8 de noviembre de 2010

HAY QUE TOMARLO COMO DE QUIEN VIENE

NOTA DE OPINIÓN


Por: Norberto Rosendo

Leíamos el viernes último un artículo de la pluma de Robert SAMUELSON [1] sobre los trenes de alta velocidad. La nota estaba encabezada por una foto de Samuelson y un moderno tren de cercanías (local en nuestro idioma) que no tiene nada que ver con los trenes de alta velocidad, pero eso fue sólo para empezar a leer un artículo realmente que no tiene desperdicio a la hora de decir necedades.

Samuelson afirma, sin más, que los trenes de alta velocidad no sirven y que sólo son impulsados por una elit intelectual y que solamente le sirven, según él, a pocas personas.



Hablando de EEUU, dice que más valdría usar los dineros públicos en la “defensa”, escuela o investigaciones.

Podríamos discutir los ítems de escuela o investigaciones, pero cuando hablamos de defensa queda claramente evidenciado a qué intereses responde el Sr. Samuelson.

La estreches de mira de este señor, se hace evidente cuando dice que los únicos corredores ferroviarios de alta velocidad del mundo son Tokio - Osaka y Paris - Lyon, dos de los corredores de alta velocidad más viejos del mundo que tienen bastante más de 20 años de operación, y omite decir que la mayor parte de los pasajeros que hoy utilizan esos corredores simplemente no existían antes de los mismos, y que si desapareciesen probablemente, tanto Tokio como Paris, deberían agregar un nuevo suburbio porque la gente que hoy viaja en esos trenes debería mudarse a esos lugares (si ello fuera posible).

Agrega además en su artículo, que si desapareciese Amtrak sólo lo notarían sus 25.000 pasajeros diarios, lo cual probablemente sea cierto, y para sustentar su razonamiento dice que la actual distribución de población, dada su dispersión, hace imprácticos los trenes de alta velocidad.

Lo que omite decir, y que también lo hacen intencionalmente los interesados estudios que presenta, es que los servicios de trenes, y en especial los servicios de alta velocidad, son un formidable modelador del espacio físico y económico y que modelarán los asentamientos poblacionales en el futuro, como ha ocurrido en el pasado.

Por más que le pese al Sr Samuelson, y a los intereses que el representa, el futuro del automóvil como eje del transporte de pasajeros es inviable, y el futuro del transporte son los trenes, y en especial los de alta velocidad.

[1] Robert SAMUELSON: editorialista del Washington Post graduado en Harbart y furioso enemigo del estado de Bienestar, sostiene en uno de sus libros que el único futuro posible de Europa (El fin de Europa) es poner freno a los beneficios sociales, para no decir eliminarlos entre otros alargar la edad de Jubilación y terminar así con el Estado de bienestar.
 
Furioso enemigo de las políticas del Presidente OBAMA en relación a la reforma del sistema de salud.
 
Defensor a ultranza de las economías con inflación cero.

1 comentario:

  1. El pensamiento de Samuelson fue aplicado por Ménem, De La Rúa y Duhalde.
    Cuando se acabe el petróleo o siga subiendo la temperatura global vamos a recordar la importancia del tren.

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