16 de marzo de 2011

LOS TARCOS MUEREN DE PIÉ

Cartas de Lectores

Señor Director:

Mi afición a los trenes y la historia ferroviaria, me llevan casi a diario a recorrer la estación de Tafí Viejo y sus inmediaciones. Desde muy niño mi abuelo solía llevarme a caminar por la playa de maniobras y los andenes, bajo la generosa sombra de los tarcos, los frondosos "Jacarandaes" paralelos a las vías, que tapizan una vez al año con sus "pedacitos de cielo", como escribiría nuestro bate màximo, Osvaldo "Chichi " Costello, en su libro "Para el Cielo de los Tarcos".



No sé qué fue lo primero que se instaló en lugar, si la estación, las vìas, el taller, las canchas de tenis o el tarco. De lo que sí estoy seguro, es de la nobleza de ese ser vivo centenario que deleita mis caminatas y sombrea al peatón apurado o al ciclista desprevenido, a pesar de estar muriendo como muchos de sus hermanos, merced a que alguien decidió que molesta, que sus hojas ensucian y sus ramas estorban.

Lo despojan de su piel, se muere lentamente con el tronco desnudo, frió sin lágrimas. Tal vez quien lo hizo no tenga el sentido común de plantar ahí mismo, aunque más no sea, otros ejemplares para procurarnos su simple belleza por muchos años. Saludos
Ariel Romano Espinoza
arielspinoza@yahoo.com

2 comentarios:

  1. el que hizo esa barbaridad es un ecocida, o0 sea un asesino de la naturaleza, además un tremendo ignorante.

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  2. Sigue el apropiamiento indebido del espacio público y la consiguiente destrucción de todo lo que se oponga a los okupas biocidas. Esto sucede en la Capital y en todo el país, con o sin trenes...

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