5 de mayo de 2011

MULTIPLICADOR DE TRANSPORTES


Nota de Opinión

Por: Javier Funes (Para Crónica Ferroviaria)


El tren es un medio sin manubrio, que no tiene contramano, ahorra personal y combustible, circula igual los días de lluvia, frío, calor y en todo terreno donde esté la vía. Puede explotar su longitud y brindar servicios extra en coches adicionales (bar, comedor, camarote, etc.) sin ningún compromiso del tráfico pues cada vehículo pasa cruces en segundos. Además, puede explotar su altura, añadiendo un segundo piso a los coches sin comprometer el equilibrio de manera evidente.

Es suave, silencioso, y hasta se da el lujo de ser, o muy barato o muy lujoso, todo a la misma velocidad. El poder de propulsión que le asiste le permite recorrer distancias muy superiores a las aconsejables para ómnibus o automóvil, y todo en término de horas (8; 16; 24, nunca más de 48). Argentina tuvo una red ferroviaria en forma de abanico y derivada en el Río de la Plata, que le permitía "tirar" vías alternativas en zonas de poco movimiento para que los servicios de pasajeros no colisionaran con los de carga, derivados a líneas secundarias.

El uso de transporte ferroviario en la Argentina de los años '2000, tras los "ferrocidios" de 1961 y 1993; (y el descuido total entre 1976 y 1993. ¡Sí!, 93, no 83); llevaría a una triste resurrección de pequeños servicios de pasajeros de clase económica dentro de la ecuación "menos gasto para más transporte" que en realidad es apta para las cargas.

El servicio de pasajeros, así mal entendido, fue mal gerenciado con unidades viejas restauradas y locomotoras desastrosas que perdieron con el uso la poca salud que quedaba al motor, así los trenes "resucitados" de 2005 se hicieron famosos por "dejar a pata" a centenares de pasajeros y brindar en 12 horas servicios que los colectivos realizaban en 6 ó 7; y parte de estos simplemente desapareció con los meses.

Por otra parte, las líneas de ómnibus amparadas por el "desbande" ferroviario, no sólo no prosperaron sino desaparecieron (véanse casos como TATA, La Internacional, ABLO, Cañadense, por decir las conocidas, hay muchas más), de modo que acá se demostraría que el transporte se multiplica cuando su multiplicador crece, EL FERROCARRIL ES MULTIPLICADOR DE TRANSPORTES.

En realidad, históricamente los trenes fueron una suerte de "clase media-alta" de los transportes, "igual a más que el ómnibus y menos que el avión" con hasta cinco clases a opción del bolsillo del viajero (Tercera, Segunda, Primera, Pullman y Camarote), y un promedio de velocidad no distinto del colectivo interurbano. Sería de esperar que las futuras (y actuales) autoridades reparen desde 2012 en este importante detalle histórico, y que el ferrocarril de pasajeros vuelva a ser un servicio competitivo de varias opciones socioeconómicas, muy representativo de la sociedad argentina, es una linda ilusión que vuelvan alguna vez los importantes servicios entre Capital y todas las provincias del país.

3 comentarios:

  1. Me gustó. Es simple y en pocas palabras expresa lo bueno que es el ferrocarril. Lástima que nuestros gobernantes no lo tengan entre sus planes. Ellos se rigen por el código camionero.
    José Luis

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  2. Me gustó mucho el razonamiento de la nota realizada por el señor Javier Funes. Creo que se olvidó de hablar de las externalidades que el ferrocarril multiplica en cada uno de los pueblos que toca. Igualmente, muy bueno.
    Rogelio Rodríguez

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  3. En la Argentina de los contrastes, es tan grave la Destrucción del Transporte, que el Viejo Ferrocarril de la Bella Época argentina citada por el Señor Javier Funes, parecen hoy tan modernos, en comparación con el mediocre e insuficiente servicio que prestan los operadores del Siglo XXI en nuestro suelo argentino.
    Felicito al Señor Funes por su aporte.

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