2 de noviembre de 2011

URUGUAY: LOS TRENES ESTÁN MÁS CERCA


La reciente remoción de la piedra sindical facilita que, en alguna fecha futura, vuelva a pasar el tren.

La reciente remoción de la piedra sindical facilita que, en alguna fecha futura, vuelva a pasar el tren. La virtual desaparición de nuestro sistema ferroviario fue inicialmente obra de gobiernos anteriores, desde la imprevisión de la dictadura militar. Después la reemplazó la empecinada oposición de la Unión Ferroviaria al resurgimiento de un servicio del que ningún país moderno puede prescindir para el transporte de cargas y pasajeros. A comienzos de la administración Vázquez estuvo a punto de concretarse un acuerdo con operadores privados. Pero el gobierno anterior cedió a las presiones del gremio ferroviario y dio inexplicablemente marcha atrás. El resultado fue que algunos viejos convoyes circularan a cinco kilómetros por hora debido al deterioro de las vías, convirtiéndose en una triste caricatura de un servicio ferroviario.

El presidente José Mujica retomó la recuperación ferroviaria, aunque con el modesto objetivo declarado de que los trenes se desplacen a 60 kilómetros, cinco veces menos que los trenes bala de los países desarrollados. Su proyecto relega a AFE a la tarea menor de ocuparse de la infraestructura, crea una Dirección Nacional del Transporte Ferroviario como órgano regulador y -lo más importante- pone la operación del sistema en manos de una sociedad anónima estatal pero que funcionará bajo el derecho privado. Este estatus legal es vital para buscar eficiencia porque facilita la concreción de negocios con privados y flexibiliza la rigidez de la plantilla de funcionarios que existe bajo el derecho público.


El sindicato puso el grito en el cielo desde el primer momento. Exigió que la misma AFE fantasmal de ahora manejara todo o que, al menos, la nueva empresa estatal se rigiera por el derecho público. El gobierno se mantuvo firme y logró finalmente que la realidad fuera aceptada, aunque a regañadientes, por la Unión Ferroviaria. Su presidente, Carlos Aramendi, reconoció que ya no pueden seguir frenando el interés nacional para defender privilegios de sus afiliados que, por otra parte, siguen protegidos porque el gobierno adelantó que no habrá despidos bajo el nuevo esquema. Los que no permanezcan en AFE podrán optar por trabajar en la nueva empresa estatal, conformada por AFE y la Corporación Nacional para el Desarrollo. Aramendi admitió, en declaraciones a Búsqueda, que "ya los compañeros están un poco cansados de mantener esta lucha y, bueno, si se mejoran las condiciones de los trabajadores, bastaría por ahí".

Además del cansancio esgrimido por el dirigente, pesó mucho en el cambio de la postura sindical la actitud asumida por el PIT-CNT, que sensatamente optó por no seguir apoyando reclamos de la Unión Ferroviaria que suponían un perjuicio para el desarrollo económico del país. El propio Aramendi se quejó de que su sindicato no recibió de la central obrera "todo el apoyo que era necesario". Es secundario hasta dónde incidieron el cansancio sindical, el oportuno lavado de manos del PIT-CNT o la firmeza del gobierno. Lo primordial es que luego de tantos años de obstruccionismo sindical e inoperancia gubernamental para enfrentarlo, se ha allanado el camino para que vuelvan a circular los trenes que los viejos añoran y los jóvenes necesitan para el futuro.(Fuente: El Observador)

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