría aparejar el crecimiento del número de viviendas, dentro de los límites del predio destinado a la utilización por parte de la empresa del estado encargada del brindar el servicio público de transporte de pasajeros por ferrocarril”.

La ubicación del asentamiento que medra entre racimos de cañas tacuara, muy cerca de la cabecera del andén norte de la estación, frenó en su momento la instalación de andenes provisorios como los que se colocaron en otras paradas de la línea Roca que ya cuentan con servicio de pasajeros en modalidad eléctrica.

"Loteos" y reventa

Conocedores del lugar revelan que esas tierras se “lotearon” de manera informal y se vendieron a familias que llegan desde barrios precarios, en este caso de La Cañada (Bernal Oeste), entre otros. Estas prácticas ya son la norma en la mayoría de las tomas de tierras que se suceden en zonas periféricas a los grandes centros urbanos.

Actualmente, la ocupación está contenida en un espacio rectangular de poco menos de una hectárea, rodeado por cercos.

La estación Pereyra fue creada a mediados de la década de 1870 para abastecer a la estancia “San Juan”, y fue intermedia del ramal entre la capital federal y Ensenada hasta que se fundó La Plata y se tendió un empalme a la nueva capital; en 2015, cuando se cancelaron los servicios diesel de pasajeros para empezar la electrificación del Roca-Vía Quilmes, era poco más que un apeadero con escasa actividad, ya que no se vendían boletos.

Sus recintos principales y sus construcciones auxiliares -que datan de 1888-, así como su histórica playa de maniobras, están siendo tomados y modificados. Vecino de ellos es el instituto educativo María Teresa, que tiene una matrícula de 1.200 estudiantes de todos los niveles, provenientes de familias de clase media de Villa Elisa -en menor medida de Hudson-, e hijos becados de quinteros.

En ese escenario se forjó una movida de autoconvocados para pedir la llegada del tren eléctrico; sin embargo, una fracción de aquel colectivo, identificada con la militancia de izquierda y la oposición al gobierno nacional, dejó trascender que baraja tomar la estación e impedir el reinicio de las obras si la Justicia ordena un desalojo.Quilmespresente.com

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