11 de mayo de 2015

La Auditoría General de la Nación, entre la parálisis y la política

Actualidad

Obstruido por sus miembros oficialistas y con varias investigaciones aplazadas, el principal organismo de control público vive un momento de dilaciones derivado del año electoral y las internas propias. Un informe crítico sobre Jaime y Schiavi será clave esta semana.

Nadie sabe bien qué pasó. Pero a juzgar por los resultados es más que evidente que la armonía dentro de la Auditoría General de la Nación (AGN), el vital organismo encargado de revisar a la administración pública, se quebró. Y si la lupa se posa sobre las últimas maniobras internas, la respuesta es concluyente: el bloque oficialista, conformado mayoritariamente con cuatro miembros, fanatizó mucho más su simpatía oficial.

La ruptura en la sinergia entre los miembros del bando peronista –conformado por Vicente Brusca, Vilma Castillo, Javier Fernández y Oscar Lamberto- y el radical –la minoría, integrada por el presidente, Leandro Despouy, Alejandro Nieva y Horacio Pernasetti- volvió a quedar desnuda la semana anterior, tras la decisión de la mayoría oficialista de aplazar la votación de un informe sobre la compra de material rodante a China, vinculada con la política ferroviaria del Gobierno.


Los auditores del radicalismo se sorprendieron por partida doble. No solo porque el aplazo empieza a volverse una constante, algo inédito en los últimos años, acostumbrados a avalar casi todas las auditorías realizadas. Sino porque el informe sobre la administración ferroviaria machacaba con más énfasis en las gestiones de Ricardo Jaime y Juan Pablo Schiavi, ya condenadas al desastre, y no tanto en la labor de Florencio Randazzo, actual ministro del Interior y Transporte. El propio Randazzo, por caso, envió a la Auditoría un descargo demasiado light, casi sin darse por aludido.

Para el termómetro interno será clave la reunión del último miércoles de mayo, el 27, en la que los siete auditores volverán a reunirse para redundar en dicho informe. Algunas fuentes de la AGN aseguran que un sector del bloque oficialista –"peronista", como prefieren rotularse, por las dudas- trabaja contrarreloj en la confección de un nuevo borrador, mucho más benévolo con la gestión de compra de trenes del Gobierno.

Pero también será fundamental la postura adoptada por los cuatro auditores peronistas de cara a un trabajo que los especialistas del organismo terminan de delinear y que está relacionado a Ferrobaires, la empresa de transporte del estado bonaerense, solventada en diversas inversiones con presupuesto nacional. Dicho documento, con diversos cuestionamientos, según adelantaron a Infobae, alcanzaría a Daniel Scioli, con importantes chances de suceder a Cristina Kirchner a partir de diciembre próximo.

Más allá de los resultados, tanto radicales como oficialistas lo visten con el sayo de la ruptura a Brusca, un veterano del peronismo porteño cuyo mandato finaliza a fin de año. Dentro del organismo abundan las versiones que dan cuenta de que el auditor busca revalidar su legajo profesional. Qué mejor que congraciarse con el kirchnerismo.

Brusca ya había enviado señales en noviembre del año pasado: fue el único en reprobar el duro informe que dejó al descubierto un déficit de casi 1.000 millones de dólares en la estatal Aerolíneas Argentinas. No se contentó solo con eso. Defendió públicamente la gestión de La Cámpora al frente de la aerolínea.

El auditor volvió a reincidir a mediados del mes pasado, luego del escandaloso archivo de la auditoría preliminar sobre el contrato entre el Estado y la AFA por el Fútbol Para Todos, una medida inédita de la AGN. Fue la primera vez, en muchísimos años, que el colegio de auditores manda un borrador al archivo, para colmo cerca de ser aprobado. Fue la gota que rebasó el vaso. La piedra fundacional de la nueva Auditoría que sucumbió en un estado de parálisis permanente. "No hay irregularidades que haya detectado la Auditoría que justifiquen una denuncia penal. El Fútbol Para Todos es bueno, llega, hace campañas y suple las limitaciones de comunicación que tiene el Gobierno", se habló encima Brusca en los estudios de Infobae TV. "Está más convencido de ser funcionario del Gobierno que auditor de la Nación", respondió Nieva, en los mismos estudios.

El informe preliminar relacionado a la vinculación entre el Gobierno y el fútbol había sido enviado a la jueza María Romilda Servini de Cubría, que investiga diversas irregularidades del contrato. Era lapidario en cuanto al manejo discrecional de los fondos que solventan ese programa.

El sincericidio brutal de Brusca provocó un cimbronazo interno, que se materializó con una supuesta carta de renuncia de Lamberto al bloque, en la que lamentó la forma en que el oficialismo defendió la gestión estatal en el Fútbol Para Todos. "Es una carta privada. Sería una deslealtad al amigo y compañero peronista, con el que disiento", explicó Brusca a Infobae en aquel momento. Es que Lamberto es un añejo dirigente peronista que no comulga demasiado con el kirchnerismo. Al revés de Castillo, que participó en la génesis de la gestión estatal en Aerolíneas Argentinas, y cuya lealtad al Gobierno es su carta de presentación.

Lo de Fernández, el restante auditor del bloque mayoritario, es un tanto más complejo. Lobbista judicial por excelencia, simpatizante del echado Horacio Antonio Stiuso, las versiones en torno al futuro de Fernández en la AGN, tras el desplazamiento del espía, arreciaron hace un mes y medio atrás. En el entorno del auditor ventilaron, por las dudas, que el radicalismo no acompañaría con los votos en el Senado, donde se define la suerte de los auditores. Ahora, la permanencia de Fernández parece más que garantizada.

Lo que nadie garantiza por estos días es cómo continúa el funcionamiento del organismo, atravesado como nunca por la política. Es que en época de campaña, para colmo, el trabajo suele mermar. Como para no confundir los tiempos electorales.InfoBae.com

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